Amor Verdadero & Reencuentros

capitulo 6Entre sus manos, mi primer latido

Ashley
Después de ese beso, me despido, pero no sin antes darle mi número de teléfono. Finalmente, entro en casa, y al pasar por la puerta, una sonrisa radiante se dibuja en mi rostro. Me dirijo hacia mi habitación, pero antes de llegar, echo un vistazo y veo a mi padre que me observa. Sigo mi camino sin detenerme demasiado.

Al llegar a mi cuarto, me cambio a una ropa más cómoda y agarro mi móvil. Empiezo a chatear con mis amigas, emocionada, contándoles todo sobre Rubén y la fundación, y no es sorpresa que ellas, siendo tan chismosas, quieran saber más acerca de él. Les relato, con cada detalle, sobre nuestro beso y, de repente, deciden hacerme una videollamada. Gritan de emoción al escuchar mi historia, llenando el ambiente de su entusiasmo contagioso. .

¡NO LO PUEDO CREER! —exclama Clara con una mezcla de sorpresa y emoción, llevándose ambas manos a la boca como si intentara contener un grito
—. ¡Ashley ha tenido su primer beso y no nos dijo nada antes!

—¡Y estuve con ese chico! —añade Sofía, sus ojos reluciendo de emoción

—. ¡El misterioso, el que trabaja en la fundación… Rubén, ¿verdad? ¡Debemos conseguir fotos!

—No tengo fotos, solo… recuerdos —le contesto entre risas, todavía con una sonrisa tonta dibujada en mi rostro.
—¡Ay, por favor! Cuéntanos TODO otra vez, pero sin omitir ni un solo detalle —insiste Clara, bastante divertida, entre risas—. Queremos que nos narren la escena completa. ¿Dónde estaban exactamente? ¿Qué fue lo que dijo? ¿Quién se acercó primero?

—Fue… fue como si, por un instante, todo a nuestro alrededor se apagara —respondo, hablando más bajo de lo habitual

—. Estábamos caminando y charlando animadamente… y cuando llegamos a la puerta de mi casa, de repente todo sucedió. Así, de la nada.
¡Sin más, lo suelta! —Sofía, con una expresión exagerada, pone los ojos en blanco
—. Estás completamente enamorada, amiga querida. Se nota incluso en cómo hablas.

—No estoy segura de que sea amor —replico en un susurro
—. Pero lo que experimenté… fue auténtico. Y hermoso. Realmente hermoso.

—Pues prepárate, porque esto es solo el comienzo —anuncia Clara, guiñándome un ojo con complicidad
—. Y tú vas a ser la encargada de contarnos cada capítulo de esta historia. ¿Queda claro?

—Queda claro —Asiento, riendo de buena gana.

—Bueno, ve a descansar, futura señora de los latidos hermosos
—bromea Sofía con una sonrisa.

—¡Buenas noches, dulce corazón que late! —añaden las dos al unísono antes de despedirse y colgar el teléfono. .
La videollamada llega a su fin, y el sonido de la conversación se disipa en el aire. La habitación queda sumida en un profundo silencio, pero dentro de mí, una sonrisa persiste.

Permanezco sentada en la cama durante unos momentos más, abrazando la almohada con fuerza contra mi pecho. Dirijo la vista al móvil, que permanece inactivo, sin ninguna notificación nueva. Sin embargo, en lugar de experimentar un torbellino de ansiedad como solía hacerlo en situaciones similares, me envuelve una tranquilidad cálida y reconfortante. Es como si, en este instante, ya no necesitara ninguna validación externa para reafirmar que este día fue real, significativo y, sobre todo, diferente a todos los demás.

Finalmente, me levanto con la determinación de plasmar mis pensamientos. Enciendo la pequeña lámpara de mi escritorio, que ilumina suavemente el espacio, y abro mi libreta, un lugar donde guardo mis reflexiones. Comienzo a escribir de manera pausada, permitiendo que las palabras fluyan sin forzar la mente a pensar demasiado.
“No sé qué pasará. Pero hoy sentí que alguien vio mi alma sin que yo dijera una sola palabra. Y eso… eso vale más que cualquier promesa.”

Cierro la libreta con suavidad justo cuando vibra el móvil. Un mensaje.

Rubén: Gracias por hoy. Me hiciste sentir en paz. Que descanses.

Suspiro. Apoyo el móvil en el pecho y me dejo caer sobre la cama, con los ojos cerrados y una sonrisa nueva.
Al día siguiente, me despierto temprano. De repente, empiezo a cantar mientras abro el armario. Esta vez, elijo un vestido largo de mangas largas, que combina perfectamente con unas zapatillas deportivas. Una vez que termino de vestirme, dejo mi cabello afro suelto, aunque en el fondo deseo teñirlo de rojo o, tal vez, ponerme mechas rubias.
Dejo mis pensamientos de lado, tomando un momento para despejar mi mente. Luego, me aplico un poco de perfume, disfrutando del aroma fresco que me envuelve. Después, tomo mi bolso en una mano, asegurándome de tener mi móvil dentro. Con todo listo, salgo de mi habitación y empiezo a caminar hacia el jardín, donde puedo ver que están desayunando.

Al llegar al jardín, la suave brisa matutina comienza a acariciar mi rostro, trayendo consigo un frescor agradable que invita a disfrutar del momento. Ante mis ojos se presenta una mesa situada bajo la sombra de un gran árbol, elegantemente decorada con tazas de cerámica colorida, un delicioso pan recién tostado que emite un aroma tentador y trozos de fruta fresca, cortada con esmero.

A lo lejos, escucho las risas de Miranda y Luz, intercambiando comentarios sobre algo que no logro oír con claridad, pero que llena el ambiente de alegría contagiosa. Mientras tanto, mi padre hojea con tranquilidad las páginas del periódico, una taza humeante en la mano que parece proporcionarle un consuelo especial en esta preciosa mañana. La imagen que se forma ante mí es tan idílica que parece sacada de una fotografía que retrata un domingo perfecto.

—¡Buenos días! —exclamo, acompañando mis palabras con una sonrisa amplia que refleja la calidez de la escena.

Todos dirigen su mirada hacia mí, llenos de curiosidad. Miranda, con una expresión juguetona, levanta una ceja de manera divertida.

—¿Quién fue el afortunado que te dio el beso de la felicidad? —comenta en tono de broma.

Siento cómo una risa nerviosa escapa de mis labios, aunque no me atrevo a responder. Decido sentarme en una de las sillas vacías que hay alrededor, mientras intento servir un poco de zumo en un vaso. Al hacerlo, trato de ocultar la incomodidad que mi rostro ya no puede disimular.



#4672 en Novela romántica

En el texto hay: reencuentros, amor

Editado: 08.12.2025

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