Amor, Uvas y Vinos

Capítulo #4

Alma Teller 

 

—Santiago me estas mareando —dijo Magdalena tomando de la mano a su esposo para que dejará de caminar en circulo mientras esperaban que terminaran de atender a su hija que tuvieron que traer de emergencia al hospital.

¡Juro que mataré a ese desgraciado…! Exclamó furioso Santiago quien por primera vez se descontrolo al enterarse todo lo que ese par le habían hecho a su hija, y termino moliendo a golpes a Renzo sin importarle esta vez lastimar sus manos que era la parte de su cuerpo que más cuidaba por las cirugías que realizaba. Se debuto cuando sus hermanos intervinieron y le pidieron llevar a su hija al hospital.

—Te dije que no criaras a Alma en un castillo de cristal y ahora esta son las consecuencias. Alma es una mujer sin malicia que a su edad sigue creyendo que vive en un cuento de hadas, muchas veces hable con ella de que no fuera tan confiada —dijo Magdalena soltando el aire que tenía contenido en los pulmones al recordar las veces que hablaba con su hija diciéndole que no todas las personas eran buenas. Ella más que nadie lo sabía por lo que paso con Marcela y todo lo que vivió su cuñada por esa mala mujer.

—No es momento de reproches, solo roguemos que nuestra Alma se ponga bien —intervino Alonso quien se veía igual de angustiado que su hermano mayor.

Media hora después salió el medico tratante de Alma y su cara no era la mas alentadora, los padres de Alma fueron los primeros en rodear a la doctora Cecilia.

¿Qué paso con mi hija? Pregunto Santiago temeroso de la respuesta porque el sangrado que le vino a Alma no era normal.

—Lo lamento mucho doctor Teller, no pudimos salvar al bebé. —Alma, sufrió un aborto.

¡JURO QUE MATARÉ A ESE BASTARDO! Grito Santiago y salió disparado como alma que lleva el diablo, tomando por sorpresa a todos los presentes. Magdalena se asusto y temía por lo que podría hacer su esposo, nunca lo había visto comportar de esa manera.

—Por favor, ve detrás de tu hermano no vaya a cometer una locura —pidió Magdalena a Alonso mientras ella se quedaba con la doctora para luego dirigirse a la habitación donde fue trasladada Alma.

Magdalena no pudo evitar dejar salir algunas lágrimas al ver a su hija en esas condiciones, nunca se hubiese imaginado que esa niña tan tierna y amable como era su hija tuviese que pasar por una situación tan dura como la que estaba pasando. Acaricio suavemente la mejilla de su hija quien dormía en ese momento gracias a los sedantes. Su hija ni siquiera era consciente que tenía tres semanas de embarazo y temía su reacción cuando despertara y tuvieran que decirle lo que paso.

Escucho suaves golpes en la puerta seguido por la pregunta: ¿Puedo pasar?

Magdalena se apresuro en secarse las lágrimas y dejo pasar a su mejor amiga, Ginebra había llegado junto a su hija Luna.  

—¿Cómo está mi prima? —fue Luna la primera en preguntar con los dientes apretados.

—Alma sufrió un aborto…

—¿Estaba embarazada? —preguntaron el dúo de madre e hija al unísono.

—Sí, posiblemente mi pobre hija tampoco sabía que estaba embarazada y cuando se entere no me quiero imaginar su reacción.    

¡Me hubieses dejado matar a esa perra mamá! Bramo Luna molesta y poniéndole mala cara a su madre por haberle detenido de darle su merecido a la supuesta amiga de su prima. Luna había agarrado a cachetadas a Macarena, aunque cuanto hubiese querido agarrarla a puñetes, dejarla sin dientes y borrarle esa sonrisa de estúpida que tenía. Si su madre no la había detenido diciéndole que estaba embarazada no la soltaba.

¡LUNA…! Llamo la atención Ginebra a su hija quien solo resoplo y salió de la habitación diciendo que tenía que encargarse de algo.

—No te atrevas a hacer nada… —advirtió su madre más no recibió ninguna respuesta de Luna solo el sonido de la puerta cerrándose.

No se que hare con esta niña, su carácter va de mal en peor desde que ingreso a la academia de las fuerzas armadas se puso peor de cuando era niña y su padre que la apoya.

—Al menos tiene carácter y sabe defenderse, pero Santiago crio a nuestra hija en una burbuja que acaba de reventarse en nuestra cara y temo que mi hija caiga en depresión —dijo Magdalena soltando un fuerte suspiro.

—Todo estará bien, Alma es fuerte —dijo Ginebra abrazando a su mejor amiga.

¡Demonios…! Exclamo Magdalena al recordar que su marido había salido con alma que lleva el diablo así que se apresuro en marcar el número de su cuñado quien contesto la llamada de inmediato diciéndole que no se preocupara por Santiago que estaban juntos.

 Esa noche fue movida, el cumpleaños de David no se desarrollo y el entendió lo que había pasado no culpándole a su hermana, al contrario, estaba preocupado por la salud de su hermana mayor.

Al día siguiente Alma intento abrir los ojos, pero los volvió a cerrar al recibir el impacto de la luz. Poco a poco fue volviéndolos a abrir hasta que estos se adaptaran a la luz, bajo la mirada encontrándose con su padre durmiendo al ras de su cama mientras sostenía sus manos. Sus ojos se llenaron de lágrimas, quiso decir algo más sus palabras salieron en susurro al tener la garganta y los labios resecos.

¡Alma…! se sobre salto su padre al sentir un suave apretón en sus manos.

A-a-agua…

Santiago no espero más, se apresuro a servirle un vaso de agua a su hija y ayudarla para que pueda tomar. Cuando Alma intento moverse sintió un fuerte dolor en la parte baja de su vientre.

—No llores cariño —dijo Santiago secando las lágrimas de su hija.

—Papá perdóname… —dijo en susurro Alma volviendo a llorar.

—Perdóname tu mi amor, no pude protegerte… —dijo Santiago sintiéndose culpable, pero el verdadero culpable ya estaba fuera de la vida de su hija, había dado la orden que lo despidieran de su hospital y haría todo lo posible para que no consiguiera trabajo.




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