Con los documentos proporcionados por Logan Drake, Alexander y Emma tenían una idea clara de cómo operaba Merrick Global Ventures. Sabían que Damon Caldwell no dudaría en usar cualquier método necesario para destruir a Blake & Partners, pero esta vez, Alexander estaba decidido a tomar la iniciativa.
—No esperaremos a que Caldwell haga su siguiente movimiento —dijo Alexander, mirando a Emma mientras ambos se reunían en su oficina después de horas. Su tono era firme, decidido—. Si él juega sucio, nosotros jugaremos más inteligente.
Emma asintió, sintiendo una mezcla de nervios y determinación.
—¿Qué tienes en mente?
Alexander caminó hacia la ventana, observando las luces de la ciudad mientras hablaba.
—Primero, vamos a proteger nuestra empresa desde adentro. Fortaleceremos la seguridad de nuestros sistemas y bloquearemos cualquier intento de acceso externo. Segundo, expondremos a Caldwell. Si logramos mostrar al público lo que realmente hace Merrick Global, su reputación se destruirá antes de que pueda tocarnos.
Emma lo miró fijamente.
—¿Y cómo planeas hacerlo?
Alexander giró hacia ella, sus ojos grises brillando con intensidad.
—Usaremos sus propias armas en su contra.
El primer paso fue reforzar la seguridad interna de Blake & Partners. Alexander llamó a Daniel Hughes para implementar medidas de protección adicionales en los sistemas de la empresa. Esto incluyó un monitoreo más riguroso de todos los accesos internos y externos, la instalación de firewalls avanzados, y una revisión completa de las comunicaciones internas para asegurarse de que no hubiera nuevas filtraciones.
—Quiero que cualquier intento de Caldwell por infiltrarse quede registrado —le dijo Alexander a Daniel mientras revisaban el progreso.
Daniel asintió.
—Si intentan algo más, lo sabremos de inmediato.
Emma, por su parte, coordinó con el equipo administrativo para asegurarse de que todos los empleados estuvieran al tanto de las nuevas políticas de seguridad, aunque sin revelar los detalles específicos de la amenaza que enfrentaban.
Mientras tanto, Emma y Alexander comenzaron a analizar los documentos proporcionados por Logan Drake. Entre los correos electrónicos y registros financieros, encontraron pruebas incriminatorias que detallaban cómo Merrick Global había saboteado a otras empresas en el pasado.
—Caldwell es un maestro en disfrazar sus movimientos —comentó Emma mientras revisaba un correo donde Merrick ofrecía "consultoría" a una empresa antes de arruinarla desde adentro.
Alexander asintió, su mandíbula tensa.
—Lo bueno de los maestros manipuladores es que siempre dejan un rastro, aunque sea pequeño.
Una de las claves que encontraron fue un contrato que Merrick Global había firmado con una empresa en Chicago, Creston Tech, que había sido absorbida por ellos después de enfrentar una serie de "errores administrativos" sospechosamente similares a los que ahora ocurrían en Blake & Partners.
—Esto es lo que necesitamos —dijo Emma, señalando el contrato—. Si podemos conectar sus métodos pasados con lo que están tratando de hacer aquí, tendremos una historia que los medios no podrán ignorar.
Alexander sonrió ligeramente, aunque su mirada seguía siendo calculadora.
—Entonces hagámoslo público. Pero primero, necesitamos que Caldwell cometa un error.
Para exponer a Caldwell, Alexander decidió crear una situación que lo obligara a revelar sus verdaderas intenciones. La idea era simple pero arriesgada: invitar a Merrick Global a una negociación aparentemente crucial para un proyecto inexistente, diseñado para captar su interés. Si Caldwell intentaba utilizar esta oportunidad para infiltrar a sus agentes o manipular los términos, tendrían pruebas irrefutables de sus tácticas.
—Caldwell no podrá resistirse a algo tan jugoso —dijo Alexander mientras preparaba los documentos falsos junto con Emma—. Es demasiado codicioso como para dejar pasar la oportunidad de destruirme.
Emma lo miró con cierta preocupación.
—¿Y si se da cuenta de que es una trampa?
Alexander dejó los papeles sobre su escritorio y la miró directamente.
—Entonces sabremos exactamente de qué es capaz. Pero no te preocupes, Parker. Nos aseguraremos de que no tenga salida.
La reunión con Damon Caldwell se programó en una sala de juntas de un hotel de lujo en el Upper East Side. Alexander y Emma llegaron juntos, mientras Daniel y un equipo de seguridad monitoreaban todo desde una habitación cercana, listos para actuar si algo salía mal.
Caldwell llegó puntual, con su característica sonrisa de confianza y un grupo de asesores a su lado. Desde el momento en que entró en la sala, Alexander pudo sentir su arrogancia.
—Blake, siempre es un placer verte —dijo Caldwell mientras tomaba asiento frente a él—. Estoy ansioso por escuchar sobre este nuevo proyecto que mencionaste.
Alexander mantuvo su expresión neutral mientras deslizaba los documentos falsos hacia él.
—Creo que este proyecto podría ser beneficioso para ambas partes. Pero antes de continuar, me gustaría saber cómo planea manejar ciertos… aspectos delicados.
Caldwell levantó una ceja, intrigado.
—¿Aspectos delicados?
Alexander se inclinó ligeramente hacia adelante.
—Sabes a qué me refiero. Las empresas como la tuya tienen un historial de ser creativas en sus métodos. Me gustaría asegurarme de que esto sea una colaboración limpia.
El comentario fue lo suficientemente ambiguo como para captar la atención de Caldwell sin levantar sospechas. Emma, sentada a su lado, observó cómo el CEO de Merrick Global estudiaba los documentos con una sonrisa calculadora.
—Alexander, me ofendes —dijo Caldwell finalmente, aunque su tono era más juguetón que genuino—. Siempre operamos dentro de los límites de la ley.
—Por supuesto —respondió Alexander, dejando que la conversación fluyera mientras grababan cada palabra.