Cuando era pequeña, tenía miedo a la oscuridad y a los monstruos que vivían debajo de mi cama, por eso mi mamá decidió pegar por todo el cuarto pequeñas estrellas adesivas que alumbraban en la oscuridad
A la edad de 15 años, las estrellitas no eran suficientes y continuaba con el mismo temor, había noches en las que no podía dormir bien, así que me regaló una cajita de musica para que me tranquilizara.
Cuando sucedió el accidente me aterraba pensar que había perdido la confianza de mi madre, ya tenía suficiente con haber perdido a Mario, creo que una decepción de parte de ella hubiese sido mortal.
Pero ella solo me agarró con fuerza y me hizo saber que el destino es impredecible, que todo pasa por una razón, y me enseñó que por muy difícil que sea, por muy hundida que me sienta poco a poco se puede salir adelante
Hoy en día siento que eh dado algunos pasos, pequeños, si, pero marcan una diferencia y ella se a encargado de hacermelo saber, creo que es la única capaz de darme paz en situaciones así, también es la que me ha apoyado siempre en las carreras, incluso después de ese día me dijo que si quería seguir intentándolo ella me apoyaría, pero es demaciado reciente y la culpa está latente dentro de mi.
Con un suspiro me siento en la cama y decido adelantar lo inevitable. Llamar a mi mejor amiga eh intentar explicarle mis motivos para marcharme.
Espero que me entiendas Van....
...
— Adelante– hablé despues de escuchar los toques en mi puerta
— ¿Quieres salir?– preguntó mi hermano mientras se sentaba en mi cama
— No estoy de ánimos
— Venga, si quieres llamo a Vanessa– Escuchar su nombre hace que mi corazón se arrugue y mi hermano parece notarlo– ¿que sucedio?
— No quiere verme, piensa que la estoy abandonando– suspire mientras cerraba el libro que tenia en mis manos y lo dejaba en la mesita de noche
— Es que, la estas abandonando– confirmo mi hermano y yo le lancé una mirada asesina por encima de mis lentes de lectura
— Gracias, ya me siento mejor- dije con sarcasmo y el rodo los ojos
— Solo necesita tiempo, perdió a su novio y ahora tú tambien te marchas, tranquila ya se le pasará
— Eso espero– suspiré
— Venga ahora vamos a algún lado no seas mala con tu hermanito
— Bueno, pero solo una hora– sedí
— Te amo– me dio un beso en la frente y salió de mi habitación victorioso
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Treinta minutos después estabamos en la zona VIP de un club nocturno, solo Neitan y yo, según él, era una salida de hermanos antes de alejarme de su lado para siempre, si, es un poco dramatico.
Pedimos unas bebidas y hablamos de cosas tribales durante toda la noche, bailamos y cantamos. Lo que supuestamente iba a ser una hora, se convirtió en tres, luego cuatro, y cinco, hasta que perdí la cuenta.
Pasar tiempo a solas con Neitan es mucho mejor de lo que recordaba, supongo que se debe a que a pesar de estar en cuerpos diferentes, somo una sola alma, o al menos eso dicen por ahí de los mellizos
Pronto mis parpados comenzaron a pesar y ya me sentia cansada, no habia bebido demaciado, pero si lo suficiente como para sentirme un poco mareada.
— Hora de irnos rubia
Mi hermano pagó todo lo consumido y salimos del lugar
— Voy a buscar el auto, no te muevas– me advirtió mientras se alejaba y yo solo pude asentir
No tengo ganas de articular palabras, solo quiero llegar a mi cama, a sido un dia difícil.
Veo el deportivo negro de mi hermano asercarse y camino hacia él, miro los detalles dorados de la parte delantera y frunso el ceño, no recuerdo que su auto tuviera esos detalles, pero no me voy a parar a pensar en eso ahora.
Camino fuera de la acera y me acerco al auto que no tiene intensión de detenerse, ¿acaso piensa dejarme tirada?.
De un momento a otro veo como mi bolso vuela por los aires y cae sobre la parte delantera del auto logrando que se detenga mientras yo me dirigo hacia el, abro la puerta de copiloto y me adentro en el asiento
— ¿Acaso pensabas dejarme tirada? No deberías tomar tant...– dejo las palabras en el aire al ver que la persona sentada detras del volante no es mi hermano— ¿quien coño eres?– pregunto sin pensarlo
— Eso mismo me pregunto yo– El chico me mira con unos ojos negros como un pozo sin fondo, logrando que mi piel hormiguera
— ¿Que haces con el auto de mi hermano?– volví a preguntar y el soltó una carcajada
— Vajate de mi auto- Dijo con un tono de voz ronco que me pareció demaciado sexy
Alzo una ceja y me quedo mirandolo, retadora.
Me mira, lo miro, me mira, lo miro....y de un momento a otro el auto se pone en marcha a toda velocidad
— ¿¡Que haces!?- grito mientras me pongo el cinturon de seguridad como puedo. No me responde
Miro la pizarra del auto y mi pulso comienza a acelerarse al ver la velocidad en la que vamos. Despues de lo sucedido mi mente se niega a dejar el temor de lado
— ¡¡Vaja la velocidad!!– Me ignora nuevamente
Miro al frente tratando de distinguir en que carretera estamos, y cuando la reconozco me arrepiento de haberlo hecho, es la carretera del accidente, pero por lo que se esta carretera todavia esta cerrada, ¿que hace... ¡Mierda!
Mi respiración comienza a ser irregular y los recuerdos invaden mi mente, esto no puede estar sucediendo de nuevo, me niego a que un estupido trauma me gane.
Aguanto la respiracion y cuando reúno la fuerza de voluntad necesaria, me quito el cinturon y paso mis manos por encima de su cuerpo alando un freno de emergencias oculto debajo de la pizarra haciendo que el carro se frene de golpe, por inercia mi cuerpo se va hacia adelante y no se con que, me doy un fuerte golpe en la frente
— ¡Mierda!– maldigo llevando mi mano a la zona afectada
— ¡¿Acaso estas loca?! ¡Casi nos matas!– me grita el chico furioso y yo le doy la mirada mas fria que puedo