Amor y Problemas

Capítulo 4 – Kaori VS Haruna

(llegamos a la casa, y antes de que pudiera siquiera quitarme los zapatos, Kaori salió disparada como una flecha, cargando todas sus bolsas de ropa como si fueran un botín de guerra. —¡Oye, espera! —exclamé, pero fue inútil, ya estaba corriendo escaleras arriba a una velocidad sobrehumana. Haruna y yo nos miramos, confundidos, hasta que escuchamos el inconfundible sonido de mi puerta cerrándose de golpe.

—No... —Haruna frunció el ceño—. No me digas que...

Sin perder tiempo, subimos apresurados y traté de abrir la perilla, pero no cedía. Giré con más fuerza, luego empujé un poco con el hombro, pero nada. —Está bloqueada… —solté, sintiendo un escalofrío recorrerme la espalda.

Haruna golpeó la puerta con firmeza. —¡Kaori, abre ahora mismo! ¡Ese no es tu cuarto, es el de mi hermano! ¡Tienes que ir al mío!

Desde adentro, la voz de Kaori respondió con total seguridad: —No. Cuarto de esposo es cuarto de esposa.

Un silencio sepulcral cayó en el pasillo. Miré a Haruna, quien tenía una vena palpitándole en la frente, y luego de vuelta a la puerta, como si pudiera atravesarla con la mirada.

—No puede ser... —murmuré en shock.

Haruna tomó aire y apretó los puños. —Esta mujer se está declarando la dueña del territorio... —masculló con un temblor en la voz.

—Kaori, ¡no puedes hacer esto! —insistí—. ¡Sal de ahí!

—No. —Su respuesta fue inmediata, sin vacilaciones. Luego añadió con un tono que dejaba en claro su convicción—: Kaori dormir con esposo. Por siempre.

Haruna y yo nos quedamos congelados

Haruna se llevó una mano a la sien y soltó un suspiro cargado de frustración.

—¡Maldición, Kaori! ¡Ya te dije que no! ¡Trae tu trasero y tu ropa a mi cuarto!

Desde dentro de mi habitación, Kaori hizo un puchero audiblemente molesto.

—No querer...

Vi la vena en la frente de Haruna palpitar con más intensidad y supe que esto no iba a terminar bien si no intervenía. Levanté las manos en un gesto conciliador.

—Haruna, pensándolo bien... Kaori compró mucha ropa, y, bueno… tu cuarto ya está lleno de tus cosas. No hay espacio para que ella organice nada.

Haruna me miró con desconfianza.

—¿Y?

Señalé la puerta justo en frente de la mía.

—¿Por qué no ocupamos el cuarto de visitas? Así Kaori puede organizar sus cosas y descansar ahí, y todos quedamos en paz.

Haruna cruzó los brazos y me lanzó una mirada afilada, claramente no muy convencida de la idea.

—¿Y si dice que no?

Me volví hacia la puerta y llamé.

—Kaori, ¿te parece bien quedarte en el cuarto de visitas? Está justo aquí al frente del mío.

Hubo un silencio breve antes de que Kaori respondiera con un tono menos terco.

—Si esposo decir, Kaori hacer.

Haruna dejó escapar otro suspiro y cerró los ojos un momento, tratando de calmarse. Sabía que las acciones impulsivas de Kaori le estaban sacando de quicio, pero también entendía que yo tenía un punto.

—Bien. Organiza tus cosas ahí al frente —cedió finalmente.

Sin embargo, mientras observaba cómo Kaori salía de mi cuarto con las bolsas y se dirigía a la habitación de visitas, Haruna pensó para sí misma: Maldición… Tendré que tomar medidas.

La noche anterior, Kaori había dormido con Haruna, lo que significaba que la había tenido bajo su vigilancia, pero ahora dormiría sola, lejos de su ojo crítico. Aun así, Haruna decidió confiar… Por ahora.

Todos se prepararon para dormir. Después de un día lleno de compras, comida y discusiones sobre habitaciones, el cansancio finalmente se hacía notar. Nos cepillamos los dientes, nos bañamos y cada uno se alistó en su respectivo cuarto.

Antes de cerrar la puerta de mi habitación, me despedí con un bostezo.

—Buenas noches.

Justo cuando iba a cerrar, Haruna apareció a toda velocidad y colocó una mano firme en la puerta, impidiéndome cerrarla por completo. Me miró con seriedad y se llevó un dedo a los labios, indicándome silencio. Luego, sin decir nada más, empujó la puerta, entró y la bloqueó desde adentro.

Me susurró con una voz baja y firme:

—No te atrevas a tocar esta puerta hasta que amanezca.

Antes de que pudiera siquiera procesar lo que acababa de pasar, salió de mi cuarto como si nada, me lanzó una última mirada de advertencia y luego se dirigió a su propia habitación.

Desde el pasillo, nos deseó las buenas noches con un tono aparentemente normal.

—Descansen bien.

Pero mientras tanto, en la oscuridad del cuarto de visitas, una rendija apenas abierta dejaba entrever un par de ojos ámbar que observaban la escena con atención. Kaori, envuelta en sombras, murmuró para sí misma con una mezcla de molestia y determinación:

—Huunmm… Hermana de Riku interponerse...

Las horas pasaron…

Haruna se despertó en mitad de la noche con una necesidad urgente de ir al baño. Se frotó los ojos con pereza y salió de su habitación, caminando descalza por el pasillo oscuro.

Pero entonces, algo llamó su atención.

Apenas su vista se acostumbró a la penumbra, notó una figura agachada justo frente a la puerta de mi habitación. Sus manos manipulaban la perilla con algo que parecían… ¿ganzúas improvisadas?

Los ojos de Haruna se abrieron de golpe.

—…No puede ser…

Rápidamente, encendió el interruptor de la luz y, en una fracción de segundo, la figura se irguió de pie como si nada.

Era Kaori.

—¡¿TÚ QUÉ DEMONIOS…?!

Antes de que Haruna pudiera terminar su frase, Kaori la miró con la expresión más inocente del mundo y, con total naturalidad, levantó una mano en señal de saludo.

—¡Holaa, hermana de esposo! —dijo con su voz dulce y despreocupada—. ¿Querer vaso de agua también?

Y sin más, se giró con toda tranquilidad y comenzó a caminar hacia las escaleras, como si no hubiera estado intentando irrumpir en mi habitación segundos antes.

Haruna, aún en shock, solo pudo quedarse ahí, viendo cómo Kaori se alejaba con la frescura de quien no ha hecho absolutamente nada malo...



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En el texto hay: humor, combates, compromiso

Editado: 25.03.2025

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