Amor sin fronteras

¿De dónde proviene la fuerza para seguir?

Al terminar la recuperación y volver a poder levantarse con las fuerzas renovadas. El muchacho, sin dejar que la hospitalidad y el tener en aquel lugar todo lo que soñó una vez le impidiese ponerse en marcha por volver en busca de lo que dejo en aquel mal día, dio inicio la preparación para poder tomar marcha en su camino.

Mientras los preparativos estaban por finalizar, unos de sus cuidadores entraron silenciosamente a su cuarto y, tomando su maleta, tiraron con gran fuerza de ella con la intención de no permitirle hacer tal cosa que era completamente absurdo. Pero, la ceguedad que tenía hacia la razón, era suficiente como para que no sus oídos fuesen sordos ante advertencias del peligro inminente al que se enfrentaría.

Al rendirse en salir con la maleta, los miro por un momento fijamente y dijo – les agradezco por todo lo que han hecho por mí, pero... Pero este no es el lugar donde pertenezco, debo de regresar donde me esperan. Así que, por favor, no me detengan – entrando una señorita, que escucho audazmente tales palabras, respondió a la petición que él hacía – No creo que puedas hacer eso. No sabes que nada de lo que está pasando aquí. O es que acaso no lo has entendido por nada de lo que hemos hecho – El muchacho – ¿Ah? – la señorita – tu eres de aquí. Pero, durante una emboscada de hace tiempo, fue que te perdimos. No sabes lo mucho que hemos estado buscándote. Incluso tus padres, que no se detuvieron hasta su fatal muerte, nunca perdieron la esperanza de que volvieras aquí – el muchacho – si lo que dicen es verdad, díganme ¿cómo es posible que puedan asegura que esa persona soy yo y no otra persona? – la señorita – está bien, te hemos de demostrar que eres tú. Pero, tendrás que esperar hasta mañana si desea conocer el motivo – el muchacho, a pesar de la impaciencia, termino decidiendo esperar hasta el siguiente día para partir como agradecimiento por todo lo que han hecho por él.

Sin la presencia de alguna forma de hacer que el razonamiento regresara, el día se iba como si no fuera nada mientras recorría por el pueblo aquel y veía muchos rostros felices. En este lugar donde las sonrisas eran muy diferentes a las que él conoció en otro momento, podía ver que había algo más allá antes de poder irse. Era como si desde ya el viento le susurrase que su estadía sería por un tiempo más largo del que ya había planeado con antemano.

Al día siguiente, en el momento en que el sol salió a relucir en una fresca mañana, el muchacho se vio envuelto en un sinfín de preguntas mientras recorría el camino con la señorita en dirección de su destino final. El panorama, nostálgico hasta cierto punto, iba dibujando y removiendo aquellas memorias que se habían perdido desde hace ya un largo tiempo en el que los años fueron los únicos que no dejaron o deseaban dejar huella de lo que fue una vez.

Al llegar a la punta de una colina, la señorita le mostro al muchacho con gran atención y firmeza ante lo que dejaba notar aquella vista. Lo que se podía notar era, más allá de aquella colina, varias casas con las personas que trabajaban por poder vivir y ser felices. Como si todas las personas estuviesen asegurando sus vidas en que nunca podrían sentir el terror y que la felicidad vendrá a su momento a sus corazones. Así como si el fuego de la esperanza brotaba y también alzaba sus alas los sueños de todos los que estaban en aquel lugar.

Los verdes campos, como la gran vegetación y los animales, demostraban que la prosperidad era algo cierto y no una simple historia. Sin embargo, si ella le habíase mostrado algo como eso, no se puede mantener la guardia baja. Esto es como el cruce de un camino en el que la neblina te hace creer que estas en lo correcto, pero más allá o a tan pocos centímetros podrías tropezar y caer haciéndote daño al final si no guardas el cuidado y el descuido te sorprende desde frente.

La señorita, señalando determinadamente hacia el pueblo, dijo – si logras notar esto, no puedes ignorar a ni una de las personas que viven aquí. Pero, tú que no sientes nada en este momento, no logras comprender que la ceguedad en la que te refugias no es más que una simple forma de poder escapar de lo que es tu responsabilidad – el muchacho – mi responsabilidad – la señorita – así es, ¡tú, no eres una persona ordinaria como loa has creído por mucho tiempo!, ¡¡ERES EL SUCESOR DE NUESTRO LÍDER!! – El muchacho, retrocediendo un poco, respondió con una risa irónica – esto no es más que una burla. No, no, no... no puedo creer que sea verdad lo que me dices. Además, ¿cómo demuestras que yo sea a quien buscas? – La señorita – sólo hay una forma de saber quién es el heredero y sucesor de nuestros líderes y es que todos portan en la espalda una mancha de nacimiento que es característico del perdido sucesor – el muchacho – haré algo para que no piensen que soy alguien mal agradecido. Si yo me hago cargo por un tiempo de este lugar mientras vamos en busca de esa persona que la verdadera heredera de tal puesto. Una vez que la encuentren yo seré libre y no me detendrán de mi objetivo – La señorita – de acuerdo, no me opondré a tal propuesta. Pero, déjame decirte algo, No te dejaré ir hacia el lugar donde estabas antes hasta el día en que eso pase, si es que logras demostrar que esto no es más que un error por nuestra parte – El muchacho, afirmando en su corazón lo que nunca dirá hasta que sea el momento correcto, continuó diciendo – de acuerdo, no es necesario que temas que deje a medias lo que he prometido. Además, no creo que sea capaz de cumplir con las expectativas que tienes sobre mí, ya que no soy más que un pobre mendigo desde donde vengo. Nunca he hecho nada más que recibir órdenes de muchas personas, pero nunca dije nada y ni siquiera sé cómo poder guiarme a mí mismo como para tomar esta responsabilidad solo – la señorita – por eso no tengas pena, yo sé muy bien que lo harás correctamente y, cuando tengas alguna pregunta, yo te he de aconsejar hasta que sientas y comprendas que tú perteneces aquí –.



#24482 en Novela romántica

En el texto hay: drama

Editado: 14.03.2021

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