"capitulo 13Mi mundo y el tuyo en un mismo plato"

Ashley

Permanecemos un momento así, sin necesidad de hablar. Hasta que, entre susurros, rompo el silencio:

—Rubén…

—¿Mm?

—Hay algo que necesito recordarte, ahora que oficialmente… ya sabes.

—¿Qué cosa? —pregunta, mirándome con interés.

—Mi padre quiere que vayamos a su casa esta noche. Para cenar con todos.

Él parpadea, sorprendido.

—¿Esta noche?

Asiento, juguetona.

—Sí. Me dijo textualmente: “Quiero conocerlo bien”. Así que… prepárate.

Rubén se ríe, un poco nervioso, pero con ternura.

—¿Crees que me va a interrogar como anoche? —pregunta Rubén, un tanto ansioso.

—No lo creo. Estoy segura de que no lo hará —le respondo con confianza.

—Entonces, creo que sería mejor llevar un postre. Algo dulce, por si las preguntas resultan ser muy amargas —dice Rubén con una sonrisa nerviosa.

—Llevar un postre no va a salvarte, Rubén —le digo riendo, intentando aligerar el ambiente.

—Puede que me dé algunos puntos a favor, ¿no crees? —dice él, riéndose también.

Luego de un momento de risa compartida, Rubén continúa con un tono más serio:

—Sin embargo, quiero llevarte a un lugar más íntimo. Así que tenemos que despedirnos de mi familia.

Asiento, comprendiendo lo que quiere decir. Ambos nos dirigimos de nuevo a su casa, donde él recoge su llave y yo busco mi bolso. En el fondo, aún siento un ligero nerviosismo, pero la idea de pasar tiempo a solas con él me emociona. Tras asegurarnos de que estamos listos, nos despedimos de su familia.
Y le digo a Luna que nos vemos en la fundación . Luego salimos de casa

sabiendo que la noche apenas comienza, nos subimos al coche y él comienza a conducir. Pienso que hay algo hermoso en este momento, porque no solo lo elegí para mí, sino que también estoy lista para invitarlo a ser parte de mi mundo.
Durante el trayecto, no he podido evitar notar que él no deja de fijar su mirada en mí. Su forma de observarme, llena de intriga, me provoca una ligera sensación de nerviosismo. En un momento de distracción, me doy cuenta de que estoy mordiendo mi labio interior, una manía que tengo cuando estoy algo ansiosa.

Cuando Rubén finalmente estaciona el coche frente a un edificio, me señala con gestos que ese es su departamento. Me aclara que, a pesar de que vive allí, suele pasar los fines de semana en la casa de su padre.

Una vez que ambos salimos del
coche empezamos a caminar hacia la entrada del edificio, y en ese instante, caigo en la cuenta de que no hemos intercambiado ninguna palabra, y el silencio se hace palpable entre nosotros.
Entramos en su departamento, y él me conduce hacia una habitación que asumo es la suya. Sin darme tiempo a pensar, nuestros labios se encuentran de forma inesperada, iniciando un beso que rápidamente se vuelve apasionado. En ese instante, puedo sentir cómo acaricia mis labios con su pulgar, una caricia suave y llena de ternura. Poco a poco, se aproxima a mi cuello, comenzando a dejar suaves y delicados besos que me hacen estremecer. A medida que va avanzando, se desplaza hacia mi ombligo, bajando con un ritmo pausado pero seguro. Sus besos son un juego que despiertan en mí un profundo deseo de más, un anhelo que crece a cada instante. .
A continuación, él comienza a acariciar mi cintura con delicadeza, lo que provoca en mí una sutil oleada de placer. Puedo sentir cómo sus besos me atrapan, generando en mí una combinación de felicidad y deseo. Mientras tanto, cierro los ojos, permitiéndome perderme en esta experiencia tan placentera.

En este instante, estoy completamente desnuda ante la mirada de Rubén.

Esto me permite sentir el calor que nos envuelve. Decido quedarme quieto durante un minuto, disfrutando plenamente de este momento de placer intenso.

Lo miro con admiración, observando su cuerpo tonificado, mientras muerdo mi labio en anticipación al verlo preparar un preservativo. Una vez que lo coloca, sus manos comienzan a explorar mi piel con delicadeza, y pronto se da cuenta de que mis deseos están en aumento, ansiosos por superar la barrera que nos mantiene separados. Nuestros labios finalmente se encuentran, húmedos por la calidez del ambiente y la intensidad del momento.

Con ternura, empieza a penetrarme con movimientos suaves y delicados que hacen que se escapen de mis labios suaves gemidos de placer. Esa dulzura y atención lo impulsan a continuar su camino, hasta que alcanzamos juntos nuestro clímax, con nuestras frentes tocándose y respirando de manera entrecortada, sintiendo la intensidad del momento.

Después de esa experiencia tan íntima y llena de conexión, aún siento su presencia en mi interior, una sensación que provoca que todo mi cuerpo tiemble de una manera placentera.

Luego sale de mi interior y aprovecha la ocasión para incorporarse, quitarse el preservativo y deshacerse de él de manera cuidadosa. Luego, regresa a la cama, volviendo a mi lado con una tranquilidad palpable en el aire.
Después de un momento, regresa a la cama. Se acuesta a mi lado, yo pongo mi cabeza en su pecho, y ambos comenzamos a escuchar el ritmo pausado y sereno de nuestras respiraciones, que poco a poco van volviendo a la normalidad. Sin embargo, Rubén, con una expresión de preocupación en su rostro, me pregunta si estoy bien. Le contesto sinceramente que me siento bien, aunque aún me duele un poco. Al escuchar mi respuesta, él se inclina hacia mí y me da un suave beso en la cabeza, mientras me susurra las palabras más hermosas que jamás he escuchado. Esos pequeños gestos me llenan de calor y consuelo.

Después de un rato, nos levantamos y entramos al baño. Allí, nos tomamos una ducha rápida para refrescarnos. Una vez terminamos, nos secamos con las toallas y salimos del baño. Luego, nos vestimos con calma, eligiendo nuestras prendas antes de agarrar nuestras cosas. Después de asegurarnos de que no olvidamos nada, salimos de su habitación y comenzamos a caminar hacia la salida de su departamento. Al salir nos subimos al auto y él comienza a conducir, esta vez hacía a mi casa.