Amor sin fronteras

Traspasando el tiempo de dos almas solitarias

Como un mal final de un cuento que fue aquella declaración, en el pueblo ya no se volvería a escuchar sobre aquel muchacho. El día de la celebración, que debía ser únicamente llena de alegría, se había vuelto en un sombrío día para ella. Sus alas, que habían sido cortadas de la nada, y, aquel beso que se quedó únicamente en sus sueños, fue todo lo que le quedaría de ahora en adelante.

El viento, con su frío susurro y solitario soplar, era ahora la compañía más querida de una señorita sin sueños. Pero, ¿de verdad la realidad fue tan dura como para forzar a estas dos almas a separarse al tan sólo encontrase?, al convertir la imagen de que la mitad de la luna se volvería eterna. Las lágrimas derramadas aquel día aún la seguían, pero, el remordimiento del ¿qué hubiera pasado si no nos hubiéramos encontrado o no me hubiera encontrado en su camino?, podrían ser la respuesta más obvia para quien no conociera una situación como esta.

El más vil espectador, que sin conocimiento de lo que ocurre en realidad, dirá o dará las mejores soluciones que no le costará la duda en llegar a posar sobre ello. Pero, si tan sólo llegasen a sentir lo que esta podre alma, que ahora se pinta de gris, ha experimentado en tan corto tiempo, notaría que las respuestas no son tan fáciles de encontrar y que, aunque lo hiciera, la razón es algo que muchas veces se pierden y regresan únicamente cuando el sentimiento de remordimiento o culpa la trae de vuelta para tratar de explicar lo inexplicable.

Ella, que seguía su día a día tratando de ayudar a su pueblo en crecer, se juró que esperaría a que su amor volviese a despertar de este sueño en que había caído y volviese por ello. Cualquiera diría que es una locura tratar de soñar con el reencuentro nuevamente de esta alma. Pero, como la pequeña esperanza que aparece en lo más profundo de la más desgarradora desesperación, ella sabía que estas personas podrían hacer realidad su sueño. Por lo que, conformándose con únicamente volver a ver desde lejos aquel paisaje que le daba las fuerzas de seguir viviendo, saldría del pueblo algún día para poder asomar su mirada en aquel territorio prohibido sin preocuparse por la más grande frontera que le impidiese tal acción.

Pero, el reloj que podría en algún momento retroceder sus agujas hasta que el reencuentro sea el mejor de todos y no volviese a dejar que tal desgracia regresase a tocar sin ni un cuidado los hilos del destino que los separara. Sin siquiera poder llegar a volar la imaginación como una libre paloma que extiende sus alas en el vasto cielo azul, este no les permitiría hacer tal acción anhelada por las dos mitades de un ser que ahora se encuentra totalmente separadas y que ni siquiera sus caminos deberían de haberse cruzado.

En un mar de personas, que con gran malicia mantenían el estatus sobre cualquier otra cosa, la señorita bailaba aquel vals que una vez la llevo hasta donde su amado se encontraba. A pesar de ser un baile en solitario, donde cada paso era el llamado para encontrar aquella pareja que le vuelva acompañar y hacer que este, con el tiempo, llegue a volver a ser que estos se vuelvan los más bellos y alegres que una vez habían iniciado a ser.

Mientras los días pasaban sin dejar huella de lo ocurrido, en una aldea lejana cantaba al compás del sol las bellas melodías de pajarillos que revoloteaban alrededor. En ese lugar, aparentemente siendo el lugar soñado de cualquier persona por la paz que se llegaba a sentir hasta en el aire, en un cuarto arreglado para la recepción de una persona importante.

En aquel lugar, donde los aromas florales y los muy cuidadosos detalles fueron plasmados, se encontraba un muchacho recostado en aquella cama dormido. El estado en que se encontraba este era muy lamentable, puesto que había sido apuñalado con la vara de la realidad por intentar cruzar algo que nunca estuvo a su alcance. Pero, con los cuidados que había tenido, el estado era cada vez más favorable con el pasar del tiempo.

Siendo que el tiempo nunca esperara a nadie, las semanas que transcurrieron habían logrado abrir una brecha en su deseo de lograr conseguir su objetivo lo más antes posible. Siendo su estado muy mal en aquel estado, sólo su mente pudo viajar en sus memorias y recordar que su objetivo no era tan débil como una el tallo de una rosa, de tal manera que, como el fénix que renace entre las cenizas, su fuerza daba a crecer y nunca ser esparcido por el viento y, que siendo únicamente Dios quien podría hacer que nunca llegase a cumplir tal meta, daría todo por poder volver a bailar en aquel escenario hasta llevarse la gloria de ser la pareja elegida por la única persona fichada por él y que, ni siquiera el tiempo, podría hacerle frente de volver realidad una vez más aquel sueño que tuvo hace un tiempo.

Al abrir los ojos, aquellos que desprendían confusión, pero también reconocía que manteniendo la vida podría volver a levantarse las veces que fuesen necesario por lo que deseaba, noto que algo era diferente a lo que paso en una ocasión similar hacia su vida. Dio un vistazo por ambos lados y, en confirmación de que no fuese un sueño fantasioso en el que estaba viviendo en ese momento, trato de tocar las cosas a su alrededor y, como si el sentir un poco de dolor fuese el único que le desmintiera a un pobre ciego que estaba malherido aún, tuvo que sentarse al sentir como los golpes y moretones que se encontraban en su cuerpo le hicieran apretar los dientes con fuerza y llevar su brazo derecho junto a un costado de su costilla del lado izquierdo, mientras que se apoyaba con la izquierda para poder sentarse. Aunque, entre sus recuerdos de aquel momento en que pudo ver a su amada y tener de ella aceptación tan esperada por ello es que no podría dejar de pensar, aquel pensamiento que dejaría que la locura aquella volviese apoderarse de su ser. A pesar de estar en un mal puesto y tener su cuerpo tan frágil como un cristal, pensó – si fuese por un momento, quiero ver con mis propios ojos si es feliz – luego, con una melancólica voz, dijo – quisiera disculparme por haberla hecho pasar por tal sufrimiento. Pero, si cuando ese momento llegue, ella se ha olvidado de mí. Puedo decir que será mejor quedar en el olvidado y no que llegar a ser nuevamente su dolor como lo es ahora. Sí tan sólo mi egoísmo, que ahora se manifiesta en un mal momento, me dejara olvidarla o no me obligase a tener que verla por una última vez para confirmar su felicidad – las lágrimas que, siendo la ventana del alma, mostraban la gran tristeza de su pesar.



#24473 en Novela romántica

En el texto hay: drama

Editado: 14.03.2021

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