(15 de Mayo 2012)
Anne
Hoy era un día horrible, tome unos jeans azul marino a la cintura, una blusa blanca holgada y mis converse azules, los puse en la cama, tome mi ropa interior y me metí a bañar, mis padres no tardarían.
Lloré una vez más mientras me bañaba, fui muy tonta, una torpe, Axel nunca se fijaría en mí, era obvio, no tengo nada a comparación de Diana, ella era bonita, sensual y tenía un cuerpo bien desarrollado para su edad, en cambio yo, ni siquiera me arreglo, mi cuerpo no tiene forma, bueno sí, muy cuadrado y algo ancho, lo odio. Pero no era el momento de repasar mis defectos, comencé a cantar para distraer mi mente.
Terminé de bañarme, me cambie y me puse un maquillaje muy sencillo, sólo la base, un intento de delineado y brillo labial muy bajo, odiaba destacar.
Mis padres no tardaron en llegar junto con mi hermana que volvía del dentista, nos fuimos a la fiesta de Hannah.
En la fiesta de Hannah se encontraba Morgan, una amiga de ella con quién me llevaba bien, mejoró mi ánimo, le estaba contando lo sucedido con Axel, Morgan me dijo que Axel no valía la pena y que debía de fijarme en alguien más.
Hannah por otro lado me decía que debía esperar que no era algo de vital importancia y que lo superaría pronto, al menos hasta terminar el ciclo escolar y entrar a la preparatoria, quizá ambas tenían un poco de razón. Decidí no deprimirme tanto y seguir conviviendo con los amigos de Hannah y otros de nuestros primos.
La tarde-noche continúo con calma, todo iba muy tranquilo hasta que Hannah mostró incomodidad cuando llegó Bruno, el novio de Morgan junioto con su mejor amigo Alex. Alex, Axel, suenan tan parecidos, las ganas de llorar me inundan de nuevo, Hannah, con sus amigos de la preparatoria, mi hermana con los niños de su edad, y Morgan que era la única a quien le hablaba de ahí, con su novio.
Me salí a la calle a tomar aire fresco, me senté en una jardinera que se encontraba en la banqueta, con un vaso con una rusa, me sentía patética, me reí, una risa se unió a la mía.
—¿Aburrida? ¿Enfadada?
—Un poco harta a decir verdad. ¿Me recuerdas tu nombre?
—Alexandro, me dicen Alex. Dime Anne, ¿Qué te trajo a esta fiesta?
—Hannah es mi prima favorita —dije antes de soltar una pequeña risa— ¿Y a ti?
Lo pensó un poco y sonrió.
—Una larga historia cuyo resumen es wue básicamente Bruno me obligó.
—Uh, debes odiarlo en este momento si no conoces a nadie.
—No en realidad, no me arrepiento, conozco a Hannah y Morgan, sólo que no creo que ellas me querían aquí.
—¿Por qué?
—Bueno yo...
Nos vimos un terrumpidos por Bruno.
—Hey chicos, que entren, van a servir la cena.
Miré a Álex, él sólo se encogió de hombros y señaló la puerta.
—El hambre es fuerte —dijo con una sonrisa.
No lo había notado, sus ojos eran de un marrón algo claro, tirando a color miel. Tomo mi brazo, extendió el suyo a la puerta y dijo:
—Las damas hermosas primero.
No pude evitarlo, sonreí sonrojada y pasé.
La comida no era del todo de mi agrado, odiaba la birria, pero no me gusta desperdiciar comida. Alex estaba sentado junto a mí, a su lado Bruno y junto a él Morgan, éramos los únicos en esa mesa, en otra mesa estaban Hannah y sus amigos. Por algún motivo Hannah miraba con coraje nuestra mesa. Me sentí mal. Pedí otra rusa con tequila, no me sabían tan mal como recordaba, llevaba tres. Alex me miró fijamente.
—¿Y desde cuándo las señoritas de tu edad toman?
—Desde que les rompen el corazón.
—Así que tienes el corazón roto.
—Larga historia.
—Pues somos los únicos inadaptados aquí, tenemos todo el tiempo del mundo.
—Neeh, no vale la pena.
—Está bien, igual yo te debo una historia.
Tras decir eso seguimos comiendo, Alex en verdad era agradable, un gran chico al parecer, me intrigaba saber porque Morgan y Hannah lo estaban ignorando.