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Marta, la amiga que trabajaba en el campamento infantil, pasó por casa de Sofía a la mañana siguiente.
—Mmm… Se nota que este disfraz lleva tiempo sin usarse —comentó, sacudiendo el polvo de la falda brillante en forma de cola de sirena.
Peppa, que observaba con gran atención la prueba de vestuario, estornudó.
—Habría sido mejor elegir a Bob Esponja, es mucho más cómodo.
—Pero este es más atractivo —Sofía se colocó sobre el pecho el sujetador decorado con conchas falsas—. Si mi vecino aparece en la feria… quiero que no pueda apartar la vista de mí.
—Hablando de tu vecino, ¿sabías que no es el padre de Juan, sino solo su tutor legal?
Sofía dejó el disfraz a un lado y miró a su amiga con sorpresa.
—¿Cómo que su tutor? Pero el niño lo llama papá.
—Vino a entregar los documentos para inscribir a Juan en el campamento. En su partida de nacimiento, la casilla del padre está en blanco.
—Hmmm… ¿Y si Lisa tampoco es su hija?
—No lo sé —Marta se encogió de hombros—. Pregúntale si tienes curiosidad.
—No me lo dirá de todos modos…
—De todas formas, yo te aconsejaría que tengas cuidado —dijo Marta con tono protector—. Obsérvalo bien antes de acercarte demasiado.
—¿Crees que podría tener problemas con la ley?
—A ver, ¿cuántos hombres jóvenes, atractivos y solteros conoces que adopten niños por voluntad propia? Hay padres biológicos que ni siquiera quieren pagar la pensión alimenticia… Mira, vi un documental sobre un tipo que acogía huérfanos y los usaba como mano de obra esclava.
—No creo que Dami haga trabajar a los niños…
—Pero el hecho de que tenga a una adolescente en casa me da mala espina. No sabemos lo que pasa a puerta cerrada… Y además, está ese muro… —Marta bajó la voz hasta convertirla en un susurro—. ¿Y si no se trata solo de Peppa? ¿Y si en realidad lo que quiere es evitar que hablen demasiado?
Sofía negó con la cabeza.
—Deberías dejar de ver tantos programas sensacionalistas. Es una buena persona, lo siento.
—Siente lo que quieras, pero verifica.
—Como digas.
Sofía no creía en las teorías conspirativas de su amiga, pero admitía que le moría la curiosidad por saber más sobre Damián. Solo necesitaba encontrar la manera de hacer que hablara sin reservas…