«¿Habíamos tenido una pelea?»
Seguí chateando con el profesor un rato más y me fui a dormir. Decidí no darme mala vida por la pataleta de Will.
«Ya se le pasará mañana», pensé.
Al día siguiente, no dejaba de pensar en él. Tampoco me había escrito, supuse que seguía molesto.
«¡Que pendejada! Así no, Will. Así no»
Temía que volviera a hacer lo de la otra vez: ignorarme. Así que decidí no escribirle por puro orgullo. Quizás me ignoraba y yo me iba a enojar igual o más que él.
Pero él no dejaba de aparecer en mis pensamientos. Cuando cerraba los ojos, veía su rostro y mi corazón se aceleraba.
«¡Will! ¿Qué es lo que me has hecho?»
Le pedí a una amiga que me regalara un sobre de colores y papel arcoíris para escribirle una carta de amor a mi novio.
── ¿Es para Will? ── Me preguntó mi amiga.
── Sí, sí, je, je ── le respondí apenada.
Me nació cada palabra que escribí.
Amor:
A veces alguien llega tan inesperadamente a tu vida, que te toma por sorpresa y hace de tus días un sueño del que no quieres despertar. Eres lo más importante para mí después de mi familia. Cuando yo estoy hablando contigo, no quiero que termine, quiero seguir escuchándote, es que tú voz me encanta y es lo que más quiero escuchar cuando necesito paz.
Me encanta que me digas cosas bonitas y que estés para mí siempre, incondicionalmente. Porque te nace y no por obligación.
¡Valoro tanto que estés en mi vida!
Te amo.
Quizás él en esos momentos pensaba que él no me importaba, que no lo quería, o que quería más al profesor. ¡Tan bobo! ¡Yo lo adoraba a él y a nadie más! Y esperaba que cuando leyera la carta, lo entendiera y le quedara bien claro.
¡Le estaba confesando que lo amaba! ¡YO! ¡Jessica! ¡DICIENDOLE A UN TIPO QUE LO AMO!
Sería el colmo que siguiera con el berrinche.
Cuando llegó el primer recreo, Julio me pidió que lo acompañara a comer algo a la cafetería para hablar sobre la ponencia que yo tenía que preparar para el congreso de filosofía.
Tenía que pensar sobre el tema que iba a exponer, pero no se me ocurría nada.
── Tienes que hablar sobre lo que te apasiona ── me dijo el profesor ──. ¿Qué es lo que más te apasiona?
── No sé…a mí no me apasiona nada.
── Eso es mentira, a todos nos apasiona algo. ¿Tú tienes novio?
¡Ups! Esa pregunta me tomó por sorpresa.
── Sí… ──le confesé apenada.
── Uy… ¿y cómo lo conociste? ¿Cómo se llama? Cuéntame ──él no parecía muy entusiasmado.
── Casi tiene 21 años.
── ¿Ah? ¡Es mayor! Uy…te gustan mayorcitos ──apuntó con cierto tono de picardía en su voz.
Yo no sabía qué más decir.
── Pues hablar sobre eso…
── ¿Sobre mi novio?
── Sobre el amor.
── Oh…no sé…. ¿Puedo pensarlo?
── Pero no que te vayas a tomar muchos días pensándolo, porque estamos contra el tiempo.
Las palabras del profesor me persiguieron todo el resto del día en el colegio. ¿Debía hablar sobre mi amor por Wicho? Y… ¿Yo sí entendía el amor? ¿Uno entiende el amor a los quince años?
Cuando sonó el timbre que daba fin a las clases, llamé a mi novio.
── Hola…──lo saludé nerviosa.
── Hola ── contestó seco.
── Lo siento…
── ¿Por qué?
── No quiero que pienses que tú no me importas, o que prefiero hablar con alguien más que contigo.
── ¿Y no es así? ──sonaba molesto.
── ¡Obviamente que no! Tú eres muy importante para mí, y ahorita tienes un primer lugar en mi vida.
No dijo nada, pero estaba segura que sonreía. ¡Lo conozco!
Le cambié el tema y le conté sobre mi dilema con el congreso de filosofía. Tenía muchas dudas y mucha frustración. ¿Mi pasión? ¡YO NO SABÍA CUAL ERA MI PASIÓN!
── Pues amor…en parte es cierto ──me decía Wicho──. No te conozco ningún hobby, ni sé si tienes sueños, o algo que te apasione. ¿No te gusta nada?
Entré en una crisis de identidad. ¿Quién era yo? ¿Para dónde iba? Maldita sea, antes de ese momento no me había preguntado nada de eso. ¡CARAJO!
── Necesito pensarlo ──le dije──. Lo mismo que le contesté al profe.
Se quedó en silencio, no me contestó nada. Me pareció que solo mencionarle a Julio le molestaba. ¡Que bobada!
── ¿Y tú qué me cuentas? ── le pregunté.
Me contó que le pasaba algo parecido a mí. Tenía que proponer ideas para la historia del cortometraje que tiene que hacer para la universidad.
── Yo quería contarte ayer pero como no querías hablar conmigo ──me dijo tirándome la pulla.
── ¡Deja la maricada! ¡Tú sabes que no es así! ── Lo regañé.
── ¡No se me ocurre nada!
── ¿y por qué esa es tu responsabilidad?
── Porque yo soy el guionista del grupo, se supone que yo soy el encargado de escribir la historia. Si no soy yo, nadie de mi grupo es capaz.
── O ellos son muy inútiles o tú eres muy inteligente.
── ¿Tú qué crees?
── La segunda opción ja, ja ── le contesté.
Quería que se sintiera halagado. Que yo lo admiraba por tener ese intelecto, que, entre otras cosas, era lo que más me atraía de él.
De pronto, me hizo una pregunta que me tomó por sorpresa.
── ¿Qué significo yo para ti?
── ¿Y esa pregunta? ── estaba confundida, luego caí en cuenta ──: ¿Es por lo de ayer?
── Tal vez…
¡Que bobada! No podía esperar a que viera mi carta escrita con mi puño y letra a ver cuantas dudas le iban a quedar
── ¿Puedo llegar a tu casa hoy? ── le pregunté.
Se quedó callado, como procesando lo que le acababa de preguntar.
── ¿A mi casa? ── preguntó cómo extrañado ──. Está bien…si quieres, ¿para qué?
«Ya verás, ya verás»
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Editado: 31.01.2021