Ambas familias, al salir del hotel, fueron a su próximo hogar, donde, seguramente vivirán momentos inolvidables. Pero más allá de la emoción, sentían cierto desconcierto y nervios por cómo sería su nueva vida y como esto podría implicar en un futuro.
Era un día despejado, donde el sol era el principal protagonista del cielo, se podrían ver algunas nubes que lo acompañaban. Cada familia se dirigió a diferentes destinos pero no tan lejos entre sí, estaban a unos 300 kilómetros de distancia.
Fiorella estaba nerviosa acerca de cómo estaría su hermano y su familia. Antes de despedirse de ellos, les dijo que fueran a su casa hasta que Giorgino consiga trabajo en algún campo por la zona. Ellos aceptaron pero primero iban a recorrer la zona para conocerla y después iban. Asique les dio todas las indicaciones para que no se perdieran. Aunque su hermano no le dijo cuándo o a qué hora llegarían, igual se estaba preocupando porque ya eran las 21:00 de la noche y no aparecían. Le dijo a su esposo y él fue un poco más sensato y le comentó que capaz se detuvieron a ver anuncios de puestos de trabajo o a ver el paisaje.
Mientras que Fiorella se preocupaba, Antonella y Giorgino seguían recorriendo la zona, contemplando el paisaje donde a lo lejos, había diferentes casas y que la luz de la luna junto con las estrellas, le daba un aspecto tranquilo y silencioso, ese lugar era lo que ellos querían, un sitio tranquilo y desolado sin mucho ruido para poder criar a sus futuros hijos. A ellos les gustaría vivir en el campo, sembrando y criando animales. Giorgino quería trabajar de puestero o de empleado de un campo ya que era su vocación más preciada, por su parte, Antonella le gustaría tener una familia grande y numerosa, y también ayudaría a su esposo con las cosas del campo.
La otra familia estaba en la misma situación, recorriendo zonas y viendo en donde podrían rentar algo barato para quedarse hasta conseguir trabajo de algo. Los hijos de la familia estaban entre cansados y emocionados por tener aventuras nuevas en su futuro hogar. Cuando de pronto, se encontraron con un pueblito de más o menos 10 habitantes. Allí, no había hoteles ni edificios altos ni nada de ese estilo ostentoso que se vislumbraba en la gran ciudad de Buenos Aires. De pronto, se encontraron con una pareja de ancianos que estaban sentados en su porche de entrada. La familia se acerca lentamente, y les preguntan si había alguna habitación para rentar en las cinco casitas humildes que había. La pareja de ancianos les dijeron que se podrían quedar en su casa que había tres habitaciones y que no les constaría nada. Los padres de familia no estaban muy seguros de esto, pero tampoco tenía muchas opciones ya que dentro de poco, se iba hacer de noche. Ellos entraron a la morada que se notaba que estaba muy viejita y medio descuidada por los años. Aunque la decoración no estaba tan mal, había cuadros, estantes con diferentes adornos y reliquias familiares, entre ellas una especie de muestrario de collares y joyas que estaba medio vacío.
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Holaa!!Cómo va?? Acá, después de mucha espera y de un bloqueo importante, les traigo el cuarto capítulo de esta historia de amor, ¿qué les parece hasta ahora la historia?? Déjenme sus opinioness, los leoo.
Espero que estén pasando o hayan pasado un día lindo, depende de cuando estén leyendo esto, sin mas me despido.
-Lucía
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