Con el caso de Marks resuelto y la herencia de su padre finalmente en orden, Alexander y Emma sintieron que podían tomar un respiro. Sin embargo, el éxito de Blake & Partners siempre atraía miradas, y no todas eran amistosas. Una nueva amenaza estaba comenzando a gestarse, y esta vez, era un ataque directo al corazón de la empresa.
Todo comenzó con un rumor. Durante una reunión semanal con los líderes de departamento, uno de los socios principales, David Stein, mencionó que Redmond Consulting, una firma emergente de consultoría financiera, estaba atrayendo a varios clientes importantes.
—Parece que están ofreciendo tarifas más bajas y resultados rápidos —dijo David mientras revisaba un informe—. Algunos de nuestros clientes más pequeños han comenzado a transferir proyectos a ellos.
Alexander escuchó en silencio, pero Emma, que estaba tomando notas a su lado, pudo ver la tensión en su mandíbula.
—¿Quién dirige Redmond Consulting? —preguntó Alexander finalmente.
David frunció el ceño, revisando el informe.
—Un hombre llamado Logan Redmond. No tiene una trayectoria particularmente destacada, pero parece saber cómo moverse en el mercado.
Emma tomó nota del nombre, pero no pudo evitar sentir que había algo más detrás de esta repentina aparición.
—Quiero un análisis completo sobre Redmond Consulting —ordenó Alexander, su tono frío y autoritario—. Clientes, operaciones, conexiones. Quiero saber todo sobre ellos.
Apenas unos días después, un cliente importante, Westbrook Industries, envió una carta anunciando que habían decidido pausar su contrato con Blake & Partners. La excusa oficial era una "reorganización interna", pero Alexander no se tragó la explicación.
—Esto no es casualidad —dijo mientras le mostraba la carta a Emma en su despacho—. Redmond está detrás de esto.
Emma frunció el ceño mientras leía la carta.
—¿Crees que los están convenciendo de romper con nosotros?
Alexander asintió, cruzándose de brazos.
—Es probable. Y si están usando tácticas poco éticas, vamos a descubrirlo.
Mientras investigaban, Emma recibió una pista inquietante de uno de los empleados de Westbrook Industries con quien había trabajado de cerca en proyectos anteriores.
—Escuché que Redmond Consulting les ofreció tarifas extremadamente bajas y plazos irreales, pero también mencionaron algo sobre… tener acceso a tu sistema de propuestas, Emma. No estoy seguro de cómo, pero parece que saben exactamente cómo contrarrestar sus ofertas.
Emma sintió un escalofrío.
—¿Estás diciendo que tienen acceso a nuestra información confidencial?
El empleado se encogió de hombros.
—No tengo pruebas, pero todo encaja demasiado bien.
Emma se apresuró a compartir la información con Alexander, quien de inmediato convocó a una reunión con Daniel Hughes para analizar la seguridad interna de la empresa.
Un posible infiltrado
—Si Redmond Consulting tiene acceso a nuestras propuestas, significa que alguien dentro de nuestra empresa está trabajando con ellos —dijo Daniel mientras revisaba los registros de seguridad en una reunión con Alexander y Emma.
—¿Un infiltrado? —preguntó Emma, sintiendo cómo la tensión aumentaba.
—Es probable. Pero necesitaré tiempo para revisar las comunicaciones y accesos internos. Mientras tanto, debemos limitar quién tiene acceso a información confidencial.
Alexander asintió, su expresión endurecida.
—Haz lo que sea necesario, Daniel. No quiero que se escape nada más.
Mientras investigaban a Redmond Consulting, Emma descubrió algo alarmante: Logan Redmond había trabajado en el pasado con Nathan Carter, el exnovio de Emma que ya había intentado sabotear a Blake & Partners en el pasado.
—Esto no puede ser una coincidencia —dijo Emma mientras le mostraba los registros a Alexander en su oficina.
Alexander frunció el ceño mientras revisaba los documentos.
—Nathan no puede estar detrás de esto… ¿o sí?
Emma suspiró.
—No lo sé, pero Logan claramente sabe cómo usar tácticas cuestionables para ganar terreno. Si Nathan está involucrado, es porque sigue buscando venganza.
Alexander se recostó en su silla, su mirada distante.
—Entonces necesitamos movernos rápido. Si Redmond y Nathan están trabajando juntos, esto no se detendrá hasta que nos destruyan.
Con la confirmación de que Redmond Consulting estaba jugando sucio, Alexander decidió enfrentarlos de manera estratégica. En lugar de un ataque directo, diseñó un plan para atraer a Logan Redmond a una trampa que expondría sus tácticas poco éticas.
El primer paso fue desarrollar una propuesta falsa para un cliente ficticio, una oferta que parecía ser una jugosa oportunidad de negocio. La propuesta fue diseñada específicamente para ser filtrada por el supuesto infiltrado dentro de Blake & Partners.
—Si tienen acceso a nuestra información, esta propuesta les parecerá irresistible —dijo Alexander mientras explicaba el plan a Emma y Daniel—. Y cuando muerdan el anzuelo, los atraparemos.
Emma asintió, aunque no pudo evitar sentirse inquieta.
—Es un riesgo, pero puede funcionar. ¿Qué pasa si descubren que es una trampa?
Alexander sonrió levemente, con una confianza fría en su voz.
—No lo harán. Logan Redmond es demasiado ambicioso para cuestionar algo así.
Como esperaban, la propuesta falsa fue filtrada, y apenas unos días después, Redmond Consulting presentó una oferta casi idéntica al cliente ficticio. Daniel rastreó el acceso interno a los documentos y encontró al culpable: Jessica Harper, una empleada del departamento de ventas.
Cuando Alexander y Emma la confrontaron, Jessica intentó negarlo, pero no pudo explicar los registros que mostraban que había accedido a archivos fuera de su horario laboral y los había enviado a una dirección vinculada a Redmond Consulting.
—No tenía elección —confesó finalmente, con lágrimas en los ojos—. Me ofrecieron dinero y amenazaron con arruinarme si no los ayudaba.