“POR TRAICIÓN AL REINO, EXTORSIÓN Y ASESINATO, LA REINA BECCA REN NORDKA ES CONDENADA A MUERTE POR GUILLOTINA”.
Los lamentos de las mujeres y hombres del reino golpeaban el pecho de la Reina, ella no tuvo participación en ninguna de todas esas atrocidades, pero allí estaba el resultado del juicio. La habían inculpado, y el poder que tenía se le fue arrancado de las manos. Su esposo, el Rey, no pudo ganarles a las lágrimas que se arremolinaban en sus ojos dorados, no podía creer que su amada fuese acusada y él, la máxima autoridad, no pudiera salvarla. ¿De qué le servía la corona? No era un tirano, pero en ese momento, la posibilidad de matar a todos los sospechosos de incriminarla se repetía como una opción, una y otra vez por su mente.
—¡MAMÁ!
Para colmo, los mellizos se escabulleron de su niñera y de los caballeros que los retenían y lograron llegar a la prisión del palacio.
—Becca…—susurró Nepther, sosteniendo el tembloroso cuerpo de su esposa. —Pídemelo y haré que todo esto acabe…
La bella reina negaba con la cabeza, no podía permitir que lo mataran a él también, o peor, a sus hijos.
—¡Mamá! —chilló Selene.
—¡Padre, madre, díganos, qué hacer! —suplicó Leiv.
Los mellizos, a pesar de la situación dolorosa, estaban dispuestos a ir en contra del consejo de nobles y ser tan tiranos como su padre deseaba, pero Becca, la bella reina, no deseaba la muerte de ninguno de los tres.
—Tienen que ser fuertes por mí. —les imploró, inclinándose a su altura. —Es desafortunado, pero tienen que vivir, ¿me entienden? Vivan por mí, niños.
El llanto desconsolado de los mellizos se intensificó al ser rodeados por los brazos de su madre. ¿Cómo podía verse tan fuerte cuando a pocos minutos abandonaría la tierra de los vivos?
—Y tú, Nepther, cuidarás de ellos, día y noche. —continuó Becca mirando como los ojos de su marido se intensificaban en un dorado brillante. —¡Los cuidarás con tu vida!, ¡Promételo!
La voz desgarrada y los llantos de los niños hicieron que el Rey cayera de rodillas, llorando.
—Lo haré. —aceptó, rendido con la decisión de su mujer.
El bullicio del pueblo siguió prolongándose hasta las puertas del palacio, pidiendo misericordia por la reina, sin embargo, todo fue en vano.
Leiv y Selene fueron arrebatados de los brazos de su madre, despidiéndose en llanto y gritos. El Rey fue con ellos después de besar con todo el amor que le tenía a su amada.
—Te amo. —susurró sobre sus labios. —Y te amaré por toda la eternidad.
La ejecución fue rápida, pero nadie esperaba que las garras del pueblo pidieran venganza. Las revueltas en diferentes lugares del Reino se prolongaron por dos años, nadie aceptaba la muerte de la Reina. Y probablemente, jamás se perdonaría el haberle quitado la vida a una mujer tan dulce como era Becca Ren Nordka.
Su muerte era solo el atisbo de la enorme catástrofe que se asomaba en las sombras.