Amor sin fronteras 2: Mi único camino sólo tú

¡Al fin a mi lado estás!

Desde un lejano lugar, después de haber tenido que cabalgar por bastante tiempo en busca de lograr conseguir llegar a tiempo, en un pasar del destino o de la casualidad, fue que vio adelante lo que era el enemigo que se había dirigido a la aldea aquella que se prometió llegar para proteger a la única persona que tenía en mente.

Dejando el caballo amarrado a unos árboles cercanos, se adentró con total sigilo, todo esto era con la intensión de ver lo que estaban tramando al estar en este lugar, pero como cualquier tipo de oportunidad que puede darse en el momento en que menos se lo esperan, sólo la elección de que camino tomar es lo que podría ser capaz de ser la decisión correcta o no, puesto que a veces estas pueden venir disfrazadas como algo bueno o malo, y sólo aquel que se arriesgue en conseguir aquello oculto que puede hacer que todo valga la pena, puede ser una virtud como el inicio de la estupidez aquella, que siendo ajena a la virtud, puede confundirse con tanta facilidad.

Él, sin dejar un rastro de su presencia, se escondió y escucho con suma atención y cuidado lo que hablaban entre ellos, por supuesto que esto no era una habilidad que pudiera atribuirse a un genio, genio aquel que se dice que no necesita de nada para poder llegar a crear maravillas, sino que esto se atribuía a la rigurosa vida que tuvo en el pueblo en su tiempo aquel antes de ser rescatado por esa persona, persona aquella que el devolvió el brillo a su mundo a pesar de todo lo que le estaba pasando.

Estas habilidades nunca las descuido, sino que las mejoró en el momento en que fue llevado lejos de ella, al tener que aprender mucho más allá de lo que conocía en aquel entonces, pero que agradeció a Dios por haberla conocido, ya que ella con su paciencia infinita y su bondad que la rodeaban haciendo alarde de estar frente a una persona completamente “superior” a él y darle la oportunidad de abrirle caminos que no tenía ni idea que pudieran existir en un principio.

Ante aquellas habilidades, que son frutos de un esfuerzo constante que ha conllevado años de experiencia, pudo lograr averiguar que estas personas habían ocultado en varios puntos lo que serían unas trampas que terminarían con cualquiera que intentara salir del pueblo, esto por supuesto con la intención de lograr eliminar a todo lo que sería su fuerza de pelea que tuvieran guardadas y que ellos desconocieran, puesto que, con su basto conocimiento en este campo de tener que hacer preparaciones, sabían que subestimar al enemigo es lo más bajo que pueden hacer, ya que en sí puede que las averiguaciones de los infiltrados pueden llegar a tener un fallo fatal para ellos.

Mientras se mantenía en guardia, prefirió no actuar y esperar, por supuesto que esto era frustrante, pero tenía ya en mente que, si lo hacía, podría llegar a levantar sospechas sobre lo que había ocurrido y dejarles sin tiempo para poder contraatacar o por lo menos darles tiempo a los refuerzos.

Alejándose sigilosamente del lugar, se preparó con unas cuerdas que llevaba en una de las mochilas que colgaban de la silla del caballo, con sumo cuidado y, como cazador aquel que está en espera de su presa, arreglo varias trampas y memorizó donde las había colocado. Tomando un poco de agua de su cántaro, le brindo al caballo un poco en un cuenco que había preparado. Las personas con las que se había encontrado al principio, viendo que no había ruido alguno y que la aldea parecía encontrarse tranquilo, sólo podía significar dos cosas, ya sea que habían regresado o simplemente no habían llegado todavía a atacarla. Sin dejar que su mente se nublara, se dirigió en búsqueda de aquellas trampas que se deberían de encontrar ahí ocultas. Este trabajo no era para nada fácil y mucho menos para alguien sin experiencia en ello, por su parte, él era consciente que podría perder su vida mientras hacía esta labor, pero nada sería más aterrador que perder a su único amor.

Tras haber logrado encontrado varias de las trampas sin activarlas, se quedó con una amargura de no poder estar seguro de que el camino estaba completamente libre, pero ya esto rebasaba sus propias habilidades. Así que, sin siquiera considerar de que era un completo “inútil” ante esta falta de habilidad, más bien, se dio cuenta que el exigirse más allá era una completa tontería y que lo primero que tendría que hacer era alertar sobre lo que consiguió y con ello conseguir a alguien más capacitado para estas cosas que hacer algo que, como aficionado, podría terminar arruinando todo lo que había logrado hacer y volverlo en “nada”.

Tomando su caballo, cabalgo hasta llegar a la aldea, esa aldea que lo había sacado ya hace tiempo, pero con el pasar del tiempo no podría seguir culpándolos más, por supuesto que el no culparlos no significa que el toleraría un trato de esta manera. Es por ello que pensó:

Él – Si tan sólo fuera un héroe como las historias aquellas que me habías contado… si tan sólo pudiera contar con todo eso a mi favor para poder hacer que pudieras estar a salvo con un chasquido o pudiera unir a todas las personas para que nos aprobaran y permitieran vivir juntos sin ninguna clase de queja ni siniestro, lo habría hecho, pero, al ser que no puedo ser mejor que esos héroes, sólo seré como aquel perro fiel, ese que hizo todo lo que estuvo en sus manos por poder cuidar a su amo, sólo puedo dar lo que tengo, no puedo prometerte lo que no tengo, lo que se escapa de mis manos, es cierto que una vez me dijiste “No temas pues yo estaré a tú lado y te protegeré”, pero también quiero hacer lo mismo por ti. Sólo una burla soy, como un bufón que fundó una empresa, que presa del pánico ante lo desconocido, no hizo más que volverse una burla para los demás y dejarlo sin nada más que la posición de ser nada más que una burla para los demás a costa de su propia vida –




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