Amor Sobre Polvo de Ladrillo

Día Catorce

II

 

Trato de concentrarme para la gran final que me espera, pero no puedo. Mi familia está aquí junto a mi equipo y el de Gonzalo, incluyendo Anthony y Marie. Al final, para el próximo torneo, Levine Indumentarias me patrocinará y el viaje a Buenos Aires será para firmar el contrato y la presentación oficial. El mismo Anthony se ha comunicado con su primo y está feliz de que haya aceptado su propuesta.. Otra de su idea es quien sea que modele para la nueva línea de tenis para mujer. No tengo pretexto para negarme, más si Gonzalo será el de los nuevos modelos masculinos y Anthony y su amigo de la línea de fittness. La verdad es que me sorprendió que sea él quien se muestre en otra faceta que no sea como uno de los jefes. Él me contestó que las agencias de modelos son tacaños a la hora de ofrecer sus modelos... No sé lo que significa, pero suena gracioso.

En la primera presentación de la primera línea de fittness, una agencia les había fallado y como último recurso, Oscar hizo pasar vergüenza a su ahora esposa, su mejor amiga y al novio de esta, ¡Agentes de policía! No quisiera meterme en el lugar de ellos. Para muchos lo conocerían con uniformados... Perderían el respeto ante los ciudadanos, más si Isabella era comisario. Desde ese entonces, Isabella suele hacer favores a su esposo junto a sus hermanas y Marie para prestar su imagen para la colección Otoño-Invierno y Primavera-Verano. Anthony y Max hacen lo suyo. Gonzalo es la cara de la línea de tenis y yo me uno a él.

- Daría todo lo que tengo para saber lo que pensás...- la voz de Gonzalo me quita de mis pensamientos y observo que está solo frente a mí con sus muletas- En diez minutos tienen que entrar a la cancha. Antoinette es un manojo de nervios en el pasillo.- tomo sus manos y le sonrío.

- No sé como puede ganar las finales si pasa el día con los nervios a flor de piel.- suspiro mirándolo a los ojos, sus labios se unen a los míos en un corto beso- Tú me dejarás igual o peor que ella si lo haces de nuevo.- sus manos están en mi nuca y su lengua invade mi boca, dejándome sin aliento.

- Espero que sea el beso de la buena suerte, a la noche tendrás tu merecido premio.- me guiña un ojo para luego retirarse del vestuario.

Deseo que llegue la noche, en lo más profundo de mi corazón quiero que caiga la noche. Camino de un lado a otro calmando mi pulso y tratar de respirar con normalidad. Gonzalo tiene ese efecto en mí que nunca lo he sentido estando con Giovacchino ni con Massimo en nuestra relación secreta. Gonzalo Espósito es el único que me quita el aliento con tan solo oír su nombre, me pierdo en mis pensamientos cuando es él quien invade la misma. Gonzalo es único en su especie y soy una afortunada de que esté enamorado de mí como también me tiene derretida de amor por él.

Salgo del vestuario, casi chocándome con Antoinette que miraba la puerta. Sin dudarlo la abrazo, pero uno de esos que demuestras que estás de igual manera. No es la primera vez que nos enfrentamos y la amistad que nos une es algo que nos impide a enfrentarnos como debería ser. Por segundo año consecutivo estamos en la final del torneo y ella fue quien me arrebató mi gran sueño, pero esta vez si va a ser mía.

La voz en los altos parlantes y los gritos de los espectadores eufóricos no se hacen esperar al oír mi nombre. Con un suspiro me alejo de ella, pero se niega a soltarme. Giro mi cabeza observando a la persona que se encarga de guiarnos a la cancha muerde sus labios, es una escena digna de reírse, Antoinette parece una niña que no quiere separarse de su madre y desearía poder reírme... Solo logró ruborizarme ante lo que ocurre. Hazme el favor de soltarme para entrar a la cancha es lo que le digo y siento que la presión de sus brazos ya no ejerce en mi cuerpo hasta separarse dos pasos de mí. Ahora soy yo la que me acerco a ella tomando sus mejillas y guío mis labios a su frente. No la puedo ver en ese estado, si no fuese que está concentrada se mordería las uñas.

Ya las dos en la cancha y con el sorteo ya realizado ganado por Antoinette, empezamos con el calentamiento previo. Trato de no mirar a Gonzalo con esa camisa y esos tres botones desabrochados que deja mucho a la imaginación de cualquier mujer que tenga la mirada en su musculoso cuerpo. Trato de no taladrarme mucho la cabeza y los celos le ganen a la concentración. Practicamos saques... Me centraré en eso. El juez de silla anuncia el fin del calentamiento y me acomodo en el asiento asignado y bebo agua desde el pico de la botella. El ángulo de visión lo tengo en una sola persona, en Gonzalo. Quiero que solo por esta vez funcione el saque, solo por esta vez deseo jugar el partido perfecto.

En serio, no sé como es que después de tantas horas de nervios me descoloca a la hora de jugar. A pesar de que he pasado por esto muchas veces, me sorprende como se enfoca en su juego y me deja mal parada en muchas ocasiones. Pero no dejo de lado como su mirada van hacia mi hermano menor de vez en cuando... No sé como tomar eso. Por mi lado, no quiero ni mirar a mi familia y a mi entrenador. Son doce personas los que están conmigo: los tres que ocupan el palco de equipo y mi familia junto a Gonzalo y su equipo que están un par de asientos alejados. No es una diferencia abismal, pero con la idea en mente de ganar el campeonato parece muy lejos de concretarse.



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En el texto hay: suenos, amor, discapacidad

Editado: 01.06.2018

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