Amor y poder bajo las luces de New York

Capitulo 33

La filtración del artículo fue el golpe más duro que Alexander y Emma habían enfrentado hasta el momento. Las acusaciones de favoritismo y corrupción habían comenzado a sembrar dudas en algunos de los clientes más importantes de Blake & Partners, y aunque la mayoría del consejo se mantenía firme en su apoyo a Alexander, las tensiones internas estaban al límite.

Pero Alexander no era de los que se rendían fácilmente. Sabía que la única forma de detener a Elliot Ward era enfrentarlo directamente y desenmascararlo antes de que pudiera causar más daño.

Con la ayuda de Daniel Hughes, Alexander y Emma rastrearon la ubicación de las operaciones de Ward. Descubrieron que Elliot había estado operando desde un edificio de oficinas en Midtown, el mismo lugar que Victor Kane había mencionado. Las cuentas bancarias vinculadas a las transferencias también apuntaban a ese lugar, lo que confirmaba que Ward dirigía su red desde ahí.

—Es un movimiento arriesgado, pero si logramos enfrentarlo directamente, podríamos exponerlo antes de que siga avanzando —dijo Alexander mientras analizaban la información en su despacho.

Emma lo miró con determinación.

—Si vamos a hacer esto, necesitamos pruebas concretas. Algo que lo incrimine de forma definitiva.

Daniel asintió.

—Podemos usar un dispositivo de grabación. Si lo confrontan en persona y logran que confiese, tendremos lo que necesitamos.

Alexander miró a Emma, su mirada firme.

—Esto puede ser peligroso, Parker. No quiero que te arriesgues innecesariamente.

Emma cruzó los brazos, sin ceder un centímetro.

—No voy a quedarme al margen, Alexander. Estoy contigo en esto, como siempre.

Decidieron actuar esa misma noche. Mientras Daniel permanecía en un coche cerca del edificio, Alexander y Emma subieron al piso donde Ward tenía su oficina improvisada. Llevaban consigo dispositivos de grabación ocultos y un equipo de respaldo en caso de que las cosas se salieran de control.

Cuando llegaron, encontraron a Ward sentado detrás de un escritorio minimalista, con una sonrisa arrogante que dejó claro que los estaba esperando.

—Alexander Blake y su leal asistente, Emma Parker —dijo Ward, apoyándose en su silla con aire de triunfo—. Qué sorpresa tan agradable.

Alexander cerró la puerta detrás de ellos, manteniendo su postura tranquila pero intimidante.

—Sabes por qué estamos aquí, Ward.

Ward soltó una carcajada breve y se inclinó hacia adelante.

—Por supuesto. Imagino que están aquí para pedirme que deje de exponer la verdad sobre su pequeña relación.

Emma apretó los puños, pero mantuvo la calma.

—No hay ninguna verdad en lo que estás diciendo, Ward. Sabemos que todo lo que has filtrado ha sido manipulado.

Ward arqueó una ceja, fingiendo sorpresa.

—¿Manipulado? Vamos, Emma. Sabes tan bien como yo que la percepción es más importante que la realidad. Y la percepción ahora está de mi lado.

Alexander dio un paso hacia el escritorio, su voz baja pero llena de autoridad.

—¿Qué quieres, Ward? Esto no es solo un intento de exponer nuestra relación. Estás buscando algo más.

Ward sonrió de manera siniestra.

—Siempre tan directo, Alexander. Pero tienes razón. No se trata solo de ustedes dos. Se trata de poder, de tomar lo que me corresponde.

—¿Y qué es exactamente lo que crees que te corresponde? —preguntó Alexander, su mirada fija en él.

Ward se levantó lentamente, caminando hacia la ventana mientras hablaba.

—Blake & Partners ha dominado este mercado durante demasiado tiempo. Siempre bajo tu liderazgo, siempre a tu manera. Yo quiero mi lugar en la cima, y si para conseguirlo tengo que destruirte, entonces así será.

Emma dio un paso adelante, su tono cortante.

—Así que todo esto es una venganza personal.

Ward se giró hacia ella, su sonrisa desapareciendo.

—No lo llames venganza. Llámalo justicia.

Mientras Ward continuaba hablando, Alexander y Emma lo llevaron a admitir que había manipulado documentos y contratado a Victor Kane para espiar sus movimientos. La grabadora oculta capturó cada palabra, y cuando Ward finalmente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, era demasiado tarde.

—¿Qué es esto? —preguntó Ward, su tono ahora más agresivo.

Alexander sacó la grabadora de su bolsillo y la colocó sobre el escritorio.

—Es el sonido de tu caída, Ward.

La furia en el rostro de Ward fue evidente mientras trataba de acercarse, pero Alexander no retrocedió.

—Sabíamos que eras un hombre ambicioso, pero subestimaste a quién estabas enfrentando.

Ward miró a ambos con odio antes de soltar una risa amarga.

—Esto no ha terminado, Alexander. Siempre habrá alguien dispuesto a ir más lejos que tú.

Alexander lo observó con calma.

—Tal vez. Pero no serás tú.

Con la grabación en su poder, Alexander y Emma entregaron las pruebas a las autoridades y al consejo directivo de Blake & Partners. Ward fue arrestado por múltiples cargos, incluidos fraude y espionaje corporativo. Su red quedó expuesta, y con ello, cualquier amenaza hacia la empresa fue eliminada.

Aunque las semanas siguientes fueron tensas mientras lidiaban con la repercusión mediática, Alexander y Emma lograron demostrar que las acusaciones contra ellos eran infundadas. Poco a poco, la confianza en la empresa comenzó a restaurarse.

Una noche, mientras Emma y Alexander observaban la ciudad desde la terraza de su apartamento, ambos sintieron que finalmente podían respirar con tranquilidad.

—Lo logramos —dijo Emma, recostándose en su hombro.

Alexander la rodeó con un brazo, su voz tranquila pero llena de emoción.

—No podría haberlo hecho sin ti, Parker.

Emma lo miró, una sonrisa jugando en sus labios.

—Somos un equipo, Alexander. Siempre lo hemos sido.

Mientras las luces de la ciudad brillaban a su alrededor, supieron que, aunque siempre habría nuevos desafíos, juntos podían enfrentarlo todo.




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