Preocupaciones por la universidad, preocupaciones por mi relación.
Sentía que iba a explotar.
Sentía que los aspectos más importantes de mi vida hasta ese momento se estaban desmoronando.
Yo siempre soñé que, si alguna vez tuviera novia, sería un refugio, no otro campo de batalla, como el que diariamente visitaba en la universidad.
El martes alrededor de las diez de la mañana entré al aula virtual de la clase de publicidad. Los resultados todavía no se habían publicado.
«Maldita sea… ¿Para cuándo? ¡Necesito verlos!»
No paraba de presionar F5, la tecla para actualizar la página, esperando que en cualquier momento aparecieran los resultados reflejados en la pantalla frente a mí.
«Por favor…que yo sea el primero…por favor…»
No soportaba la idea de estar peleado con mi novia y además perder ante Alonso.
Quería una razón para estar feliz esa mañana.
Unos quince minutos después, por fin, allí estaban publicados los resultados…
Rápidamente busqué mi nombre…
Calificación: 3.9, con el primer lugar.
¡QUE!
Mi equipo y yo nos hicimos el primer lugar, pero… ¿3.9? Era muy baja esa calificación, para lo que mi promedio solía ser.
Segundo lugar…3.7….cuarto lugar 3.4…. ¿Y el último lugar? Alonso, George y Yesid….2.5
¿2.5?
« ¡Auch! ¡Sobate que no hay pomada, Alonso!»
¡Le había ganado a Alonso! ¡Le había ganado a Alonso! ¡Le había ganado a Alonso!
Ese momento significó una descarga de emoción que sentí por todo mi cuerpo. Me temblaban las manos y ya me dolían las mejillas por no parar de sonreir.
¡Le había ganado a Alonso! ¡Teníamos el primer lugar!
Ganarle a ese imbécil, después de haberme saboteado, después de habernos retado cara a cara, me emocionaba más y me parecía más gratificante que cualquiera quiz del que nos fueran a exonerar en el semestre como premio por haber quedado de primeros.
Quería compartir mi felicidad con Jessica. Me había acostumbrado que cuando algo bueno me ocurría, era a ella a la primera que se lo compartía. Ahora que no nos hablábamos, sentía un vacío. Como si me hubiesen arrancado una parte de mi vida.
Y entonces…la emoción por haber ganado el primer lugar se remplazó por angustia.
«¿Por qué no me habla? ¿Acaso no le importo? Tal vez ya no me quiere…si ella me quisiera estaría ansiosa por volverme hablar…o sea… ¡Han pasado dos días sin saber nada uno del otro! ¿Me querrá terminar? ¿Y si la convencieron de que me terminara? ¿Qué tal si las amigas la convencieron que yo era muy feo o muy mayor para ella? ¿Qué tal si conoció a alguien mejor en la fiesta? Estoy jodido…ya la perdí…»
Recibí un mensaje de Cristian por medio del chat de Facebook:
===
CRISTIAN:
¿Ya viste? ¡Fuimos los primeros!
WILL:
Sí…eso vi…
CRISTIAN:
¡Felicidades! El esfuerzo valió la pena.
WILL:
Sí…
CRISTIAN:
¿Estás bien?
WILL:
Sí…
CRISTIAN:
¿Seguro?
WILL:
¡Que sí! ¡Estoy bien!
CRISTIAN:
Ok…Si tú lo dices…
===
Salí del chat y entré al feed de Facebook y me encontré con una gran sorpresa.
Entre mis sugerencias de amigos, me aparecía Jessica.
¿Qué carajos? ¡Ella no usaba Facebook!
O eso me había asegurado…
Nunca me imaginé que descubriría que mi novia, la que supuestamente no usaba Facebook, tuviese un perfil creado en esa red social.
Un perfil del que yo no tenía conocimiento.
¿Desde cuándo lo había creado?
¿Por qué no me había dicho nada?
¿Su novio no debería saberlo?
¡Yo soy su novio! ¡YO, ¡YO, ¡YO, ¡YO, YO!
Le envié la solicitud.
Entré al chat en Whatsapp y la vi en línea. ¿Qué carajos? A esa hora se supone que debe estar en clases. ¿Qué hacía en línea? ¿Habría faltado a clases? ¿O estaría chateando con alguien en medio de una clase? Y si fuese así… ¿Quién sería tan importante? Ni siquiera conmigo, su novio, hacía eso.
«Esto está muy raro…esto está muy raro…esto está muy raro…»
Seguía en línea y nada que me escribía.
«¿Será que ella está en línea viendo mi chat? Esperando a que yo le hable»
Yo de verdad me moría de ganas por saludarla, preguntarle como estaba, pedirle que me explicara porque no me había buscado, que me diera respuestas, que me sacara de la duda si todavía me quería o si por el contrario, ya no sentía nada por mí. Pero no, un gran muro, tan alto hasta donde llega la vista, impenetrable, llamado orgullo, no me lo permitía.
Me alisté para ir a clases. Ese día nos tocaba Producción Audiovisual con el infame “Demonico”, a ver que locuras nos diría esta vez.
Cuando comenzó la clase, caí en cuenta que no había desayunado bien y no había almorzado. Estaba tan angustiado por Jessica, que lo dejé pasar.
Ni Alonso, ni Yesid asistieron a esa clase, y George se sentó cerca de Cristian, Daniel, Isaac y yo, cuando hace unos días no se separaba de Alonso. ¿Por qué? Quizás se arrepintió de haberse unido al enemigo y ahora regresaba con la cola entre las patas.
── Hey, felicidades por el primer lugar ── me dijo George.
── ¡Gracias! ── le respondí.
«Así me gusta, que aceptes quién es el mejor», pensé.
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Editado: 31.01.2021