La señorita, que andaba siempre ocupada entre varios deberes y en busca de respuestas calladas anteriormente, no pretendía ser la única que no lograría su objetivo de poder volver a ver en el vasto cielo azul su sueño realidad.
En el camino de siempre, con varias personas que pasaban sin siquiera poder notar sus más sinceros deseos, ella seguía recorriendo y fortaleciéndose con la esperanza de que su amado no la olvidaría o volver a verlo caminando. El tener la certeza de que su vida aún seguiría aquí y que está todavía no ha tomado su propio vuelo hasta donde ella no podría llegar a tocarlo, la hizo ver que el primer paso para conseguir y capturar estos sueños era cambiando ella y luego al pueblo que lo rechazo.
La señorita, aprendiendo cada vez más cosas y viendo como el mundo ocultaba muchos más misterios de lo que se había podido imaginar. Así como la separación de dos corazones y el estar en contra de que dos mitades se unieran para completar el alma dividas, eran cosas que desde tiempos antiguos ha sido lo que prevaleció sin dejar rastro de que sus uniones llegasen a ser realidad.
Los pasos de aquella señorita, en la flor de la juventud, tomo cada libro y cada oportunidad por demostrar que al pueblo que todo lo que conocían hasta ahora no era cierto, pero puede ser mejor. Ella, sin dejarse llevar por las corrientes que han existido sin fin alguno, dio inicio al nado con todas sus fuerzas y energía para demostrar la realidad a todos.
Ella, pensando – si no logro ir con todo desde un principio, nunc a lo haré al final – iba cada vez más dando a la ciudad el progreso de lo que ahora eran. El estudio por igual, del que se dedicó con gran esmero sabiendo que este era el futuro si se hacía con una fina delicadeza y se guiaba por el camino correcto, serán los que harán que estas cadenas lleguen a ser rotas.
El comercio, que se basaba mucho en el campo más que en la forma de intentar ir un paso más adelante, tuvo que estudiar para avanzar y alcanzar así a los pueblos vecinos más prósperos. Sin embargo, las flaquezas y el bajo control por parte de quienes deberían de dirigir con firmeza al igual que un pueblo que sólo desea criticar sin dar un paso por cambiar lo que se ve, era algo difícil de manejar con gran eficacia. Sin dejar salir el más pesado suspiro, ella miraba con los ojos bien abiertos que su objetivo era posible si no volvía a darse para atrás. El voltear hacia lo que fue una vez con lo que ahora era, sería la clave para salvar a un pueblo que se dejó segar por pensar que todo estaba bien con lo que se conoce y no querer ir en busca de lo que esta fuera de su alcance y volverlo alcanzable.
La señorita, joya del pueblo, y que, como princesa, era cuidada y mantenían la vista en que nunca le faltase nada. Siempre soñó con ver que las almas que bailan un son que les permita mantenerse juntos. Ella, que sin dejar que el sueño fuese la excusa de que no lograra ir más allá de sus capacidades. Por ello, los días que se habían vuelto como un simple paso y no dejaban que ella se diese cuenta de lo que sucedía a su alrededor y los cambios que había en ellos, pudo haberse detenido en cualquier momento. Pero, el impulso que le daba desde los latidos corazón, siempre le decía "falta más, no puedo dejar esto a medias".
La señorita, dejando atrás esos días monótonos, pensaba mientras escribía en una libreta – si puedo lograr hacer que todos se junten, sé que podré hacer que regrese – y escribí cosas como "al pasar junto al puesto del panadero me di cuenta de que siempre llegaba a desperdiciar en muchas ocasiones ingredientes por no hacer un uso de medidas para ello" "volví a pasar en la panadería y, después de notar que hay ocasiones que el pan que se queda es tirado sin llegar a cumplir con su función para el que fue hecho" "En la plaza, mientras pasaba, me daba cuenta de que varias personas se aprovechan de otras al jugar con los precios de los productos" "aquellos niños estaban peleando por algo que no tenía sentido" "En ocasiones pienso que todos deberían de compartir pero tampoco aprovecharse de los demás" "El egoísmo que se mantiene con gran fervor en las personas evita que puedan interactuar con gran sinceridad" "Hay cosas que enseñan demasiado antes de lo que se debería, pero hay ocasiones en las que es al revés y llegas aprender demasiado tarde lo que te pudo haber ayudado antes" entre otras cosas.
Sin dejar que la forma de pensar de los demás le afectase, la señorita seguía mirando cada noche la luna uy las estrellas. En aquellas solitarias noches, en la que el frío que se dejaba sentir era casi nada en comparación del que era provocado por la misma soledad, ella dejaba volar sus sueños con el afán de que le llegasen los deseos y atravesaran el cosmos y los volviera realidad, aunque fuese por un instante.
Sabes, que será en esta noche o día, sin importar la diferencia entre ambas, si al final sólo se llega a pasar sin sentir que realmente existieron una vez. Incluso el fuego deja sus cenizas como seña de lo que una vez fue y ya no lo es más. El tratar de recorrer con una simple mirada el cielo tan alto y en el que no puedes surcar es querer hacer que todo funcione como lo has pensado. Nunca veras tu primer plan hecho al pie de la letra si no logras conseguir todo lo que se necesita para ello, es por ello que un segundo o más planes han de salir para reforzar un objetivo propuesto en poder encontrar.
Conforme los mese pasaban el próximo cumpleaños de la señorita se acercaría tan rápido que no podría notar que su tiempo seguía avanzando, pero ella no lo logró detener. Por ello, con una pequeño suspirar, ella deja salir desde su ventana todo aquello que la agobia y no le deja pensar con claridad. Dejando así que el tiempo ni que nadie decidiese en su lugar lo que no le corresponde. Tomando nuevamente las riendas, trata de alzar su mirar hacia aquel lugar predestinado para cada encuentro entre la oscura noche. Sabiendo que cada encuentro debía de ser de lo más cuidadoso, el peligro ya no importaba y toda preocupación se desvanecía al lograr verse nuevamente.