Amor y poder bajo las luces de New York

Capitulo 31

El descubrimiento de las transferencias bancarias vinculadas a la red de extorsión marcó un punto de no retorno. Alexander y Emma sabían que debían actuar rápido para evitar que su relación y la estabilidad de Blake & Partners se vieran comprometidas. Mientras Daniel Hughes continuaba rastreando las conexiones financieras, una pista clave surgió: una de las cuentas sospechosas estaba vinculada a un intermediario con sede en Nueva York, alguien que parecía estar actuando como enlace entre los extorsionadores y su red de vigilancia.

Alexander no perdió tiempo. Decidió que era hora de confrontar directamente al culpable detrás de las amenazas, aunque eso significara arriesgarse personalmente.

Con la información de Daniel, Alexander y Emma descubrieron que el intermediario se hacía llamar Victor Kane, un consultor independiente que tenía un historial sospechoso de trabajar en operaciones de dudosa legitimidad. Según los registros que lograron obtener, Victor operaba desde una oficina improvisada en el distrito financiero de Nueva York.

—Si logramos que Victor hable, podríamos desmantelar todo el esquema —dijo Alexander mientras revisaba los informes con Emma y Daniel en su despacho.

Emma asintió, aunque no pudo evitar sentir una mezcla de nervios y determinación.

—Pero si está involucrado en algo tan grande, no va a cooperar fácilmente.

Daniel intervino, su tono más serio.

—Podemos abordarlo de dos maneras: reunir más pruebas y llevarlas a las autoridades, o enfrentarlo directamente y presionarlo para que revele quién está detrás.

Alexander cerró la carpeta y se levantó, su postura firme.

—No tenemos tiempo para esperar. Vamos a enfrentarlo ahora.

Esa misma noche, Alexander y Emma se dirigieron al edificio donde operaba Victor Kane. Habían informado previamente a Daniel de su plan, quien monitoreaba la situación desde su oficina en caso de que las cosas salieran mal.

Cuando llegaron al pequeño y deteriorado despacho de Victor, encontraron al hombre detrás de un escritorio lleno de papeles desordenados. Era un hombre de unos cincuenta años, con cabello desordenado y una mirada astuta que parecía evaluar cada detalle de quienes estaban frente a él.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Victor, recostándose en su silla con un aire despreocupado.

Alexander no perdió el tiempo y colocó sobre el escritorio un sobre con las pruebas que tenían hasta ese momento.

—Alexander Blake. Este es tu trabajo, ¿no? Las transferencias, las fotografías, las amenazas. Sabemos que estás detrás de esto o que trabajas para alguien que lo está.

Victor miró las pruebas, y aunque su expresión permaneció neutral, Emma notó cómo sus ojos se movieron rápidamente, evaluando su próxima jugada.

—No sé de qué están hablando —dijo Victor con un tono casual, aunque su mano temblaba ligeramente al alcanzar un bolígrafo en el escritorio.

Emma cruzó los brazos, su tono firme.

—No juegues con nosotros, Victor. Sabemos que has estado desviando dinero a través de cuentas vinculadas a una red más grande. Si cooperas ahora, podrías salvarte de enfrentar cargos graves.

Victor soltó una risa seca.

—¿Y qué pasa si no coopero? ¿Van a entregarme a la policía?

Alexander se inclinó hacia adelante, su voz baja y amenazante.

—Eso sería lo menos de tus problemas. Si no hablas ahora, me aseguraré de que no puedas trabajar en esta ciudad nunca más. Ni aquí, ni en ningún otro lugar.

Victor parpadeó, sintiendo el peso de las palabras de Alexander. Finalmente, dejó escapar un suspiro y levantó las manos en un gesto de rendición.

—Está bien, está bien. Hablaré.

Victor reveló que había sido contratado por un hombre llamado Elliot Ward, un empresario con una reputación cuestionable que había estado buscando formas de sabotear a Blake & Partners para tomar ventaja en el mercado. Según Victor, Elliot tenía una red de contactos que usaba para recopilar información comprometedora sobre sus objetivos, y la relación entre Alexander y Emma había sido el punto débil que había decidido explotar.

—Él quería que encontrara algo que pudiera destruirte —dijo Victor, evitando mirar directamente a Alexander—. Las fotos, las amenazas… eran solo la primera parte de su plan.

Emma lo miró con incredulidad.

—¿Y cuál era la segunda parte?

Victor tragó saliva antes de responder.

—Publicar todo. Fotos, correos, documentos manipulados para hacer parecer que ustedes dos estaban involucrados en algo ilegal dentro de la empresa.

Alexander apretó los puños, pero se obligó a mantener la calma.

—¿Dónde está ahora?

Victor negó con la cabeza.

—No lo sé. Siempre trabaja desde las sombras. Solo nos comunicábamos por intermediarios. Pero sé que tiene un lugar en Midtown donde se reúne con algunos de sus contactos.

Alexander se giró hacia Emma, su mirada decidida.

—Vamos a encontrarlo.

Un paso hacia la confrontación final

Con la nueva información, Alexander y Emma comenzaron a trazar un plan para llegar a Elliot Ward. Sabían que enfrentarlo directamente sería arriesgado, pero no podían permitir que continuara con su plan de destrucción.

Esa noche, mientras revisaban los detalles en el apartamento de Alexander, Emma no pudo evitar preguntarle:

—¿Crees que esto terminará con él?

Alexander se detuvo por un momento, mirándola con una mezcla de determinación y preocupación.

—No lo sé, Parker. Pero lo que sí sé es que no voy a dejar que nadie más controle nuestra vida ni nuestra empresa.

Emma asintió, sabiendo que lo que venía no sería fácil. Pero estaba decidida a enfrentarlo junto a él, sin importar los riesgos.




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