Estrujo mis manos al ver que ya ha pasado el alma que estaba un puesto antes, bajó la mirada hacia mis pies desnudos y no evitó delinear la raya con mis dedos donde debiamos esperar.
— No temas mi amor, si no regresas seremos felices en el paraíso — levantó la mirada hacia mamá, hasta hoy, ella no sabia nada de mano negra. No queria preocuparla por esa razón callé.
— No me iré mamá, si no puedo regresar me quedaré — mamá me mira con preocupación.
— Él se casara mi amor, sufrirás.
— Cuando eso pasé me marcharé — mamá niega y con mucho pesar me observa.
— Olivia — la gran puerta se estremece y la cerradura hace mucho ruido.
— Buena suerte — el alma rebelde se ha acercado — Si no te dejan regresar tienes opción de quedarte, no lo olvides.
— ¿Lo escuchas a él, Olivia? Un alma que vive para la venganza no es buena consejera.
Tomó la mano de mamá aunque no es lo mismo como cuando somos humanos, no hay tacto, no hay calor, no hay sensación.
— Te amo Carolina Giles, fuiste y sigues siendo la mejor madre del mundo. Te pido que te retires, déjame entrar a mí — ella niega — Mamá debo enfrentar a los guardianes yo sola.
— Olivia... — mamá baja el rostro — Si regresas deseo que seas feliz con Ibran, él es un gran hombre.
— Seria egoísta al pedirte que no te marcharás, pero no tuve la oportunidad de madurar — mamá sonríe.
—Lo hiciste Olivia, también me pasa, no quiero dejarte aún, deseo conocer a mi primer nieto — sonríe y suspira —Veremos que pasa mi amor, el amor que tú le tienes a Ibran es tan grande que estás aqui a punto de enfrentarte ante los guardianes por amor.
La gran puerta es abierta y veo aquella alma salir con los hombros caidos, sin despegar su mirada del suelo, es dirigida hacia la gran puerta donde se cruzaba al otro lado, la morada para la eternidad.
Desvió la mirada hacia el alma rebelde.
— ¿Cómo haces para escapar si te acompañan a la gran puerta?
— Te preguntan si cruzaras — asiento y miró a mamá.
— Eso hiciste mamá, tú eres como la alma rebelde, no cruzaste — mamá calla ante mi reflexión, suspiró — Perdóname, no cruzaste por mi, para no dejarme sola.
— No te preocupes Olivia.
— Olivia Giles — una gran voz retumba en todo el lugar, levanto la mirada hacia el gran personaje que está en el umbral, alguien a quién no podia versele el rostro, sus vestiduras eran largas y brillantes, su estatura inigualable.
Avanzó lentamente y miró a mamá.
— Te amo — avance hacia la puerta y al llegar al umbral de la puerta, suelto el aire retenido, yo, ya habia llegado ante los guardianes.
Doy un respingo al escuchar la puerta cerrarse, ante mi están siete seres sentados en semicirculo, avanzó hacia ellos.
— Bienvenida Olivia — uno de ellos me saluda, el resto permanece en silencio.
— Gracias —murmuro.
— ¿Por qué crees que debes volver? — preguntó otro de los seres.
— Fui asesinada, estoy segura que no era mi tiempo marcharme — los observó y desearia poder ver sus rostros, pero estos eran brillantes al igual que sus vestiduras — A pocos dias para cumplir los diez y siete años.
Los seres no responden, el que creo abrió la puerta, se movió un momento y abrió un libro.
— ¿Tu alma es pura?
Mordi mi labio y bajé el rostro.
— Lo es
— ¿Segura Olivia?
Levantó el rostro y los veo a todos.
— Segura, fui criada en un hogar donde el respeto era lo principal, jamás le falte a alguien — mi voz se alza — Nunca le hice daño a alguien y aún asi fui asesinada, mi cuerpo fue quebrantado por el dolor y lo saben, clame por la muerte cuando mi cuerpo iba siendo mutilado mas aún la muerte se negaba a llegar — las lágrimas corrian por mi rostro y me maravillaba por que desde que desperté como alma no podia hacerlo, hasta este momento — Cortó mis dedos, mis labios, mi len... — una de los guardianes se pone de pie.
— Sabemos por lo que pasaste, también sabemos que deseas regresar por amor... amor a un hombre — lo miro con aprensión... si lo sabian... la muerte de mano negra también la conocian. — Has ayudado a tu padre, su esposa — bajó el rostro — Pero... provocaste una muerte — levantó la cabeza.
— Quise detenerlo, me marché.
— Si no te hubieras presentado bañada de sangre, no hubiera muerto.
— ¿Y mi padre? ¿Era justo que muriera después de todo lo que pasó? — alse mi voz furiosa — Perdió a su esposa e hija y nadie hizo nada para evitarlo.
— Olivia — el ser que ha abierto el libro me llama — Según el libro no era tu tiempo de morir — me quedó en silencio.
— ¿Puedo regresar? — el guardian que me ha acusado se mira por un instante con el que tiene el libro.
— Puedes regresar — respondió el que me acusó — Pero no será tan fácil Olivia, dado el tiempo que pasó y la situación que viviste no hay un cuerpo, pero hay una joven de veinte y trea años, ella está a punto de morir de una enfermedad natural, podrás regresar en su cuerpo, ella no tiene a nadie.
Lo miró expectante.
— Dado tu participación indirecta en la muerte de mano negra, por un año no recordarás quién eres — niego por que todo podia pasar.
— Por favor no — me dejó caer de rodillas — Él puede casarse o irse lejor, ¡Piedad! — sentia mi alma desgarrada — Nadie hizo justicia por mi muerte, sólo mi padre ¿Qué ganancia tengo si no los recuerdo? No veo el propósito de regresar si lo puedo perder.
Un silencio nos rodea.
— Olivia Giles, puedes regresar, la joven está por morir y tú ocuparas su lugar. Regresas con tus recuerdos — declaró el guardian que tenia el libro — Tu recordarás, pero él no — abro la boca para negar — Si el amor que tiene por ti es tan grande como el tuyo, ese amor triunfará y lo hará amarte.
— Él ama a Olivia, pero no me recordará — las lágrimas corren por mis mejillas.
— Cuando él te ame nuevamente, recordará.
— ¿No existirá Olivia?
— Claro que si, sólo que él no recordará que te veia, que te amó.