Ethan
— ¡Felicidades amigo! ya me enteré de la boda — Deivy, mi amigo llegó al bar del hotel. Me encontraba tomando un trago, necesitaba despejar mi mente y aclarar mis idea. Pero ya no podría hacerlo ahora con su presencia.
— ¿Quién te lo dijo? — cuestioné
— Dafne lo anunció casi a todo el planeta cuando estuvo en el programa de televisión.
— No tenía idea de que veías esos programas — me burlé
— No lo hago, la mujer con quien me acabo de acostar me lo contó — Mi amigo pidió un trago y se sentó a mi lado — nunca creí que diría esto, por que nunca pensé que sucedería… pero quiero ser tu padrino de bodas.
Sonreí — ¡Estás loco!
— Es que es de verdad, nunca pensé que te llegarías a casar, pero al parecer la modelo si logró enamorarte.
— ¿Quien te dijo que me caso por amor? hoy en día todos tenemos un motivo para hacerlo en estos tiempos y el amor ya no es el que encabeza la lista — Esa era la verdad no le había propuesto matrimonio a Dafne por que la amaba, yo tenía otros motivos más importantes.
— ¿Por qué lo haces entonces? durante muchos años dijiste que nunca te amarrarías a una mujer ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
— Dafne es una buena mujer, me ha soportado de todo, infidelidades, desplantes, hasta mi mal humor, estos últimos años es quien ha estado a mi lado en todo momento.
— Ja, ja, ja, ja en serio que si no te conociera casi una vida, te creyera, ya en serio ¿Por qué te casas con ella? — Mi amigo me conocía muy bien, y sabía que lo que menos podía tener era ese tipo de sentimentalismos.
— La verdad es que ella es hija de uno de los hombres más ricos del país y yo necesito dinero para mis inversiones, he logrado mucho estos años, pero no es suficiente para mí, necesito más y la familia de Dafne me va a ayudar a conseguirlo, con mi inteligencia y su fortuna, seré el hombre más rico y poderoso.
— ¿Y ella lo sabe? sabe que solo te casas por su dinero y por cumplir tus ambiciones.
— No lo sabe y tampoco lo sabrá, ella también saldrá beneficiada de todo esto. En unos años seremos la pareja envidiable y todos aquellas personas que una vez se burlaron de mí, que pensaron que nunca sería nada en la vida, van a tragarse cada una de sus palabras.
— Deberías olvidar todo aquello, busca el amor y vete lejos.
— ¡Nunca! no hasta demostrar de lo que soy capaz, cuando cumpla mi objetivo podré irme a donde sea, pero mientras tanto, seguiré luchando y no importa lo que tenga que hacer para lograrlo, y para eso tengo que ir directamente a la casa de mis futuros suegro, si quiero ser parte de esta familia tengo que empezar por ir a vivir con ellos — Dí el último trago a mi vaso y me despedí de mi amigo, antes de que él continuara con sus sermones, subí a mi apartamento, el que compartí con mi ahora prometida Dafne Wood.
Entré a la habitación y escuche que ella estaba en la ducha, teníamos más de dos años de noviazgo, podría decir que fue la mujer más fácil de conquistar, un par de detalles y estaba rendida a mis pies, pero también podía afirmar que había sido la mujer que más había aceptado mis defectos.
Me lancé a la cama mientras esperaba que ella terminara su ducha. Tomé mi móvil, mientras revisaba mis redes sociales, pero todo estaba aburrido, nada interesante, incluso encontré una de la madre de Dafne, quien ya estaba haciendo el anuncio de la fiesta de compromiso. Sonreí triunfante, esa señora me adoraba, fue fácil que me aceptara como novio de su hija. Matias había sido un poco más difícil, pero ya lo tenía en el bolsillo y con la propuesta que llevaba en mente, ese hombre también me llegaría amar.
Solo me faltaba una persona Génesis Wood, la hermana melliza de Dafne; no la conocía, solo tenía la descripción que mi novia me había hecho sobre ella y una foto de su perfil de instagram y facebook, ya que sus cuentas eran privadas y no me permitían tener más información, quería tener información de Génesis, pero no había logrado nada, así que ella era un terreno por explorar.
Miraba su foto, tez blanca, cabello castaño, con una enorme sonrisa, se veía muy diferente a los que Dafne me había dicho: una amargada, solitaria de mal humor. << ¿Qué escondes detrás de esa sonrisa Génesis Wood? >>
—¡Mi amor! regresaste temprano — Dafne salió de la ducha, traía su cuerpo rodeado por una toalla, al igual que su cabello —. Creí que tardarías un poco más.
— Prepara maletas Dafne mañana volamos hacia la casa de tus padres.
— ¿Qué? ¿Por qué? le dije a mi mamá que estaríamos el fin de semana.
— Creeme que lo mejor es que nos vayamos lo más pronto posible, con el anuncio del compromiso habrán muchas cosas que hacer y tiene que ayudar a tu madre.
— Tu siempre tan considerado, mi chocolatito, haré todo lo que quieras, empezare hacer las maletas — odiaba los sobrenombres dulces como chocolatito, amorcito o muñequito, pero Dafne ignoraba siempre cuando le decía que no lo hiciera, así que dejé que ella me tratara como quisiera.
(...)
Íbamos en el avión con destino a la casa de mis futuros suegros. Había ido muchas veces, pero en esta ocasión sería diferente, esta vez iba para quedarme, para convertirse en el hombre más poderoso.
Algunos aspectos me identifican, el primero de ellos es que era una persona muy perfeccionista, mi ropa tenía que estar impecable, sin ninguna arruga o mancha, utilizaba los traje más elegantes y costosos; odiaba si alguien provocaba que ocurriera lo contrario, el segundo detalle es que soy muy posesivo con lo que considero es mío, mis casas, mis autos, al igual que con mi ropa, odiaba si alguien quería tan siquiera tocarlos y por último; siempre conseguía lo que me proponía.
Llegamos a la ciudad y lo primero que hice fue llamar para que trajeran uno de mis autos, tenía uno en cada ciudad a la que iba y aquí no podía hacer falta. Tenía un auto costoso, color negro, ese era mi color favorito, así que la mayoría de mis pertenencias eran negras.