II
El viaje hasta el edificio ha consistido en escuchar la charla entre mi amiga y Hugo, ella sabe hablar italiano con fluidez que hasta parece entenderse, como si se conocieran de toda la vida. Haz hecho bien tu trabajo, solo espero que esto salga bien. Antoinette es una gran mujer, digna para él. Con Andrea nos miramos al notar el evidente coqueteo de ella hacia mi hermano, por lo que los observo en el espejo retrovisor y éste se ve ruborizado pero admirándola con la mirada.
Para no escucharlos más le pregunto a Andrea por su prometida, sonriendo al nombrarla, preguntando donde la conoció y me sorprende al contestarme que es su novia desde la escuela para luego morderse sus labios... Si que se lo tenía guardado.
- ¿Cómo es que al escaparme de casa tenías una novia y nunca me lo has dicho?- lo miro frunciendo el ceño dolida- ¿En qué ha quedado esa confianza de hermanos?- ya estamos en el edificio y los pasajeros han descendido del vehículo- Me decepcionas Andrea, pensé que confiabas en mí.
- No te enojes Cecilia, es que no sabía como decírtelo...-- bajo del mismo golpeando la puerta con frustración y él hace lo mismo siguiendo mis pasos- Tienes conocimiento de que eres especial y mi hermana favorita...- suspira tomándome del brazo y frena mis pasos hacia el ascensor- Pensaba decirles a los tres cuando Chiara me sorprendió en mi habitación anunciando que me quería en la suya. Después de anunciar de escaparte rompiste mi corazón, puedes preguntarle a ella que pasé muchas noches en su casa soportando tu ausencia.- cierro los ojos y las lágrimas descienden sobre mis mejillas.
- No tenía elección Andrea, era quedarme con el futuro que me esperaba o escaparme a cumplir mis sueños, pensé que entendías el porqué lo hacía...- cubro el rostro con mis manos y camino hacia el ascensor.
- No te lo estoy recriminando, podíamos llegar a un acuerdo con nuestro padre.- se coloca a mi lado mientras presiono el botón que nos lleve al quinto piso.
- ¡Le pedí infinidades de veces explicaciones del porqué no me dejaba independizarme!- sollozo y la puerta se abre con la imagen de Gonzalo en muletas sonriendo pero desaparece al verme llorar.
- ¡Cecilia!- arrastra sus pies hasta llegar a mí e intenta abrazarme- ¿Qué ocurre? No me gusta verte llorar.- dejo sus muletas a un lado devolviendo el abrazo manteniendo derecho.
- Solo problemas de confianza con mi hermano, nada importante.- apoyo mi cabeza en su pecho y me tranquiliza sus latidos- ¿Ibas a mi departamento?- le pregunto una vez que llegamos al piso y le coloco las muletas debajo de sus axilas.
- Quería saber si tienes la tarde libre para...
- Si que eres muy requerida en el día de hoy.- interrumpe Andrea en voz baja pero claramente entendible.
- Eres el menos indicado en hablar, cuando pienses en ocultarme algo... ¿Sabes qué? No me importa, si la amas bien por tí, que seas feliz y piensa antes de ocultarme algo tan importante como esconder a tu novia.- Gonzalo me observa preocupado y le niego con la cabeza- Hice trabajo de cupido, parece que mi hermano menor conoció a la mujer de su vida.- abro la puerta encontrándome a todos los integrantes de mi gran familia.
- Eres la única que no tienes ojos grises,- dice él al mirarme con una sonrisa- pero esos ojos color miel me tienen perdido...- se acerca a mí y une nuestros labios- Quisiera que el beso fuese largo pero me conformo con que estés a mi lado.- esa sonrisa que tiene solo para mí me quita el aliento y besa mi frente.
- Con que estés a mi lado y borres mis malos ánimos, los demás no me importan... Solo tú, yo y nuestro futuro.- su sonrisa crece aún más sin dejar de mirarme a los ojos.
Se sorprende al ver a Antoinette, que esté muy cerca de Hugo y a mi hermano no le importe. Lo guío hacia la cocina donde se encuentran mi hermana, mis amigas, Damiano y Mattia... Obviamente es Chiara quien cocina mientras los demás la acompañan. Están muy entretenidos conversando que le digo a mi acompañante de ir a mi habitación y éste no se niega. Verlo sin disimulo es todo un privilegio, esa ancha espalda y sus brazos bien trabajados son dignos de admirar. Y es todo tuyo... No puedo creer que apareciera, además no soy de fijarme en una persona por lo físico, pero en este caso fue el destino quien nos unió.
Abro la puerta, dándole espacio para que entre y sigo sus pasos. Cuando cierro la misma escucho como las maderas golpean contra el piso sintiendo como sus brazos se aferran a mi cintura, atrapándome entre la puerta y su gran cuerpo. En otras palabras, me acorrala.
- Te he extrañado.- me susurra al oído estremeciéndome con su respiración en mi cuello.
- Admito que también te extrañé, y no sabes cuanto...- lo atraigo más a mi cuerpo ya que me tiene atrapada del muslo para arriba haciendo que me acorrale completamente- ¿Cuántas veces has roto las reglas?
- Es mi primera vez...- su rostro se esconde en mi cuello- Eres mi primera vez.- sus labios tocan exquisitamente la curva de mi cuello y mis brazos se tensan- Te quiero Cecilia...- su rostro se inclina hacia el mío.
- Yo...- abro los ojos por la sorpresa de su confesión, también le tomé mucho cariño pero tengo la sensación de que ese te quiero tiene otro significado pero lo dejaré pasar.