Amor Sobre Polvo de Ladrillo

Día Cuatro

II

 

Si te has concentrado con la persona que más te deja llevar a las nubes, este será más fácil, puedes lucirte solo para tus hermanos se sientan orgullosos de su hermana tenista... Me digo a mí misma mientras hacen las presentaciones. Escucho mi nombre y el público me demuestra su afecto, devolviendo la gentileza, saludando en las cuatro direcciones. Miro en la zona donde está mi equipo, mis hermanos, mi cuñada y mis amigos, incluso Kevin. En otro lugar alejado de ellos lo veo a Gonzalo que no deja de observarme y trato de no ruborizarme. Llego al banco asignado, dejo el bolso en el mismo y saco una de mis raquetas acercándome hacia donde se encuentran el juez de silla y la jugadora. Gano el sorteo eligiendo sacar... Tenemos el apoyo de la familia, ahora puedes estar segura de que te acompañarán hasta el final.

 

 

Termino el partido con un globo a la defensiva, picando el pequeño balón sobre la línea de fondo. A pesar de la quejas de mi contrincante, el juez de silla baja de su sitio para corroborar la marca dejando en evidencia que el punto ha sido valido y da por finalizado el match. Camino a pasos acelerados hacia la red saludando a una enfadada jugadora retirándose de la cancha furiosa, yo solo quedo mirándola hasta que desaparece.

Saludo al público que festejan y mis hermanos se abrazan con la felicidad estampadas en sus rostros. Cuando nuestras miradas se encuentran, levantan sus brazos efusivos festejando como si estuvieran alentando a su equipo favorito y los dos hombres chocan sus puños como niños. Doy gracias a que mis hermanos no se muestren públicamente como los hijos de uno de los magnates más poderosos de Italia, de caso contrario los periodistas empezarían atar cabos sueltos llegando a la conclusión de que también soy heredera de la cadena de supermercados De Luca.

 

- ¡Un aplauso a nuestra futura campeona!- la voz de Andrea me sorprende y ellos se acercan a abrazarme- Haz jugado bien Cecilia, a ese ritmo llegarás a la final y de eso no tengo dudas.

- Gracias, solo jugué para que ustedes se sientan orgullo de tener a una hermana que deje a la familia lo mejor posible.- les respondo al abrazo- Les agradezco por dejarme sacar la transpiración, estaban tan contentos que no quería romper el momento del abrazo de hermanos.

- Esto es motivo de salir a celebrar esta victoria...- Hugo pasa su brazo sobre mis hombros- Lo mínimo que merezco después de terminar el primer año de universidad es salir en búsqueda de un boliche...

- Lo siento enano, pero tengo que cumplir una apuesta con Gonzalo.- lo interrumpo golpeando su espalda- Si quieres puedes ir con ellos pero yo tengo una cena con el cual cumplir.- me encojo de hombros alejándome buscando mi bolso porque sé que viene ahora.

- ¿Apuesta?- la voz de Andrea suena amenazante- ¿Qué tipo de apuesta?- lo miro y su mandíbula tensa muestra los celos como así también sus ojos entornados... Parece que su mente quedó en la palabra apuesta, porque omitió cena.

- Dije cena, ¿Y qué? Soy mayor, Gonzalo no es mala persona...

- Lo conoces hace días.- me interrumpe cruzándose de brazos- Eres mayor, lo sé, pero no quiero que pases por lo mismo que el mal nacido de Mattarazzo, quien si lo llego a encontrar no se salvará de mí.- sonrío negando con la cabeza.

- No sabes las veces que he pensado en eso antes de comenzar hablar con él. Además si es una cita, no tienes porqué interponerte.- lo empujo con mi hombro- Si esta hermana tuya fuese igual o peor que tú, tu prometida estaría escapándose de aquí.- salgo del vestuario y los demás siguen mis pasos.

 

Observo atentamente en búsqueda del atuendo adecuado para la ocasión y no veo más que ropa deportiva, ropa deportiva y más ropa deportiva. Me pregunto en que momento dejé de vestirme como una persona normal... Donde han quedado esos pantalones jeans que solía utilizar a menudo. Esas camisas, blusas o remeras con las que mis padres me caracterizaban. Creo recordar que los dejaste de lado porque te llevaban a ellos, le pides a tu hermana que te preste vestimenta normal y chau problemas. En realidad no tenías a nadie especial a quien lucir tu figura hay ahora Gonzalo te invita a una cita. ¿Cita? ¿De qué hablas? Recuerda también que tú has declinado tu apuesta para cumplir la de él. Suspiro cansada de que alguien que no sea físico me recuerde todo, pero tendré que pedirle a Chiara y a mis amigas que me acompañen a comprar ropa normal. Debato entre pedirle a mi hermana algo de su guardarropa o presentarme con mis pintas al piso de Gonzalo. Nunca he dependido de ella y a estas alturas es mi salvavidas.

Salgo de mi habitación hacia la suya tomando el pomo y freno de golpe al recordar como la encontré hace un par de días, no quiero más traumas de las que ya pasé. Así que golpeo dos veces su puerta esperando a que me atienda. Me parece raro que no se escuche voces o algún ruido. Tomo el pomo de nuevo abriendo la misma y me encuentro con el lugar deshabitado. Mattia, hijo de su madre... Ha secuestrado a mi hermana para él solo, lo mataré cuando lo vea.

Marcho de nuevo hacia mi habitación y elegiré algo de mi ropa deportiva, es mi estilo y... Tienes el vestido que has utilizado en la gala antes de que lo conocieras, tal vez sirva de mucho pero tienes que llevar algo para dormir. Aunque pensándolo bien, Gonzalo puede prestarte una de sus remeras y te rendirás con su aroma. Recuerda lo que siempre ocurre en los libros. No puedo creer cuán pervertida es mi mente pero haré el intento. Lo llamaría de tener su número así que resignada salgo del departamento.



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En el texto hay: suenos, amor, discapacidad

Editado: 01.06.2018

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