Amor, somos tóxicos

Capítulo 16: Libertad

Caminaba sólo unos cortos pasos adelante del pelinegro con mi ceño levemente fruncido debido a la escena que hace minutos atrás había querido armar en el bowling. Lo observe de reojo una vez que él se posicionó a mi lado, su mirada burlona y de superioridad obligó a mi ceño fruncirse aún más y una oleada de furia comenzó a atravesar mi cuerpo.

Luego de sentarse a mi lado e insultar a Andre, Javier había querido iniciar una pelea con él cuando este le dijo que era un grosero, a lo que el pelinegro rió y el rubio cuestionó cual era su maldito problema. Luego de un cruce de palabras tuve que agarra a Javier del brazo y sacarlo del lugar cuando vi que ya estaba listo para lanzarle el primer golpe.

Él y su estúpido fetiche de golpear a todo el mundo.

---¿Por qué la cara tan larga, muñeca? ---cuestionó para luego darle paso a una pequeña risa. Mordí mi labio reteniendo el enojo y lo miré.

---¿Que es tan gracioso? ---respondi con una pregunta al observar su mirada burlona. Me cruce de brazos y alcé una de mis cejas con indignación esperando su respuesta. A pesar de toda la furia que tenia hacia él, su mera presencia me hacía sentir frágil, indefensa, sin ningún tipo de autoridad.

Por más que odie ese sentimiento, no podía negar que Javier me hacía sentir como nunca nadie lo había hecho.

---Tú ---respondió encogiéndose de hombros, paso seguido paso por mi lado y siguió caminando de una forma despreocupada, como si nada hubiese pasado.

---¿Yo? ---dije completamente indignada, intentado seguir su caminata; acto que no podía lograr con efectividad debido a sus largos pasos.

---Si, tú ---afirmó frenado su caminata de golpe. Sus grandes y oscuros ojos se posaron en mi rostro y una oleada de desilusión apareció reemplazando al enojo. Su mirada se encontraba dilatada y roja, dándome a entender sólo una cosa.

---¿Sólo me hablas cuando estas drogado o que? ---hable sin pensar---. Porque el 80% de las veces que me has hablado has estado bajo el efecto de alguna sustancia.

---No ---respondió frío, su voz sonó tan cortante que sentí como una punzada atravesó mi pecho

---Si claro

---¿Por qué le pasas tu número si te mueres por mi?--- habló tomándome por sorpresa. De repente quise golpeame al sentir la sangre subir a mis mejillas. Javier se acercó a mi y tomó mi cintura con sus manos, para acercarme aún más a él y hablar, como siempre lo hace, en mi oído---. ¿O me equivocó?

---Te equivocas ---dije casi inaudible, mi voz salió en un débil susurro. Sentí como mis piernas comenzaron a temblar y mis manos a sudar por nerviosismo. 
Comenzaba a asustarme, no de él, si no de mi misma; sin poder creer como una persona podría generar tantos sentimientos encontrados dentro de mí.

Observe como comenzó a caminar hacia adelante, obligándole a mis pies a caminar hacia atrás. Finalmente sentí como mi cuerpo choco contra la fría puerta de un auto que se encuentra estacionado y con sus grandes brazos me encerró, apoyando sus manos a cada lado de mi.

---Yo creo que no---su rostro comenzó a acercarse aún más al mío, hasta sentir su aliento acariciar mis labios. Cerré instantaneamente mis ojos esperando que sus labios se conecten de una vez por todas con los mios, pero los volví a abrir al notar que el momento que tanto estaba ansiando no sucedida---. Si no fuera verdad, no estarías deseando que te bese en este instante.

Quise desaparecer por lo patética que estaba quedando en este momento. Su sonrisa burlona se expandió.

---No es cierto ---negué quedando aún más tonta de lo que era. Sin saber que más hacer o decir. escape de sus brazos y comencé a guiar a mis pies hacia adentro del bowling, pero la mano del pelinegro interrumpió mi paso.

---¿A donde vas? ---preguntó con notable confusión en su mirada. Quite mi brazo de su agarre y lo mire.

---Volveré adentro, con mis amigos ---dije obvia, y cuando me dispuse a seguir mi camino; volvió a tomarme del brazo. Rodé los ojos.

---Ellos no son tus amigos ---espetó mirándome serio, su ceño se frunció al igual que el mío. ¿Que no eran mis amigos?, y él que sabía al respecto ---. Apenas los conociste hoy ---siguió hablando, abrí mi boca para responder pero nada salió de esta. Sin saber bien que decir, analice cada una de sus palabras.

---¿Cómo lo sabes? ---dije casi en un susurro---. ¿Acaso estas siguiendome? ---su risa volvió a inundar mis oídos y su agarré se intensificó, para luego jalarme hacia él y tomar mi cintura. Sin habérmelo esperado pegó sus labios a los míos uniendolos en un beso suave.

---Deseo concedido ---dijo burlón sobre mis labios, como era de esperar volví a sonrojarme y evite cualquier contacto visual con él. Depósito, una vez más, un corto besos en mis labios y precedió a seguir hablando---. Vamos a mi casa ---arrugue mi frente ante su propuesta y antes de que pueda proceder a hablar me interrumpió---, podemos ver una película o alguna de esas ñoñadas. Y no lo digo con doble sentido, tal vez eres muy virgen para entenderlo, miraremos de verdad una película--- término y largo una carcajada. Reprimi una sonrisa ya que sería estúpido de mi parte reír con alguien que se estaba riendo de mí.

---Eres un estúpido ---susurre---. Y no iré a ninguna parte, Javier. Y esta vez por favor acepta mi decisión. No iré y punto.

{...}

Y como mi poca autoridad se había enterrado bajo tierra y cuando repartieron el don de decir "No" sin sentir culpa alguna yo falte, me encontraba caminando al lado de Javier, rumbo a su casa.

Como era de esperar, el pelinegro no había aceptado mi débil No como respuesta y siguió insistiendo, hasta que logró convencerme.
Llevábamos caminando veinte minutos sin emitir palabra alguna, Javier llevaba su moto a la par ya que yo aun no me atrevía a subirme y me sentí un poco culpable al respecto. La gran máquina era muy grande para llevarla a los tirones y seguro se encuentre muy cansado.

---Ya no queda mucho ---Musitó el pelinegro para romper el, no tan incómodo, silencio. Asentí lentamente con mi cabeza y mire mis pies. De nuevo estaba desobediendo a mi padre y la culpa no tardó en aparecer---. ¿Piensas en tu padre? ---su pregunta me tomo por sorpresa, lo observe por unos segundos y desvíe mi mirada de nuevo---. Lo que te dije la otra mañana, después de discutir con tu padre...



#38600 en Novela romántica

En el texto hay: sexo, obsesion, amor

Editado: 23.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.