Amor y Magia Negra

Capítulo treinta y seis: Rumores

Se levantó de la cama al instante desparramando toda la tinta, y, sin limpiar, salió de la habitación con un único objetivo: encontrar a Andrómeda. No tardó mucho pues su hermana comenzaba a bajar los escalones cuando se cruzó con ella.

—¡Andy! Necesito un ejemplar de El Profeta, es urgente —la llamó alterada causando un gesto de confusión en la mayor.

—¿Qué es lo que tanto necesitas leer? —preguntó.

—Al parecer El Profeta lo sabe, sabe sobre nosotras —avisó Calynn muy preocupada.

—¿Qué? —exclamó una Andrómeda incrédula—. Eso es imposible..., vamos, posiblemente haya un ejemplar en la entrada —mencionó mientras comenzaba a bajar las escaleras seguida de su hermana.
Afortunadamente no se encontraron a nadie en el camino por lo que pudieron llegar a la entrada de la mansión sin interrupciones. Movieron diferentes paquetes y cartas en busca del ejemplar hasta que lo consiguieron, tomaron el diario y la primera plana lo decía todo.

—No puede ser posible —susurró la hermana mayor. En la portada podía verse una foto de sus padres.

Mortífagos sueltos.
¿Será éste el inicio de una guerra mágica?

El día de ayer por la noche por fin se confirmó la identidad de los habitantes de la casa con magia negra en la calle Hilandera que como anteriormente habíamos supuesto fueron Cygnus y Druella Black. Tras una larga velada en el Ministerio de Magia pudimos encontrar al principal cómplice que encubría a ambos mortífagos durante su tiempo laboral en el mismo Ministerio. Éste, después de un poco de Veritaserum, nos contó que los señores Black son unos mortífagos privilegiados por El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado ya que éstos tenían la misión de colocar a varios mortífagos en diferentes zonas del Ministerio de Magia para después llegar al poder absoluto sobre de él. El testigo no pudo mencionar más cosas ya que lamentablemente murió después de haber confesado tal secreto, aún se están haciendo investigaciones de la causa de muerte, pero se creé que fue al romper un Juramento Inquebrantable. Por el momento se sugiere el distanciamiento con cualquier miembro de la familia Black y que se reporte al Ministerio de Magia cualquier altercado que pudiera presentarse.

Las hermanas se miraron, el contenido del artículo las aterraba, no podían pensar en lo que sucedería cuando Druella se enterase, pero, ¿qué no era ese artículo un motivo de alegría?, ¿no debían alegrarse porque el bien está venciendo al mal?, ¿no eran las más indicadas para hablar y confesar todo sobre el paradero, incluso del Señor Tenebroso? Todo eso se preguntaba la pequeña Black pues de algún modo u otro se sentía culpable, tantas preguntas, pero una respuesta tan triste: pueden, pero no deben.

—¡Eso no es todo! —advirtió Andrómeda llamando la atención de su hermana mientras señalaba varios apartados de El Profeta que decían:

Albus Dumbledore
¿Preocupado u ocupado?

¿Será Albus Dumbledore interrogado por el Ministerio de Magia?

¿Es Hogwarts tan seguro como todos piensan?

—¿Qué vamos a hacer ahora? No podemos decir... —comenzó Calynn, pero se calló al instante al escuchar pasos que venían del piso superior que se dirigían hacia ellas. Rápidamente aventaron el periódico dejándolo hasta arriba de todo el correo y se escondieron detrás de una columna verdosa que conectaba con la gran sala.

—...Lucius me ha contado mucho de ella, la admira tanto —comentó una mujer—. ¡Qué sorpresa, El Profeta ya llegó!

—¿Ahora con qué mentira han cubierto su primera plana? —se escuchó la curiosa voz de Druella.

—Me gustaría decir que es mentira, pero han acertado con todo —la voz divertida de la mujer había cambiado a una totalmente seria y crédula.

Druella se reunió con ella totalmente confundida y leyó el periódico y comenzó a exasperarse mientras Andy y Calynn escuchaban su desesperación desde la distancia. Después de un momento, las mujeres salieron de la casa hablando de lo enojadas que estaban. En cuanto azotaron la puerta, Andrómeda guio a su hermana escaleras arriba y la hizo esperar en la cálida habitación mientras buscaba algunas cosas en el cuarto vecino. Regresó tiempo después con un par de vendas en las manos mientras la pequeña Black la miraba extrañada.

—Dentro de unos días que volvamos a Hogwarts deberás formarte una buena excusa para poder esconder la marca y quisiera practicar y enseñarte a vendar tu brazo —explicó Andy mientras comenzaba a alargar las vendas.



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En el texto hay: magia, jkrowling

Editado: 18.01.2019

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