—Lo hiciste muy bien, Liza —felicitó a su hija.
—Gracias.
—A partir de ahora, cocinaremos por turnos.
La niña se encogió de hombros.
—Como quieras.
Damián se puso tenso. Que no discutiera no era buena señal. Seguramente estaba molesta, pero ¿por qué? Se había comportado de manera bastante correcta. O al menos eso creía él.
—Ya terminé —Juan apartó el plato—. ¿Puedo jugar con Peppa? ¿No muerde?
Sofía sonrió de nuevo.
—Estará encantada.
—Debe estar muy aburrido si decidió jugar con un cerdo… —murmuró Damián.
—¿No han pensado en enviarlo a un campamento? Hay uno por aquí y es bastante bueno.
—No lo sé…
—Podría ir solo durante el día. Lo recogen en la noche y duerme en casa —Sofía insistió—. ¡Es muy divertido! Mi amiga trabaja allí como monitora, así que sé de lo que hablo. Hay natación, competiciones, excursiones… Es mucho mejor que quedarse encerrado entre cuatro paredes.
Damián se quedó pensativo. Tal vez no era una mala idea. Juan necesitaba amigos, y él… él necesitaba un poco más de tiempo libre para terminar su proyecto. Ese campamento podía ser la solución para ambos.
—¿Y no aceptan a dos? —preguntó, señalando a Liza.
—Lamentablemente no. Si aceptaran adultos, yo misma me apuntaría un par de semanas —bromeó Sofía, contenta de que Damián volviera a prestarle atención—. ¿Entonces? ¿Quieres que averigüe más detalles? Podrías visitar el lugar, conocer a los monitores… A lo mejor te convence.
—Te lo agradecería —dijo García, forzando una sonrisa. Lo que fuera por su hijo.
Al darse cuenta de que todavía tenía una oportunidad, Liza decidió arriesgarse y dejarlos a solas.
—Voy a ver qué hace Juan —le guiñó un ojo a Damián, pero él fingió que no lo notó.
—Tienes una hija encantadora —comentó Sofía cuando Liza salió.
—Sí, pero últimamente me saca de quicio.
—Es normal a su edad. Créeme, podría ser peor… Lo digo por experiencia.
—No me digas que fuiste una adolescente problemática —el tono de Damián estaba cargado de sarcasmo. Sofía lo notó, pero prefirió no enfocarse en lo negativo.
—Digamos que les di muchos dolores de cabeza a mis padres. Todavía me arrepiento de algunas cosas…
Desvió la mirada hacia la ventana. Sus ojos perdieron brillo y su respiración se volvió más pesada.
—¿Te compraron esta casa tus padres? —preguntó Damián en el peor momento posible.
—No. La compré yo.
—Vaya… —cruzó los brazos. Ahora sí estaba interesado.
—Tienes una pregunta en la cabeza, pero no te atreves a hacerla porque sería de mala educación. ¿Me equivoco?
—¿Tan obvio soy?
—Es una reacción estándar. "A su edad no pudo haber ganado tanto dinero. Si no se la compraron sus padres, entonces tuvo que ser un amante mayor que ella". Y dado que soy bastante atractiva… —lo miró esperando confirmación. Damián asintió con desgana—, la mayoría asume la segunda opción.
—¿Y no es cierto?
—No —Sofía se inclinó un poco hacia él—. ¿Quieres saber mi historia?
—No especialmente…
—Sí quieres. Lo veo en tus ojos.
—Bueno, está bien —se rindió Damián—. Eres buena creando intriga.
—Puedo hacer cosas aún más impresionantes.
De repente, García sintió que la habitación se volvía sofocante. Luchó contra el impulso de encender el aire acondicionado y miró a Sofía.
—Entonces… ¿vas a contarme o seguirás con el misterio? —su voz sonó un poco más ronca de lo normal.
—Te lo contaré, pero no aquí ni ahora —en ese momento, la puerta se abrió y los niños regresaron—. Si te interesa, acompáñame esta noche a caminar por la playa. Digamos… cerca de la medianoche.
—Pff… Ni pensarlo. No voy a dejar a los niños solos solo para escuchar tus historias.
—Como quieras. Pero igual te esperaré.
Damián apretó los puños. Esa chica estaba jugando con él, manipulándolo, atrapándolo en su red. ¿Pero para qué? ¿Solo por diversión? Si era así, podía encontrar a alguien más de su edad.
Se levantó de la mesa y comenzó a recoger los platos sucios para distraerse.
—¿Te ayudo? —ofreció Sofía.
—No.
—Entonces, me voy… Llamaré a mi amiga para preguntarle sobre el campamento.
—No te detendré.
Sofía le dedicó una de sus sonrisas más encantadoras, dejándolo aún más confundido. Luego se despidió de los niños y finalmente salió.