Avanzaba en mi auto con Kaori sentada en el asiento del copiloto, su largo cabello castaño ondeaba con la brisa del viento como si estuviéramos en un comercial de champú… solo que en vez de un ambiente romántico, yo estaba manejando con el terror reflejado en mis ojos.
Mierda, debe haber alguna manera de deshacerme de ella…
Respiré hondo y lancé mi primera carta.
—Kaori… ¿a dónde planeas ir? —pregunté con fingida despreocupación.
—A casa de esposo. Ser felices y comer perdices —respondió con total naturalidad.
Mierda… de verdad se está tomando esto en serio… Tengo que pensar… Ahh, ya sé… si logro desestabilizarla, no querrá venir conmigo.
Puse mi mejor cara de tragedia y suspiré pesadamente.
—Kaori… yo no tengo casa, vivo bajo un puente…
Kaori me miró y, sin dudar un segundo, dijo:
—Kaori no importar. Vivir bajo puente con esposo.
Maldición…
—Eh… pero tampoco tengo comida, tengo que recoger las migajas que dejan las personas…
—Kaori no importar. Enseñar a cazar a esposo.
¡Carajo! Esta mujer no se rinde…
—E-escucha, Kaori… también tengo una terrible enfermedad… es contagiosa… podrías quedar tan enferma como yo…
Kaori ladeó la cabeza con una expresión completamente serena.
—Kaori cuidar a esposo.
—¡Pero no tiene cura!
—Morir juntos.
—¡¿QUÉEEEE?!
Golpeé el volante con desesperación. ¡Era un muro impenetrable! Mientras tanto, ella me miraba con una sonrisa tranquila, como si no acabara de decir algo completamente escalofriante.
¡Mierda! ¡Estoy condenado!
Sonó mi teléfono. Lo miré y pensé: Es mi hermana…
Sin dudarlo, contesté.
—Hola, Haruna, ¿cómo es…?
—¡¡¿A DÓNDE DIABLOS FUISTE?!! —rugió su voz al otro lado de la línea—. ¡Llevas TODO el día desaparecido!
—Bueno, es que yo…
Antes de que pudiera continuar, sentí una mirada perforándome el cráneo. Volteé lentamente y… mierda.
Kaori me estaba mirando con el ceño fruncido, los ojos entrecerrados y un aura negra que parecía cobrar vida a su alrededor.
Tragué saliva y levanté una mano temblorosa.
—Eh… eh… no te asustes, Kaori. Caja mágica sirve para hacer llamadas.
Kaori parpadeó y respondió con tono seco:
—Kaori no ser estúpida. Conocer teléfonos.
—A-ah, bueno, entonces ¿qué…?
De repente, su mirada se afiló más y su tono bajó a un susurro peligroso.
—¿Quién ser mujerzuela con quien esposo estar hablando?
…¡ME CAGO EN TODO!
Sentí como mi alma abandonaba mi cuerpo.
—¡C-Cof, cof! —casi me ahogué tragando mi propia saliva.
Mientras tanto, por el teléfono, Haruna, con un tono de absoluta confusión, preguntó:
—…Pero, ¿qué demonios? ¿Con quién estás…?
¡PIIIII!
Colgué de inmediato.
Respiré agitadamente mientras apretaba el teléfono contra mi pecho como si fuera una granada a punto de explotar. Levanté la vista y ahí estaba Kaori, todavía mirándome con sospecha.
Maldita sea, esto es peligroso… MUY peligroso.
Kaori me tomó del cuello con ambas manos y me sacudió como si fuera un muñeco de trapo.
—¡Solo llevar unas horas juntos y ya engañarme, maldito!
—¡No, no, Kaori, tú no entiendes! Es mi herma… ¡GHGHGH—!
¡M-ME ESTÁ ESTRANGULANDO! ¡VOY A MORIR!
Justo cuando las luces de mi vida empezaban a apagarse, sonó una notificación en mi teléfono.
¡DING!
Mi visión borrosa alcanzó a leer el mensaje en la pantalla:
"Tienes una hora para estar aquí, si no quemaré todo tu cuarto."
Los dedos de Kaori aflojaron su agarre.
Su mirada se afiló como una espada y me atravesó como una daga.
—Esposo decir que vivir bajo puente…
—Ehh… e-ehhh…
MIERDA, ESTOY MUERTO.
Kaori me soltó como si yo fuera un saco de papas y cruzó los brazos.
—Deprisa. Ya mismo a casa de esposo.
¿PERO QUÉ CLASE DE INFIERNO ES ESTE?
Pasaron 50 minutos y estacioné justo frente a mi casa.
El ambiente dentro del auto estaba tenso.
Kaori había estado cruzada de brazos y con el ceño fruncido todo el camino.
Cada vez que intentaba hablar, ella gruñía. Literalmente gruñía.
—Kaori, yo lo sient...
Entonces, una iluminación divina llegó a mi mente.
¡Esta es mi oportunidad!
—¡Kaori! Tú no puedes casarte conmigo…
Kaori parpadeó, confundida.
—¿Qué decir, esposo?
—¡No puedes porque…
—¡NO PUEDES CASARTE CON ALGUIEN DE QUIEN NI SIQUIERA SABES SU NOMBRE!
¡TOMA ESO!
Kaori se quedó en blanco.
Pálida.
Los engranajes de su cabeza chirriaban.
Sus puños se cerraron de frustración.
—T-tu nombre ser... ser…
Yo, con la sonrisa más burlona del universo:
—Jajaja, no sabes mi nombre, ¡lero lero!
Pero en ese momento…
¡BAM!
La puerta de mi casa se abrió de golpe.
—¡¡MALDITA SEA, RIKU, POR FIN LLEGASTE!!
Era mi hermana Haruna, roja de la furia.
Kaori se quedó en shock por un segundo…
Y luego, sus ojos se iluminaron como los de un niño en Navidad.
—¡¡RIKU!! ¡¡RIKU!! ¡Tu nombre ser RIKU!!
Me tomó de las manos con emoción.
—¡¡AHORA SÍ SER DIGNO DE CASARSE CON KAORI!!
¿PERO POR QUÉ SIEMPRE ME SALE EL TIRO POR LA CULATA?
Nos bajamos del auto, y yo intenté actuar como si nada extraño hubiera pasado.
Y ahí estaba Haruna, mi hermana menor por un año, con su habitual sudadera holgada y una falda oscura. Su cabello negro, ligeramente alborotado, estaba recogido en una descuidada cola de caballo, y su expresión reflejaba el cansancio de alguien que ha lidiado conmigo durante demasiado tiempo, con ojeras sutiles que parecían gritar "otra vez no".
—Hola, Haruna, yo...
¡FWUMP!
De repente, Kaori se erizó como un gato a punto de atacar.
Editado: 25.03.2025