Amor, Uvas y Vinos

Cápitulo #6

Alma Teller

 

Ya había pasado una semana desde que llegaron al viñedo de Jacob, fueron los días más tranquilos y pacíficos desde lo sucedido con Renzo, para Alma seguir a su tío a ese viaje fue la mejor decisión que pudo tomar, bueno ni tanto porque ver la cara de amargado del amigo de su tío la incomodaba, siempre la estaba observando con el ceño fruncido como si odiara su presencia en su casa.

—¿Cómo te sientes Almita? —pregunto su tía Luna llegando hacia el balcón donde se encontraba Alma observado los árboles de la vid, que le regalaba un hermoso espectáculo la puesta del sol ocultándose entre los volcanes.

Alma respiro profundo y fijo su mirada en su tía.

—Este lugar es muy tranquilo, quisiera quedarme por siempre en este lugar —dijo Alma sin pensarlo mucho ya que en ese momento ella había encontrado paz, tranquilidad y equilibrio en ese lugar que estaba muy alejado de la ciudad y la tecnología, el único medio que tenía para comunicarse con sus padres era por el teléfono de la oficina del tipo amargado, de una parte agradecía que no hubiese tanta señal por esa zona sino tendría que soportar las llamadas de cada hora de su padre y de la inso… —sacudió la cabeza alejando ese pensamiento ya que desde que llegó no había pensado en ese par y en todo lo que paso.

Luna sonrió y algo loco se le paso por la cabeza.

«¿Qué pasaría si esos dos se enamoraran?», se pregunto al recordar que había descubierto a su cuñado observando a su sobrina en silencio.

—No… no… no… es buena idea —dijo recordando todo lo que paso con Jacob y su hermana.

—¿Qué no es buena idea tía? —pregunto Alma fijando los ojos sobre su tía quien se sintió algo apenada por hablar sus pensamientos en voz alta.

—Ósea, no creo que sea buena idea que te quedes acá. Recuerda que te falta poquísimo para que acabes la carrera de medicina —respondió Luna tratando de no hablar de su verdadero pensamiento.

—Estoy dudando si debo seguir con la carrera, con todo lo que paso me estoy comenzando a dar cuenta que elegí esa carrera por mi padre. Quiero pensar y meditar sobre lo que voy a hacer con mi vida, no quiero volver a equivocarme y hacer las cosas solo porque los demás desean. Quiero tomarme el tiempo de saber que es lo que yo verdaderamente quiero.

Luna no supo que decir ante las palabras sinceras de su sobrina, solo atino a abrazarla y decirle que siempre podrá contar con ella para lo que desee. Alma agradeció el apoyo de su tía y le correspondió el abrazo. Ambas mujeres salieron del balcón al escuchar el llamado de Alonso que había regresado junto a Graciela y su hijo Leonardo.

—¿Qué tal la pasaron chicos? —pregunto Luna llegando hacia su esposo.

—Fue divertido mamá. Tío Jacob nos enseño a cosechar las uvas y se siente increíble, reír y hablar con las personas que trabajan cosechando las uvas es divertido. Nos invitaron a una fiesta que habrá acá en el pueblo próximo.

Alma sonrió al ver que a su primo se le brillaban los ojos y hablaba entusiasmado con respecto a la dichosa fiesta.

—Vayan a ducharse y cambiarse algo cómodo. Esta noche iremos a cenar a la casa de Jacob junto a sus padres y su hijo, que ellos acaban de llegar de Lima.

—¿Hijo? —pregunto extrañada Alma ya que ese tipo gruñón nunca menciono que tuviese un hijo y ni que decir de su casa, no había ningún retrato familiar.

—Es una larga historia, pero el pequeño es maravilloso y estoy segura de que lo amaras —dijo Luna recordando melancólica a su pequeño sobrino Martín.

Alma no pregunto más al ver que a sus tíos les había cambiado el semblante al hablar de ese niño, mentalmente se dijo que a las justas estaba sobreviviendo a sus propios problemas como para sumar algunos problemas de otros.

—Alma, ¿te esperamos para ir juntos o nos das el alcance? —pregunto Graciela detrás de la puerta de la habitación de Alma.

—Por favor váyanse, yo me demorare.

Graciela sonrió y se dio media vuelta para ir hacia sus padres.

—Dice mi prima que le tomara unos minutos cambiarse, pueden ir adelantándose ustedes y yo esperare a mi prima para ir juntas —dijo Graciela con la intensión de aprovechar ese tiempo a solas para ir en busca de Jacob, Luna no era la única que se había dado cuenta de las miradas que le echaba Jacob a su prima, una mirada que ella duro había deseado y nunca recibió.

—Esta bien pequeña, las vemos en la casa grande.

Graciela sonrió al ver a sus padres junto a su hermano marcharse para segundos después tomar el camino rápido para llegar al lugar donde solía bañarse Jacob después de una jornada de trabajo.

—Sabía que te encontraría aquí —dijo Graciela observando con lujuria la espalda descubierta de Jacob quien no se inmuto ante su presencia y mucho menos se giro a verla.

—Graciela no esperes que hable de este tema con tu padre —dijo con dureza Jacob quien llevaba bastante tiempo evadiendo las insinuaciones y coqueteos de la hija adoptiva de su mejor amigo.  

—Nunca te creerían… —dijo seguridad Graciela intentando tocar el cuerpo de Jacob quien hábilmente tomo la mano de Graciela deteniéndola en el aire y fijando la mirada en Graciela, que no entendía que había hecho para ella se comportara de esa manera con él.

—No me retes Graciela —advirtió esta vez con dureza Jacob porque en verdad temía perder al único amigo que tenía. Se había vuelto un bruto al hablar y estaba seguro de que nadie le creería después del historial que él tenía.

Soltó la muñeca de Graciela y se marcho lo más rápido posible de ese lugar, estaba tan furioso por no saber cómo manejar la situación que tenía con Graciela que camino sin darse cuenta y termino estrellándose contra una persona.

¡¿Acaso eres ciego?! Bramo molesto al terminar cayéndose al piso.

—Tu me chocaste, ciego —dijo fastidiada Alma levantando la mirada encontrándose de frente a frente con el cara de ogro quien la miro con más dureza de lo normal.




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