En la quietud de la noche serena, donde el silencio susurra su canto, nacen los sueños,
cual luna llena, tejiendo visiones en un manto.
Son fragmentos de deseo y de misterio, ecos de un mundo en la imaginación. A veces
dulces, a veces etéreos, siempre guiados por el corazón.
Sueños de un futuro por descubrir, de caminos que aún no han sido andados. Reflejos de
anhelos por vivir, historias que aún no han sido contadas.
En ellos, volamos sin ataduras, cruzamos cielos y mares sin fin. Cada sueño, una
aventura, un suspiro en el lienzo sin fin.
Nos despiertan con su suave caricia, dejándonos un rastro de esperanza. Son la chispa
que enciende la brisa, y la luz en nuestra añoranza.
Así, cada noche, en su manto profundo, los sueños nos llevan a otro mundo. Nos
enseñan a soñar, a creer, a vivir y en la magia renacer.