Amor sin límite [saga Vrej #2]

Capítulo 5

Llevaba exactamente veinticinco dias en casa de papá, Ibran estaba últimamente actuando extraño.

Con tristeza cocia los vestidos de Irina, sentia un vacío en mi corazón. Jamás pensé que volver fuera tan duro, aún en mi segunda oportunidad mano negra, estaba arruinandola.

La señora Ivora cortaba en silencio la tela pero me daba cuenta que ella me observaba con atención asi que trataba de parecer lo más serena posible, ya que sólo una vez habia subido a la habitación que usaba Ibran cómo consultorio.

— ¿Todo bien Rowena? — force una sonrisa.

— todo bien señora Ivora.

— me alegró, esté fin de semana debo regresar a la casa, no puedo dejar solo el negocio por mucho tiempo — suspira y deja de cortar — ¿Podrás quedarte Rowena?

Miró mis manos blancas y luego a ella, sabia que el dejarme en casa de mi padre, la señora Ivora estaba depositando su confianza en mi, ya que me dejaba en casa de uno de sus mejores clientes.

— claro, no la defraudare — ella asiente pero en ella hay una inquietud.

— muchacha — ella suspira — tienes una mirada inteligente por favor se sensata y piensa con la cabeza fria.

— ¿A qué se refiere? — ella se pone de pie y camina hacia la puerta para cerrarla, pega su espalda en la madera y su mirada es indescifrable.

— no puedes poner tus ojos en el Conde — abro los ojos como plato — he notado que lo mirás con adoración, muchacha, él — suspira — ama a su esposa y no es cómo los otros nobles que te tomarian cómo su amante, no tengas esperanza en ocupar un lugar en su vida y en su cama... — las palabras han quedado atoradas en mi garganta, ¿ Cómo habia llegado a esa conclusión? Él era mi padre... aunque no lo sabia.

— no... — susurró, la señora Ivora se inclina y me observa.

— eres joven y preciosa pero somos plebeyas, nadie de la alta sociedad nos tomará en serio, sólo para el papel de la otra, una casita cómoda, sirvientes a nuestra disposición, joyas de regalo pero nunca un lugar en la vida del hombre en si... — ella achica sus ojos — pero me temo que has puesto tus ojos en el conde y nada de lo que diga lo tomaras en cuenta, imaginó conoces la historia de que la Condesa era plebeya como nosotras y eso debe alentarte pero...

Me pongo de pie y caminó hacia la ventana.

— le tengo apreció al conde pero no de la manera que insinua señora Ivora, apreció su preocupación por mi pero este tranquila por que no tengo el interés de ser la otra en la vida del conde.

El silencio ha llenado el cuarto de costura, miró sobre mi hombro a la señora Ivora.

— tus labios dicen una cosa pero tus ojos otra querida — ella avanza hacia mi — si logras cazar al conde, sólo serás feliz los primeros meses, luego la soledad te embargara, al encontrarte sola y sólo ser visitada por periodos cortos — ella tiene la mirada perdida en el jardín — es una vida gris Rowena, no deseo eso para ti muchacha, pero me doy cuenta que diga lo que diga, no cambiara tus sentimientos por el Conde Westorn.

Sin esperar respuesta ella ha salido del cuarto mientras pego la frente en el cristal, esto era una pesadilla, ahora que yo estaba enamorada de mi propio padre...

Ibran

— Ibran — su boca roza la mia, mientras sus manos se aferran a mi túnica del frente, su diminuto cuerpo se ha pegado al mio, al separarse sus ojos grandes me miran con adoración, mientras toma una de mis manos y las posa en uno de sus senos.

— Olivia... esto no — ella sonreí seductoramente mientras apreta mi mano en su pecho.

— sólo yo debo existir para ti Ibran, nadie más — ella ha fruncido el ceño y su mirada se ha vuelto oscura — si quieres tenerme, debes tener ojos sólo para mi — ella curvo sus labios de una manera sensual, mi cuerpo ardia por ella — prometelo.

Habia algo en ella, una ferocidad.

Abrí los ojos y pase mi mano por mis ojos, mi miembro dolía de tan tirante que estaba, me siento en la cama y paso mi mano por mi rostro.

No entendia por que desde hace dias soñaba con ella, nuestros encuentros parecian tan reales que hacian que mi cuerpo temblara de deseo pero al despertar habia un mal sabor de boca, sentia dentro de mi que algo no estaba bien, quizás la culpa por soñar con la hija de mi mejor amigo, mi casi hermano.

Habia dejado la ventana abierta para que el frescor de la noche refrescara la habitación, ya habia amanecido y con rapidez me dispuse a asearme, cuándo habia puesto ropa limpia sobre mi cuerpo. Me dirigí hacia el cuarto de costura, hoy necesitaba trabajar en los ungüentos asi que me pondria de acuerdo con Rowena, abri la puerta y me detuve al escuchar aquella conversación, asi que medio cerré para que no notaran mi presencia.

«si logras cazar al conde, sólo serás feliz los primeros meses, luego la soledad te embargara, al encontrarte sola y sólo ser visitada por periodos cortos, es una vida gris Rowena, no deseo eso para ti muchacha, pero me doy cuenta que diga lo que diga, no cambiara tus sentimientos por el Conde Westorn»

Cerré la puerta y sali de ahi lo más rápido posible ¿Cómo era posible eso? Esa chica que se mostraba tan amable con la condesa, deseaba arrebatarle a su esposo, era una hipócrita, mientras Irina la trataba con cariño, con respeto. Esa mujer planeaba darle una estocada.

— ¿Estás bien? — mi corazón duele al ver la gran sonrisa de Irina, ella tan bondadosa y era mal pagada.

— lo estoy Condesa — ella asiente — ¿Le ayudo?

Ella lleva una maleta... ¿Una maleta?

— ¿Va a salir de viaje?

Ella niega.

— deseo obsequiarle unos preciosos vestidos a Rowena, las mujeres Arévalo me los obsequiaron pero se que no me los pondré.

Apretó los puños, ella no se merecia está traición.

— no deberia hacerlo — ella frunce el ceño — no la conoce y creo que es mejor estar seguros que es de fiar esa chica.

— Ibran, nunca te habia escuchado hablar asi de alguien.

— es mi deber protegerla de lo que sea Condesa Vrej y no sabemos nada de esa chica  — quitó la maleta de su mano — la subiré a su habitación Condesa.




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