Amores equivocados

Capitulo ViI: Ser fuerte no es una opción.

Linda

—¡Rayos y centellas! — Exclame enojada mientras caminaba al Jardín.

 

Este chico cada vez es más intenso, ¿pero cómo se atreve a hablarme de esa manera? Y además exigirme que me aleje de Emily como si fuera una niña a quien se le dice con quién juntarse.

 

Camine rápido hacia el jardín con la intención de saber qué estaba pasando con ellos, seguro había sido grosero con Emily y contemplando el carácter de ambos, tuvo que haber surgido la tercera guerra mundial.

 

Al llegar al jardín vi a Emily sentada en el suelo con la frente arrugada, sosteniendo una rosa entre sus manos tan fuertemente que pude notar que se estaba lastimando con las espinas.

 

Corrí hacia ella para evitar que se siguiera lastimando —¡Ey chica! — la llame para captar su atención —¿pero qué haces? ¿estás drogada o qué? ¡Te estás lastimando!— Le dije tratando que dejara de apretar la rosa entre sus dedos.

 

Ella dejó de mover sus dedos y me miro embozando una sonrisa.

—Tírala Emily, por favor. — le supliqué al notar que iba a comenzar a girarla de nuevo.

 

—Estas echa una furia ¿qué te ha pasado? — me pregunto con serenidad en su voz, dejando la rosa aun lado.

 

Esta chica era increíble, pero si creía que me iba a evadir tan fácilmente estaba equivocada lela aún no conocía lo astuta que podía ser.

 

—¿Me lo preguntas a mí?, me estás viendo la cara ¿Cierto?

 

—Supongo— me dijo sonriendo.

 

—¿Emily que ha pasado entre tú y el bueno para nada de Sebastián? Si te dijo algo que te incomodara solo dímelo y ya mismo iré a golpearlo unas cuantas veces. — le aseguré seriamente.

 

Me miro como si estuviera evaluando la posibilidad de que, si debía contarme o no, y finalmente respondió:

 

—Nada Linda no me dijo nada — me respondió agachando la cabeza.

 

—No puedo creerte, no cuando te encuentro aquí lastimándote, y cuando lo veo a él saliendo como si tuviera diarrea— le dije haciendo que eso último le causará gracia.

 

—Linda no pasó nada— me dijo sonriendo, — solo que no debiste mencionar nada de mi historia delante de él.

 

¡Rayos! Era cierto solté su secreto delante de la primera persona que tuvimos en frente, qué idiota soy.

—Lo siento... No creí que te afectaría, además como no lo conoces yo pensé que no importaba y yo no... sé— Maldición estoy balbuceando, he metido la pata.

 

—Se supone, que eso viola la promesa que hicimos, ¿no? — me pregunto herida, causando que me sintiera más mal de lo que ya estaba.

 

—Si lo sé, yo me disculpo, a veces suelo ser muy lengua suelta lo siento.

 

—Linda, eso era algo confidencial. Te lo conté porque quería ganarme tu confianza, nunca he tenido una amigas y pensé que si te decía algo que me comprometiera... Olvídalo— me dijo acortando lo que iba a decir. —Yo supongo que me iré.

 

—No, no te vayas— le dije tomándola del brazo mientras se levantaba. —Te confieso que yo tampoco tuve muchas amigas, no tuve una infancia muy alentadora o "normal" — le dije haciendo él entrecomillas con mis manos. —Supongo que ahora estamos a mano, algún día te contaré parte de mi historia, la cual si lo vemos de otra manera no es muy diferente a la tuya.

 

—Está bien, puedo vivir con eso— me respondió sonriendo.

 

—Algunas veces debemos perdonar 10 veces 100 y seguir adelante.

 

—¿10 veces 100?, no crees que son muchas veces.

 

—En la vida nunca son suficientes. Es por eso que los números son infinitos...

 

Emily lo pensó unos segundos asintiendo en respuesta.

 

Todos en la vida debemos perdonar innumerables veces, sin importar lo que suceda a nuestro alrededor, porque al final del camino, nunca será suficiente.

Caminamos hacia la casa y mi celular se encendió con un recordatorio: "Clases empresariales de Idioma extranjero 4:00pm"

 

—¡Centellas!

 

—¿Qué sucede?

 

—Debemos preparar nuestras carteras, hoy comienzan las clases de idioma en casa de Sebas.

 

El ceño de Emily se frunció.

 

—Emily ¿qué te hizo Sebastián? — le volví a preguntar notando su expresión.

 

—Otra vez el perro arrepentido— me dijo alzando ambas cejas pasando sus manos por la frente.

 

—No me quieras ver la cara otra vez, algo paso, si no fuera así, no tuvieras esa cara de ogro que tienes ahora. Además, estás actuando como si lo conocieras.

 

—No lo conozco— me respondió casi que inmediatamente elevando mis sospechas.

 

—Pero si conoces a sus padres, no piensas que es extraño que conozcas a sus padres, pero no a él. Hay algo que me estás ocultando. Y quiero saber que es— le exigí mientras ella cambiaba el color de su rostro.

 

—Te estoy diciendo la verdad— me respondió calmada.

 

—Oye si quieres que sea tu amiga vas a tener que confiar en mí, ves a esta rubia que está aquí en frente tuyo, pues por muy rubia que sea tiene un cerebro en perfecto funcionamiento.

 

Emily memiro por unos momentos y comenzó a negar con la cabeza, para luego mostrar una sonrisa.

 

—Bájale dos a la agresividad señorita White— me dijo negando con su dedo.

 

—Solo quiero entender. Yo...— pero me ordeno que callara antes de que pudiera seguir hablando.

 

—Chama te aclaro en primer lugar que si conozco a sus padres es porque ellos fueron los Dueños por un tiempo del Orfanato donde viví estos últimos años. A tu querido novio nunca lo conocí. Y segundo, si él me hubiese hecho o dicho algo, ¿estás segura de que hubiese salido completo por esa puerta?

 

Sus palabras tenían sentido, aunque no me convencían del todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.