II
Me pregunto que será de la vida de Andrea y Hugo... El mayor ya ha de estar al lado de sus padres con los estudios universitarios terminados. El menor irá por ese camino mientras las mujeres de la familia se han independizado de ellos. He caído varias veces en la depresión por no poder verlos, aún recuerdo cuando les dije que me escaparía y las infinidades de veces que han insistido en que no me vaya, tenían 20 y 13 años respectivamente.
- No puedes hacer esto Cecilia.- Andrea me contesta acercándose a mí- No nos puedes hacer esto, nunca nos separamos y no quiero que te vayas, no lo hagas. No desaparezcas de nuestras vidas.- toma mis manos y sus ojos grises me miran con súplica.
- ¡No te vayas Cecilia!- los brazos de mi pequeño hermano rodean la parte media de mi espalda y su cabeza apoya en mi pecho- Llévame contigo, te haré compañía y te alentaré más que nadie desde la tribuna... Haré lo que sea pero no te separes de mí.- esas palabras hicieron el efecto no deseado por lo que suelto la angustia que retenía para no debilitarme frente a ellos.
- Sabes que estaré contigo por más que no lo haga físicamente, contarás conmigo para lo que sea y te quiero mucho. le respondo al abrazo sollozando- Los quiero mucho a todos, estaré pensando en ustedes cada segundo pero lo mantendré comunicados para saber como siguen con sus vidas.- los brazos de Andrea y Chiara no se hacen esperar. Cada partido ganado serán dedicados para ustedes, cada torneo obtenido los mencionaré como agradecimiento.- mi voz suena entrecortada, dejando soltar el llanto que aún contenía y ellos lo hacen conmigo.
Pasamos el resto de la noche sin separarnos como así también los días restantes hasta el momento de escapar. Mis amigas están a mi lado desde que les di la noticia, pasando largas horas en casa ayudándome a preparar mi pequeño bolso de escape. Como viven más aquí que en sus propias casas, mis padres no sospechan nada fuera de lo normal. La mirada no se desvía de Virginia, Eva y Giulliana cuando se retiran de casa con sus tristezas contenidas. Me despido de mis padres como todas las noches pero no se imaginan que esta vez sea para siempre. Subo la escalera que comparto con Chiara encontrando la reunión de mis tres hermanos. En cuanto cierro la puerta, todos me rodean para abrazarme. Desde el día que se los dije, han insistido en que me quede con ellos y encontrar alguna solución con nuestros padres y a mí, pero sé que no darán el brazo a torcer por lo que ellos dejaron de insistir porque tenía razón.
Después de que Chiara me diera la idea de escapar de aquí y llamar a Damiano de que lo haría, decidí reunir a mis hermanos para darles la noticia... Sé que no les caerá bien cuando se los diga pero es quedarme atrapada en un futuro más que anunciado para nosotros o cumplir mis sueños de ser tenista. Les costará acostumbrarse a mi ausencia pero lo supieron desde el principio que la idea de liderar junto a ellos la herencia no está en mis planes. No solo dejo toda una vida de lujos a la que nunca me acostumbré pero tengo la necesidad de valerme por mí misma y no vivir a costilla de un gran peso como lo es la cadena de supermercados que mi padre es el gran magnate. No me imagino mi futuro sin el apoyo de ellos... Tendré que acostumbrarme a convivir sin ellos como ellos sin mì.
- Me voy.- les digo cuando están en mi habitación y me miran con sus ceños fruncidos- Nuestros padres no me dejan comenzar con mi carrera y no soy una chica de oficina, así que me escaparé para cumplir mis sueños.- los observo que están entre sorprendidos y angustiados.
- No te olvides de nosotros, nosotros no lo haremos y estaremos orgullosos de que representes a la familia desde otro ámbito.- dice Andrea con una sonrisa triste mirando a Hugo- Si quieres mantendremos en secreto esta unión si llegas a estar entre las mejores, te salva que es un apellido común y nadie se dará cuenta.- se encoge de hombros.
- No los olvidaré a ninguno, son mis hermanos y eso nunca cambiará.- dice Andrea mientras paso mis brazos por los hombros de Chiara y Hugo- Nos mantendremos comunicados por ella.
- Cuando estén solos me llamarán, no importa a la hora que sea y en que país esté, solo no lo hagan medio de un partido porque me desconcentrarían aparte de ganarme una advertencia de un juez de silla.- nos reímos suspirando al mismo tiempo- Vayan a sus habitaciones, los mantendré al tanto de todo y ustedes traten de no perderse ninguno de mis partidos.- asienten abrazándome de nuevo.
Vuelvo a la realidad cayendo en la cuenta que estoy llorando en el pecho de Damiano, sus brazos rodean mi cabeza acariciando el cabello negro que cae sobre mis mejillas. Otra mano hace lo mismo en la espalda y el único que puede estar detrás es Mattia. Cada vez que mi mente viaja al pasado recordando la despedida de mis hermanos, me pierdo hasta que termino llorando rodeada de las personas que saben sobre ese pasado. Quisiera que esta carrera de la que me va de maravilla tuviera el apoyo de mis padres, saber que ellos estarán a mi lado alentándome estén donde estén. No me importa que me acompañaran desde Roma, la intención es que donde fuese estén pendientes a mis pasos, pero la realidad es otra y esa familia ejemplar al que estaba familiarizada quedó en el pasado.