Capítulo 6: Cobardía

Me quede mirando esa gran maquina negra a la que Javier llama motocicleta con suspicacia. No porque tenga miedo a montarme en ella, a pesar de que nunca he subido a una, sino porque no se cómo hacerlo, por mas tonto que suene.
Frote mis manos contra mis jeans al sentir apenas una capa de sudor en ellas debido a los nervios que comenzaron a recorrer todo mi cuerpo.

Me iría sin avisar con un completo desconocido, sin duda alguna estoy comenzando perder los estribos. 
Observe a Javier con desconfianza mientras él mira con las cejas levemente levantadas, y sentí mi cuerpo tensarse cuando sus pies se movieron para acercarse a mi oído.

---Nena, se que prometí salir de acá en menos de 30 segundos, pero no podré hacerlo si no te propones a mover tu traserito y apoyarlo en el asiento de la motocicleta ---Susurró, trague saliva nerviosa y me aleje unos pasos de él, el cual por mi acto me miro con cierta confusión.

---Esto no es buena idea ---Dije bajo, intente caminar hacia la puerta de mi casa pero sus grandes manos tomaron mi cintura atrayéndome hacia él, sentí mi espalda estrellarse contra su pecho y su aliento chocar en mi oído. Mis piernas temblaron un poco y lleve mi mano a la suya para poder quitarla de mi cintura---. Suéltame ---dije tragando saliva, cerré mis ojos con fuerza y me golpee mentalmente al darme cuenta que mi voz no trasmitió seguridad alguna. Apreté aun mas su mano al sentir que comenzó a bajar hacia mi cadera. El miedo dio paso entre mi pecho petrificándome por completo.

---¿A que le temes? ---Su pregunta me tomo por sorpresa y aprecié mis manos temblar levemente. Cuando sentí la fuerza, con la que sostiene mi cintura, disminuir me libre de su agarre y me aleje unos cuantos pasos de él para poder mirarlo frente a frente. Sus ojos comenzaron a examinar mi rostro en busca de respuestas.

---A nada ---Mentí, no solo a él sino también a mí. Esta última etapa de mi vida, luego del accidente en donde perdí a las personas más importantes de mi vida, solo se había basado en una única cosa; miedo, miedo a absolutamente todo.

---No te creo ---Javier se acercó a mí y de nuevo habló en mi oído ---El temor se te nota a kilómetros

---Te dije que a nada.

---Entonces sube a la motocicleta ---Su tono desafiante me dio, o eso creo, cierta confianza en mi misma para demostrarle que no soy tan cobarde como cree.

---No se como subir ---Dije y de nuevo me dieron ganas de golpearme, una carcajada hizo vibrar el cuerpo del pelinegro y me miro con diversión. De nuevo quede como una tonta---. No te burles, nunca subí a una.

---Pero si no es mucha ciencia, solo levantas una pierna y apoyas el trasero en el asiento ---Explicó cuando su risa se calmó---. Enserio es la peor excusa que has dicho para intentar esconder tu cobardía.

---No miento, el asiento está muy alto ---Me excuse, de nuevo largo otra risa dándome a entender que dije una estupidez otra vez. 
---Entonces yo te subiré, me estas desesperando ---Lo mire sin entender lo que quiso decir y sin darme tiempo a responder tomo mi cintura, una vez más, y despegó mis pies del suelo para subirme a la motocicleta. Pegue un grito ahogado por el anonamiento y me sostuve fuerte de sus hombros. Luego de poner mis piernas a cada lado del asiento y sentarme en la moto sentí la maquina tambalearse cuando Javier la tomó del manubrio y levantó una pierna para subirse él también, quedando de espaldas a mí. Llevó una mano a su bolsillo para sacar la llave del encendido y distinguí como una pequeña bolsa de plástico cayó, Javier la tomo rápidamente del suelo y con torpeza intentó meterla con prisa de nuevo a su bolsillo. Con lo poco que pude discrepar no me queda duda alguna de que el contenido de la bolsa es droga.

Me replanteé si es buena idea irme con él o no, pero su voz me saco de mis pensamientos.

---Agárrate de mí ---Con cierta timidez movi mis manos y tome su chaqueta para sostenerme de él. 
Cuando encendió la moto y el motor crujió para poder irnos el grito de mi padre, que acaba de escucharse desde adentro de la casa, me hizo sobresaltar. Intente bajar de la moto lo más rápido posible pero mi pie se engancho al asiento y mi único destino fue el suelo. Sentí el asfalto chocar contra mis manos cuando use estas de palanca para no desfigurarme toda la cara contra el pavimento.

Escuche la gran risa de Javier a mis espaldas y sentí como mis mejillas se encendieron por la vergüenza.

---¡Nina, te he dicho que entres! ---El gritó de mi padre resonó en mis oídos y lo vi salir por la puerta de entrada. Al verme tirada en el suelo su semblante enojado cambio a uno de confusión---. ¿Qué te sucedió? ¿Estás bien? ---Sentí unas manos tomarme y levantarme del suelo, obviamente es Javier, pero no me digne a mirarlo para no sentir más vergüenza de la que estoy sintiendo.

---¿Sabes que, muñeca? Mejor dejamos la fiesta para más tarde ---susurró el pelinegro entre risas demasiado bajo, pero aun así pude oírlo. Limpie mis manos contra mi pantalón y voltee a verlo. Asentí con la cabeza sin saber que más decir y me sonrió mostrándome todos sus dientes---. En cualquier momento vendré por ti--- volvió a hablar por lo bajo para que mi padre, que seguramente está mirándome con los brazos cruzados y con una mirada llena de desaprobación, no escuche. Acto seguido me guiño un ojo y subió a la motocicleta de nuevo.

---Nina ---De nuevo la voz de mi padre me hizo voltear para poder verlo---. Entra, quiero hablar contigo. Ahora ---asentí con la cabeza y sentí el motor crujir y a Javier alejarse con su motocicleta lejos de nosotros. Me dirigí sin decir una palabra y con la mirada acusadora de mi padre hacia adentro de la casa y escuche la puerta cerrarse detrás de mí.

---Papá... ---Intente hablar, pero el hombre de bigote me interrumpió con el ceño fruncido.

---¿Adónde se supone que ibas, jovencita? ---Tenía la esperanza de que no me había visto arriba de la moto. Ahora seguramente me castigara por semanas; aunque no sería de vida o muerte el castigo, de todas formas nunca salgo.