Amor y Problemas

Capítulo 6 – El Dojo Gokushin Parte 1

Un nuevo día comenzaba, pero para mí no significaba nada bueno. Desde la tarde de ayer, había permanecido encerrado en mi habitación, maldiciendo mi existencia y, sobre todo, a mi hermana por su estúpida broma. La mayor humillación de mi vida… no, la peor desgracia que jamás hubiera podido imaginar. No quería salir, no quería encontrarme con nadie, no quería recordar ese desastre.

Pero mi estómago tenía otros planes.

Con la dignidad hecha polvo y una gran resignación, abrí la puerta de mi cuarto y asomé la cabeza. No había nadie en el pasillo. Bien. Sigilosamente me acerqué a las escaleras y miré hacia abajo… Maldición.

Kaori estaba en la cocina.

Mi corazón dio un vuelco y un escalofrío me recorrió la espalda. No quería enfrentarla. No después de lo de ayer. Pero mi estómago rugió con fuerza, recordándome que la necesidad de comida superaba mi necesidad de ocultarme del mundo.

Está de espaldas… si solo me siento en la mesa en silencio, desayuno y me encierro de nuevo, todo estará bien.

Respiré hondo y bajé con el sigilo de un ninja. Me senté en la mesa sin decir una sola palabra. Mi única esperanza era que Kaori no mencionara nada… que simplemente me diera los buenos días con una sonrisa despreocupada como si nada hubiera pasado.

Pero entonces, mientras revolvía los huevos en el sartén, hizo un leve giro de cabeza, permitiéndome ver su rostro de perfil. Sus mejillas estaban rojas.

¡Maldición, ella se acuerda!

El nerviosismo empezó a crecer en el ambiente. Kaori no dijo nada, pero apretó más fuerte la cuchara de madera que tenía en la mano. Yo intenté desviar la mirada.

Intentó fingir normalidad. Tomó un plato, sirvió la comida y lo puso frente a mí.

—E-Esposo desayunar mucho. Necesitar… e-energía para día.

Su tono de voz tembló un poco al final, y apreté los dientes.

¡Demonios, está igual de avergonzada que yo!

Tomé los cubiertos en silencio, mientras Kaori también se servía y se sentaba frente a mí. El ambiente estaba tan espeso que se podía cortar con un cuchillo.

Ninguno de los dos se atrevía a mencionar nada.

Ni una palabra sobre la pesadilla de ayer.

Y así, el desayuno más incómodo de mi vida comenzó.

El desayuno más incómodo de mi vida continuaba. Kaori y yo seguíamos comiendo en silencio, con las mejillas ardiendo, evitando mirarnos directamente. A cada bocado, sentía que mi dignidad se desmoronaba un poco más.

Pero entonces, una voz rompió la tranquilidad como un trueno en plena tormenta.

—¡Buuuuuenos días, tortolitos! ¿Cómo amanecieron?

Mi cuerpo entero se estremeció.

Haruna bajó las escaleras con una sonrisa de autosuficiencia, como si disfrutara cada segundo de mi agonía. Se sirvió un poco de café sin siquiera mirarnos, pero podía sentir su diversión en el aire.

—B-Buenos días… Judas —gruñí, mirándola con resentimiento.

Ella se encogió de hombros mientras revolvía su café.

—Ay, tranquilo, Riku, no es para tanto. Antes de que te des cuenta, ya a nadie le importará tu mani…

Antes de que terminara su frase, Kaori soltó los cubiertos y se cubrió el rostro con ambas manos, completamente roja. Yo también me puse más rojo y deseé que el suelo me tragara de una vez.

Tiene que estar bromeando…

Pero no, Haruna lo decía con toda la intención del mundo.

Justo en ese momento, sonó la puerta.

¡Sí! ¡Una distracción!

—Ya voy —dijo Haruna con total normalidad mientras caminaba hacia la entrada.

Yo solté un suspiro de alivio. Al menos ahora se enfocaría en quien quiera que estuviera ahí.

Pero entonces…

—¡Hola, hermana de Riku! ¿Cómo estás?

Mi alma dejó mi cuerpo.

No… No, no, no… No puede ser…

—¡Bien, Chloe! Pasa.

¡NOOOOOO!

Me puse de pie en el acto. Si alguien en este mundo podía hacerme sentir aún peor en este momento, era Chloe.

—"¡Mierda, es Chloe! No soportaré ni una sola broma suya…"

Intenté escabullirme escaleras arriba antes de que notara mi presencia, pero su mirada de halcón me atrapó en el acto.

—Oye, oye, ¿por qué tanta prisa, Riku… y Riku Junior?

Me quedé paralizado. Mi ojo tembló.

—¡M-Maldita sea, Chloe, ¡cállate!

—¡Jajajaja! —Se rió con descaro mientras tomaba asiento. Haruna también soltó una risita disimulada.

—Cálmate, hermano, solo fue una broma.

Kaori, que había estado intentando desaparecer en su silla, se sonrojó aún más y desvió la mirada.

Pero Chloe no se detuvo ahí.

—Vamos, Riku, no te enojes. Es como si enojarte… hiciera que crecieras…

Me quedé en blanco.

No…

—Como Hulk…

NO…

—O que otra cosa… también… creciera.

—¡¡Mierda, odio mi vida!!

Haruna soltó una carcajada sin contenerse esta vez.

—¡Jajajajaja! ¡Esa estuvo buena!

—¡Deja de reírte, Haruna! ¡TODO ESTO ES TU CULPA!

Mi hermana se encogió de hombros y sorbió su café con total tranquilidad.

—Relájate, Riku. Además, todo esto es tu culpa. No puedes ir por ahí conquistando psicópatas sin que haya consecuencias.

—¡¡Oyeee!! —protestaron Chloe y Kaori al mismo tiempo.

Chloe infló las mejillas, fingiendo indignación, mientras que Kaori, completamente roja, intentó decir algo, pero solo logró tartamudear.

Yo, mientras tanto, solo quería desaparecer del planeta.

El mundo seguía empeñado en arruinarme la vida.

Después de aguantar la humillación del desayuno, volví a encerrarme en mi habitación, esperando que el universo me concediera un poco de paz. Pero allá abajo, la tortura continuaba.

—Ñam ñam, estos huevos con pan están muy buenos, pero les hace falta una pequeña salchicha… ¡OYE, Riku, baja!

Hubo un golpe seco en la mesa.

—¡Ghh…! —Kaori gruñó entre dientes.

Desde mi habitación, escuché un fuerte golpe en la mesa. Seguramente Kaori reaccionó antes que yo. Haruna, por su parte, se rió con la mano en la boca, disfrutando del caos.



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En el texto hay: humor, combates, compromiso

Editado: 25.03.2025

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