Amor sin edad

PRÓLOGO

—¡Te mataré!, haré pedazos todo tu cuerpo y se lo daré a los perros. —amenazó Ethan. 

—¡Ethan por favor!, détente —supliqué. 

—¡Tú no te metas! —mi hermano me hizo a un lado y se dirigió a Deivyd para seguir golpeándolo. 

Me encontraba con Deivyd en su apartamento cuando Ethan llegó como todo un oso salvaje y empezó a golpearlo. Esto significaba una sola cosa, mi hermano se había enterado de la verdad. 

Tantas veces jugamos con fuego, tantas ocasiones en las que tomamos precauciones para no ser atrapados y cuando al final habíamos decidido terminar con esto, que ya no más provocaciones, que cada quien tomaría su camino, cuando al final me había resignado a perderlo definitivamente, esto era una despedida, mi hermano había descubierto todo. . 

—Te confié a mi familia, a mi hermana y ¿Tú qué hacías? ¡tirartela! ¡Es una niña! ¡Es como tu hermana! ¡Te aprovechaste de ella! —gritó mi hermano. 

—Ethan, las cosas no son así, tú mejor que nadie sabe que cuando uno se enamora, aunque vayas en contra corriente nunca puedes alejarte de la persona que amas. —se defendió Deivyd desde el suelo. 

—¡Cállate, imbécil! Tú eres un pervertido, ¡Te aprovechaste de mi hermana! 

—¡Ethan déjalo ya! Aquí nadie se aprovechó de mí —vociferé —. Todo lo que hice fue con mis cinco sentidos, Deivyd no tiene la culpa de todo esto, lo que pasó, pasó porque yo quise. 

—¡Tú te callas! — me gritó —. Ni siquiera sabes lo que es el amor, eres una chiquilla que anda probando la vida, piensas que cualquier idiota que te dices palabras bonitas es el amor de tu vida. 

—¡No soy una niña Ethan! —grité. 

—¡Claro que lo eres!, para sigues siendo una niña, la misma caprichosa, malcriada, que piensa en sí misma, siempre ha sido lo mismo contigo, haces lo que quieres y no te importa el daño colateral que causas a los que te rodean. 

Sentí mis ojos picar, no quería llorar delante de mi hermano, pero sus palabras en serio me lastimaban, ya no era esa chica que describía, solo lo decía porque estaba herido, porque había traicionado su confianza y Deivyd era su mejor amigo.  

—¿Qué pasa aquí? —Marlene la prometida de Deibyd llegó al apartamento. Nos miró a todos y por último corrió hacia Deibyd —¿qué le han hecho a mi novio? 

¡Su novio! esas palabras aún dolían, ni siquiera podía creer que iban a casarse en poco tiempo. 

—Solo es un malentendido Marlene. —Deivyd se limpió la nariz y se puso de pie. 

—¡Ningún malentendido! —espetó Marlene —Sabía que esta niña estaba loca, deberían meterla en un manicomio, de seguro te metió en problemas con sus amigos drogadictos.

—¡Cállate Marlene! tú no sabes nada. —exclamé. Esa mujer me tenía harta, no se merecía a un hombre como Deivyd. Durante semanas me había chantajeado con el problema de mi amiga, me hizo quedar como una cualquiera delante de Deivyd y no la contradije por su amenaza. 

En algún momento hasta sentí lástima por ella, pero para estos momentos, solo sentía odio y repugnancia.

—Solo digo la verdad. Me muero por casarme con Deivyd e irnos de aquí, estoy cansada de todos ustedes. 

Sonreí de manera hipócrita. Ya no importaba mantener nuestro secreto oculto, lo hice porque Deivyd me lo pidió para proteger a su novia y mi hermano, pero ahora ya no tenía sentido seguir ocultando esto.  

—Tengo una sorpresa para ti. —mencioné

—Ash, no lo hagas. —advirtió Deivyd. 

—¿Que no diga qué? —intervino Ethan. 

—De esto… —Saqué mi móvil y mostré una fotografía —Este es un documento legal. 

—¡Ash! 

—Esto es un acta de matrimonio, así es, Deivyd y yo nos casamos, así que tendrás que esperar a que firme el divorcio para que puedas tener tu fiesta de ensueño. 

—¿Cómo, que se casaron? —espetó mi hermano. 

—Así es Ethan, ninguno de los dos estaba consciente pero ¡qué importa!, lo único cierto es que: Soy la señora de Moore. 

 




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