Marianne Höller tenía dieciséis años cuando encontró a su predestinado. Al ser hija de un Alfa, se esperaba que el compañero eterno fuera el hijo de otra familia alfa, o, al menos, de alguna de las familias que conforman el séquito dentro de una manada, ya que, al ser la segunda hija, podía darse el caso que su alma gemela sea el futuro Beta, Gamma o Delta de alguna manada. Sin embargo, la Madre Luna no la había unido a un macho de su especie, sino a un hijo de los aquelarres. Ravi Kumar era un brujo que nació dentro de la familia más poderosa de su especie, de la cual salió el nombre del aquelarre que lideran. Al ser el nieto de Kabir, quien fuese el último Brujo Supremo proveniente de esa estirpe, todos afirmaban que tenía grandes posibilidades de ser el siguiente líder de su especie, cuando el Brujo Supremo Declan dimita al cargo. No obstante, toda posibilidad se esfumó cuando notó la particular aura de una licántropa que para él brillaba espléndidamente en una diversa gama de colores. Marianne y Ravi resultaron ser predestinados, y desde que se encontraron, no volverían a separarse.
Al pertenecer cada uno de ellos a la familia líder de un poderoso grupo dentro de su especie, elegir en cuál de ellos vivirían siendo compañeros eternos era una decisión exclusiva de la pareja. Todo daba a saber que sería Marianne quien deje a los suyos para incorporarse a la familia de Ravi, pero al recibir el brujo a través de sueños el mensaje de la Madre Luna que le decía que debía formar parte de Los Höller porque ahí era donde los planes del Dios Supremo lo ubicaban, no dudó en dejar a su familia para unirse a la de su amada, cambiando su apellido de Kumar a Höller.
Cinco años después de haberse reconocido como predestinados, de la unión interespecies de Marianne y Ravi nació Kiram. El pequeño, un hermoso niño mestizo, ya que tenía los finos rasgos faciales y la piel canela de Ravi, pero luciendo unos enormes ojos verdes, los de Marianne, fue el primer hijo de la pareja, quien no solo era prueba del amor de sus padres, sino de la unión de los pueblos sobrenaturales al manifestar en el futuro dones que, si bien sobresalen más de los de una especie que de la otra, permiten que en un solo encarnado se pueda manifestar la gracia entregada a dos pueblos diferentes.
La familia de tres vivía feliz en Bonn, ciudad central del territorio de la Manada Höller; sin embargo, la responsabilidad y el deseo de aportar en todo lo que podían para hacer realidad La Profecía que los licántropos recibieron cuando a Maximiliam -el amado padre, suegro y abuelo- se le entregó el Mando Alfa, llevó a Marianne y Ravi a buscar la manera de poder ayudar, y tras descubrir por medio de un ritual que la hija de la Madre Luna sería encontrada en Perú, no dudaron en dejar todo lo que tenían en Alemania para empezar una nueva aventura al mudarse al otro lado del planeta. Así fue como Kiram, con apenas un año de edad, dejó su natal Bonn para crecer en tierras sudamericanas.
Cuando la pareja llegó a Lima -la capital de Perú- para establecer una sucursal del holding Höller Gruppe, el choque cultural con los oriundos residentes fue tal que ambos se sintieron muy desorientados. Además, ellos no habían llegado solos a ese país, sino que lo hicieron con un niño de un año y casi un centenar de miembros de la manada que los siguieron para ayudarles a asentar los pilares de un nuevo territorio licántropo en Perú, donde no había ninguna manada desarrollándose. Ser responsables de otros tantos hizo que en ellos despertara la preocupación al no estar completamente seguros si lo que hacían era lo correcto. Y fue ahí que al recordar que Killari provenía de esas tierras -la grandiosa bruja que por unión predestinada con el guerrero Helmut Brandt formaba parte de Los Höller-, Ravi la contactó con la esperanza de recibir una importante ayuda. Como la bruja y el guerrero licántropo no podían dejar sus obligaciones en el pueblo donde vivían, además que estaban atareados cuidando del menor de sus hijos, Sayri, que apenas había cumplido los tres años, Killari pidió a su hija Sara -una joven de unos veinte años que había resultado ser una bruja, pero con la capacidad innata de comunicarse telepáticamente por la facultad que heredó de su padre, una que permite que entre los licántropos se pueda entablar conexión mental mientras mantienen la forma animal- que deje la ciudad de Cerro de Pasco, donde la familia se había establecido, para que ayude a Marianne y Ravi en el proceso de erigir la manada en nuevo territorio.
Al ser una bruja, Sara contaba con todo el conocimiento de la creación, incluido aquel que la humanidad había adquirido con el paso de los siglos, de ahí que conocía las leyes peruanas, lo que le permitió asesorar a Marianne y Ravi, quienes tenían la representación del importante holding alemán, logrando iniciar actividades comerciales pocos meses después de haber establecido la sucursal en Perú. Asimismo, la adquisición de amplios terrenos en un bien ubicado distrito limeño permitió la construcción del vecindario privado de Renania, urbanización donde los miembros de la manada contarían con cómodas viviendas dentro de un espacio cerrado, protegido por los guerreros y la magia de Ravi. Al principio, Sara no había llegado con toda la buena disposición del mundo a ayudar a los planes que la pareja de licántropa y brujo tenían, ya que permanecer en el caos de la urbe la aturdía al haberse acostumbrado a la tranquila vida rural en los Andes Peruanos, pero la presencia de Austin Hoffman, guerrero Höller que llegó a Perú para ayudar a la búsqueda de la hija de la Madre Luna, la hizo cambiar de opinión porque el joven y apuesto licántropo resultó ser su predestinado.
En un inicio, los licántropos no estuvieron cómodos en Lima. Ellos habían llegado a una ciudad que contaba con más de diez millones de humanos, mientras que en Bonn no había ni medio millón. Al sentir que debían poner mayor atención a lo que ocurría a su alrededor, ya que era necesario cuidar las formas para que los humanos no descubran que eran sobrenaturales; además que siempre tenían encima de ellos las miradas curiosas de los residentes oriundos porque físicamente destacaban al tener en su forma humana un color de piel, cabello u ojos distinto al de la mayoría de peruanos, por lo que existir no resultó fácil, ya que muchos percibían que sus vidas no podían fluir como lo hacían en Europa. Eso hizo que Ravi, con ayuda de Sara, tenga que pensar en un plan que permita la inclusión espontánea de la manada entre los humanos, por lo que decidieron recitar un hechizo de lenguas sobre los licántropos, con la finalidad de que estos hablaran el español como si fueran nativos en esa lengua, por lo que dejaban de tener un rasgo que llamaba la atención de los lugareños, y también colocaron un hechizo más sobre los miembros de la manada, uno que compartía con los licántropos la información sobre costumbres y tradiciones peruanas, así como el conocimiento detallado de las calles de los distintos distritos de la ciudad, de tal manera que nadie los perciba como foráneos. Además de los hechizos entregados, varios de los recién llegados encontraron entre los residentes nativos a sus predestinados, lo que ayudó a que la inserción social fuese más rápida, por lo que pocos años después de haber llegado a esas tierras, Los Höller podían decir que ya tenían un nuevo territorio para su manada.
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Editado: 27.01.2025