capitulo 23 final Rubén me pide matrimonio

Ashley
Han transcurrido algunos días desde que llegamos. En este momento, estamos en el coche, en camino hacia el pueblo donde crecieron mis abuelos. En aproximadamente 30 minutos, llegamos al pueblo. Mi tía, emocionada, me señala la casa donde pasó su infancia y el colegio al que asistió, con especial énfasis en el instituto donde estudió.

Sin embargo, hay un detalle importante que también me muestra: una zona especial a la que solían ir cuando eran pequeños, un lugar lleno de recuerdos que guarda un significado especial para ellos.

No logro visualizar cómo eran cuando eran niños, pero estoy convencida de que seguramente ocasionaban muchos dolores de cabeza a mis abuelos.
Por la noche, al regresar para cruzar la barrera, nos encontramos con un policía de mal humor. Este agente, que estaba apoyado en la puerta, decidió abrirla de manera brusca.

Inmediatamente, comenzó a interrogarme sobre mi nombre y otros datos personales. Mi padre, al ver la situación, se enfureció y adoptó una actitud autoritaria, lo que claramente se notó en su expresión. Sin embargo, al percatarse de la molestia de mi padre, el policía decidió permitirnos pasar sin más preámbulos.

Continuamos nuestro camino y, finalmente, llegamos a casa para descansar después de esa experiencia tan tensa.

¡Vaya noche la que nos tocó

Al día siguiente, mi prima Mara llega junto con sus amigas, con la intención de pasar un buen rato juntas así que aprovechan a hablar con Miranda y luz

Yo, sin embargo, me siento extremadamente cansada y tengo mucho sueño me voy a habitación y me acuesto un poco más .

La verdad es que lo que más deseo en ese momento era quedarme en la cama, disfrutando de la comodidad de las sábanas. Sin embargo, Rubén entra y se acuesta a mi lado luego me abraza mientras me susurra muchas palabras bonitas al oído , lo que que me sintiera un poco más animada y conectada con él
Por la tarde, nos juntamos en la casa de mi abuela. Sin embargo, mi prima me llevó a su habitación para poder charlar en privado. Al entrar, comenzamos a conversar animadamente, pero a pesar de nuestra conversación, también podíamos escuchar las voces de otros miembros de la familia, en especial las de mi padre y Rubén.

Como somos un poco chismosas, decidimos asomarnos para intentar captar un poco más de lo que estaban diciendo. Sin embargo, no logramos oír nada claro, así que regresamos a su habitación, donde pudimos continuar nuestra plática sin interrupciones. Allí, no paramos de hablar y disfrutamos de nuestro tiempo juntas.

En la noche del viernes, nos encontramos dirigiéndonos hacia la casa de mi abuela para decirle adiós, ya que en realidad no tengo ganas de regresar. Al llegar, voy directamente a despedirme de la mitad de mis familiares. Ellos, entusiasmados, quieren tomar algunas fotos, por lo que me coloco junto a mi acompañante y nos toman el retrato.

Después de eso, continúo despidiéndome de los otros miembros de mi familia. En medio de este proceso, Rubén nos sugiere que podríamos salir a algún lugar, y mi prima se anima a recomendar un sitio que le parece adecuado.
Tan pronto como salimos de la casa de mi familia, nos subimos al coche y mi padre arranca el motor, dirigiéndose hacia nuestro destino. En cuestión de segundos, llegamos y me quedo asombrada ante la magnificencia del lugar, que se asemeja a un restaurante. Sin embargo, al fijar mi mirada más allá, me doy cuenta de que hay una hermosa playa al fondo.

Mi padre, con entusiasmo, decide que debemos inmortalizar este bello paisaje, así que comenzamos a posar para algunas fotos antes de realizar nuestros pedidos. Luego, nos aventuramos hacia la orilla, donde la vista se vuelve aún más impresionante, y empezamos a capturar muchos más momentos con nuestras cámaras.

Una vez que terminamos de tomar las fotografías, regresamos a donde estábamos sentados. Empecé a disfrutar de mi cóctel mientras nos servían la comida, y en medio de la charla nos pusimos a discutir sobre la controversia que existe dentro de la familia.

En ese momento, mis ojos se posan en un columpio hecho a partir de un sillón. Sin pensarlo dos veces, me levanto con entusiasmo y corro hacia él para subirme, mientras le grito Rubén que venga a tomar unas fotos. Sin embargo, al mirar de reojo , me doy cuenta que miranda está un poco cansada.

Después de que logramos hacer las fotos, mi padre se encarga de pagar la cuenta, y juntos nos dirigimos a la salida de este hermoso lugar.
Después de tomar varias fotos, mi padre se encarga de pagar la cuenta del restaurante y, después de eso, salimos de este encantador lugar. Seguidamente, nos subimos al coche y mi padre comienza a conducir hacia el hotel. En este momento, estamos llegando rápidamente a nuestro destino. Al entrar en la habitación, me dirijo de inmediato a cambiarme y me pongo mi pijama. Después de eso, me recuesto en la cama, sintiendo la comodidad que me brinda.

Me siento exhausta después de haber estado en constante movimiento todo el día, subiendo y bajando sin parar. Apenas me recuesto, caigo en los brazos del sueño, pero en mi mente aún resuenan los cálidos abrazos de Rubén.

A la mañana siguiente, nos encontramos sentados en la cabina del jet privado, mirando por la ventana por última vez el paisaje de Nigeria. Con el avión en la pista, y a punto de despegar, una sensación de miedo me invade. En ese momento, Rubén toma mi mano con cariño, y sin pensarlo, cierro los ojos con fuerza, intentando calmar mis pensamientos.
Nos esperan numerosas horas de vuelo antes de alcanzar nuestra destino en Tenerife. La idea de estar sentada en el avión durante tanto tiempo me resulta cada vez más agobiante, y empiezo a sentir una creciente desesperación que no me agrada en absoluto. Después de unos minutos de espera, han hecho un anuncio que ha logrado captar mi atención: informan que pronto aterrizaremos, lo que me llena de alivio y emoción.