Capítulo
Me ahogaba en llanto silencioso mientras tomaba una ducha, simplemente quería arrancar de mi corazón ese sentimiento tan intenso que se arraigaba en mi corazón. Pero aunque quisiera luchar en su contra, no podía vencerlo porque Vladímir había marcado su nombre con una tinta indeleble, evitando que pudiera olvidarlo con facilidad, cuando cerraba mis ojos veía su rostro con esa expresión tan profunda e inescrutable, haciendo que fuera incapaz de saber lo que pensaba, luego una media sonrisa maliciosa esbozada en su rostro se acercaba para embriagarme de su perfección y llevarme a ese paraíso donde yo creía ser feliz.
Me dejé caer en el piso de la ducha y cerré los ojos, no podía simplemente sacarlo de mi estúpida cabeza, se volvía difícil. Y como si las cosas no fueran complejas para mí, aparece Noah intentando conseguir algo entre nosotros. Mordí mi puño conteniendo un grito y después de pasar media hora en la ducha, salí a la habitación para arreglarme, mientras observaba la ropa medita dentro de esa maleta, suspiré con melancolía.
《 ¿Estará intentando conseguir la forma de hallarme? 》
Me cuestioné y luego sacudí la cabeza, no podía pensar en esa idea debido al dolor que me causaba imaginarlo, era el segundo día sin estar con él y me estaba afectando bastante. Traté de disimular, lo mejor que pude, pero la tristeza se reflejaba en mi rostro.
Alguien tocó a la puerta, sacándome de mis pensamientos, la tía Rubí llamó del otro lado preguntando si podía pasar y al verme envuelta en una toalla y hecha un desastre, sabía que iba a darse cuenta de todo.
—Eh, bueno es que acabo de salir de la ducha —contesté nerviosa y ni siquiera me permitió terminar cuando ya estaba abriendo para entrar. Abrí los ojos muy grandes sintiendo verdad, ya que mis ojos y nariz estaban rojos como tomate y obviamente ella iba a preguntar la razón.
—Cariño, perdona que haya entrado así, dirás que soy una entrometida, pero ya sabes como soy —se excusó—. ¿Puedes tomar asiento, por favor? —señaló la cama con amabilidad, eso me decía que ella sabía algo. Temerosa accedí al tiempo que la observaba intrigada.
—¿Sucede algo? —cuestionó deseando saber. Rubí tomó aire y asintió.
—Mi pequeña, hablé con tu madre —inició provocando que mi corazón diera un acelerón, aunque mamá no tenía idea del porqué yo decidí irme a Edimburgo, quizá Vladímir fue a buscar respuestas y ella pudo imaginarse todo lo demás.
—Ok —expresé permitiendo que prosiguiera.
—Bueno, ella dice que tu novio fue a casa preguntando por ti, ella le dijo que pensaba qué él sabía sobre tu viaje, comentó que viniste aquí y luego él se puso como loco, exigió saber la dirección y aunque ella no se la dio, teme que él encuentre la manera de hallarte —manifestó y sentí como todo mi cuerpo se tensaba.
《 En cualquier momento eso iba a ocurrir, claro, ese idiota no se quedaría de brazos cruzados 》
Reflexioné llena de rabia.
—No te preocupes por él, solo es un cretino y sé que no podrá encontrarme —contesté torciendo los ojos. A pesar de que por dentro, sentía ganas de seguir llorando, Rubí se me acercó sentándose a mi lado y poniendo su mano sobre mi regazo para verme a los ojos.
—Ay, mi niña te veo muy triste, esta carita no debe estar así —dijo llevando su otra mano a mi mejilla, yo contuve las ganas de llorar una vez más y tragué saliva.
—Estoy bien tía, solo es un poco difícil adaptarme a la idea de que hayamos roto nuestra relación, pero creo que fue lo mejor para ambos —quise justificarme y ella negó.
—Cariño, debes salir y ver algo diferente, quizás eso te haga sentir mejor. Noah conoce bastante la ciudad y puede llevarte a cualquier sitio que desees —ofreció apenas mencionó su nombre, algo me punzó en el estómago. Al recordar la situación de la noche, lo que menos deseaba era confrontar a Noah.
—Es que… —intenté esquivar ese ofrecimiento y ella volvió a negar.
—Está decidido, vas a salir y te pondrás bonita para ir a un día de campo, tu tía Cintia y yo iremos con ustedes —puntualizó dejándome sin capacidad de poner alguna excusa. Ahora vístete y te espero afuera para desayunar —continuó poniéndose de pie mientras avanzaba a la puerta. Cuando estuve sola arrugué la cara cerrando un puño en el aire.
—¡Rayos! —murmuré de mala gana, luego deje que mi espalda cayera en el colchón. Observaba las líneas rectas del techo y una pequeña mancha marrón en un punto específico.
***
Salí de la habitación dirigiéndome al pequeño comedor, ahí de inmediato pude visualizar a Noah sentado disfrutando de su desayuno.
—Cariño, ven toma asiento —invitó la tía Cintia, me acerqué con lentitud y la mirada baja, temía encontrarme con la de Noah, volviendo un momento incómodo entre nosotros. Aunque por educación al me vi obligada a dar los buenos días. Él me observó con una sonrisa que iluminaba su rostro, casi como si mi rechazo de la noche anterior se le hubiera olvidado.
La tía me puso el desayuno en frente y al observar todo lo que contenía el plato se me quitó el hambre por completo. Ver tantas cosas en un plato solo para desayunar era algo exagerado.
—Provecho mi niña —alentó para que comiera y le dediqué una sonrisa de agradecimiento. Ella regresó a la cocina, dejándonos solos por un momento.
—Cómo durmió —inició la conversación. Encogí los hombros murmurando sin dejar de ver el plato.
—Bien. Eso creo —contesté apenada, incapaz de siquiera alzar la mirada. De pronto sentí su mano sobre la mía y mi corazón se detuvo, enseguida fui obligada a verlo y contemplé aquel rostro formado en una expresión llena de culpabilidad.