Amores Dormidos: Will y Jessica

JESSICA 3

 

 

 

 

Will…

Cuando tu corazón está embrujado, lo sabes, y no puedes hacer mucho al respecto. A veces una persona llega a tu vida tan inesperadamente, que la pone patas arriba. Solo tienes que aceptarlo y dejarte llevar por las maravillas y horrores de estar enamorada.

Nunca olvidaré esa noche en la iglesia, cuando conocí de verdad, lo que era establecer una conexión con alguien solo con intercambiar palabras, risas y miradas en una sola oportunidad.

Es que con Will, no necesitaba más que una.

Cuando regresé a mi casa después de la noche de talentos, y después de hablar con Carolain sobre su mal de amores, me acosté en mi cama. Apagué la luz y recordé todo lo ocurrido.

Will había llegado junto con Ronald a la noche de talentos. Ronald tuvo que retirarse pues tenía que ayudar con la instalación del sonido, y Carolain tuvo que irse para los camerinos. Yo intenté que se quedara conmigo, pues ni loca me quedaría sola con Will, pero todo fue en vano.

Él se mordió el labio. Algo que me parecía lindo. Yo lo miré, él me miró. Nos sostuvimos la mirada como si quisiéramos comunicarnos a través de nuestros ojos y no con palabras.

No me sentí incomoda. Poco a poco fui aceptando la idea de quedarnos solos. 

Una de las hermanas de la congregación no pudo vernos de pie y sin hablar sin colocarnos alguna tarea. Así que nos pidió el favor de colgar unos globos en las ventanas del recinto.

── ¿Sabes cómo colocar estas cosas? Yo soy un poco torpe ──me preguntó con una humildad que me pareció muy tierna──. Conociéndome, soy capaz de explotarlos todos antes de colgarlos.

Reí. Me pareció muy lindo que me pidiera ayuda en algo que aceptaba que no sabía hacer. Yo accedí a darle una mano con gusto.

── Tranquilo, yo te ayudo ──le dije.

Cuando colgábamos los globos, él me miraba y yo a él.

── ¿Sabes? Yo pensé que te caía mal ──me dijo.

── ¿Sí? ¿Por qué dices eso? ──le pregunté.

── No sé…Es que me mirabas raro…Así que pensé que sí.

── ¿Yo? ja, ja, ja. ¿Cuándo? ──pregunté tratando de sonar incrédula.

── Cada vez que pasaba cerca de tu casa, o cuando acompañé a Ronald cuando te visitó.

── Mmm…Pues no recuerdo haberte visto nunca ──mentí.

── ¿En serio? Bueno, pues me alegra que haya estado equivocado ──dijo sonriendo. 

── ¿Por qué te alegra? ──le pregunté con malicia.

── No quería caerte mal. Quería… ──se mordió el labio──. Y…me gustaría conocerte.

Me encantó que me dijera que me quería conocer.

── Bueno. Aquí estoy. Ya puedes conocerme, y yo conocerte a ti.

No pude evitar sonreír.

Terminamos nuestra tarea, tomamos nuestros asientos y Ronald también.

Durante todo el show no dejábamos de mirarnos. Cada vez que descubríamos que el otro nos miraba, reíamos nerviosos.

Yo me sonrojaba y él se mordía el labio.

Llegó el turno de Carolain, y ni siquiera disfruté de su presentación por estar pendiente de Will. Aunque por lo poco que vi, se veía algo desconcentrada.

Terminó el show y fui a buscar a Carolain en los camerinos, pero me dijeron que se había ido llorando a su casa sin dar explicaciones.

¿Habrá tenido que ver con que estuviera desconcentrada en la presentación?

Me preocupé. Tenía que llegar rápido a mi casa y averiguar qué fue lo que pasó.

Ronald no dejó que me fuera sola, y como él no podía acompañarme le pidió a Will que me cuidara en el camino.

Me agradó la idea. Más que si hubiese sido Ronald.

En el camino de regreso a mi casa, no dejamos de hablar Will y yo.

── ¿Y qué haces en tu casa, Jessica? ──me preguntó.

── Pues…Escucho música, hago tareas, dibujo, ayudo en la tienda ──le contesté──. ¿Y tú?

── De todo un poco. Estudio, veo películas, o leo algún libro.

── ¿Te gusta leer? ──le pregunté impresionada, pues los chicos normalmente están pendientes de estupideces o de perder el tiempo.

── ¡Sí! ¡Mucho! Es lo que más hago ──me respondió emocionado──. Yo creo que leo tanto que terminé escribiendo.

── ¿Tu escribes? ¡Qué genial! ──dije con algo de admiración en mi voz

── Sí. Y estudio Dirección y Producción de Audiovisuales.

── ¡Que genial! Yo apenas estoy entrando en el mundo de la lectura, por lo que me mandan a leer en el colegio. Y a veces escribo una que otra cosa…Quizás algún día te las muestre.

── Me encantaría ──afirmó sonriendo.

De repente, Will hizo una pregunta que parecía querer hacer desde hace tiempo.

── ¿Ronald es tu novio? ──preguntó evitándome la mirada.

── ¿Qué? ¡No, para nada! ──negué y luego aclaré──: Yo no tengo novio.

── Ah, ya veo.

Era mi oportunidad de preguntar lo mismo.

── ¿Tú tienes novia?

── No. Lastimosamente no ──me respondió.

── ¿Por qué no? Si es que se puede saber…

── Mira…Te voy a decir la verdad…nunca he besado a nadie…y mucho menos he tenido novia.

── ¿No? ──pregunté incrédula──. ¿En serio? Pero…ya estás…grandecito.

── Te debe parecer súper ridículo…Lo sé.

La verdad era tierno.

── ¡Me parece muy tierno! Aunque…yo tampoco ── Era casi una mentira porque había besado a Vernie, pero eso nunca contó para mi ──. Aunque yo tengo quince años. A mí se me perdona más que a ti.

── ¿En serio? ¿Con lo linda que eres? Sé que suena cliché, pero eres muy linda para que nunca te hayan besado.

── ¡Ay, gracias! ¿Sabes? No me dicen mucho que soy linda. Bueno…me lo dicen chicos con mensajes de texto, pero no son capaces de decírmelo en la cara.

── Yo te lo digo a la cara: eres hermosa  ──le salió tan natural y sincero.

── ¡Ay! ¿Ahora soy hermosa? ¡Gracias! ──me sonrojé.

── ¿Y no te gusta o te interesa nadie?

── Mm…No sabría decirlo. ¿Qué sabe una niña del amor? Solo caprichos… ¿Y tú? ¿Alguna afortunada?




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