Amores equivocados

Capitulo VIII: Si se quiere se puede.

Emily

Era la mañana del día lunes, hacíafrío, me dispuse a mirar el reloj ubicado al lado de mi cama y era tempranísimo. Me había despertado a las 5:30 am aproximadamente. —Impresionante— me había levantado antes de que la alarma de mi teléfono sonase, iba a dormir un poco más, pero inmediatamente recordé que hoy no era un día común, hoy iniciaba mis estudios en la universidad Astrom. Una institución para los ricos, que apenas soportan, compartir el aire, que respiran con los demás.

Por suerte, no estaría sola, iba a entrar en algunas clases de Ly , eso me tranquilizaba, pues tendría con quién compartir en medio de esos “seres humanos”. Pero no puedo evitar sentirme preocupada, porque, aunque Ly , no lo quiso reconocer, Sebastián tenía razón en lo que me dijo ayer. "Va a ser muy difícil adaptarte en ese instituto, no creo que lo logres, en cuanto sepan eres una sin hogar y becada ni te dirigirán la palabra". Sabía que lo decía más para molestarme que para ayudarme, pero tenía razón, yo no encajaría en un lugar como ese, y estaba segura de que él ayudaría a que esa incomodidad durara una eternidad, pues estas semanas no ha demostrado lo contrario. No lo odio por eso, pero me está empezando a molestar y algún día voy a explotar y ambos saldremos muy mal de todo esto.

Sentí una angustia sofocante en mi pecho y me levanté corriendo en busca del diario de mi mamá. Necesitaba de ella. Su diario era lo único que guardaba después de su muerte, eso y una fotografía vieja de ella fue lo único que mi padre no me pudo quitar, pues no sabía de su existencia. No quiero deshonrarla, tal vez por eso me siento tan culpable de mi comportamiento, sé que ella quería que estudiara, que fuera alguien con la que me sintiera orgullosa y eso me hacía pensar en todo esto, toda esta nueva oportunidad que ahora tengo, pues si se dejan a un lado los aspectos negativos, es una bendición poder recibirla, quizás en sus páginas podía recordar todo lo que ella quería para mí... Al encontrarlo entre mis pocas pertenencias del orfanato, lo aparte fuerte contra mi pecho y suspiré… Sonreí y me senté sobre la cama disponiéndome a abrirlo.

 

Pág. 14, leí lentamente.

"Mi querida pequeña, sé que en ocasiones te sientes insegura entre nosotros, por el trato de tu papá, pero no lo pienses de esa manera, tu papá te adora y esa es la razón por la cual no te demuestra su afecto, porque no sabe cómo hacerlo, él teme lastimarte, él tuvo una infancia muy difícil, cuando lo conocí jamás pensé enamorarme de él, pero él necesitaba tanto amor que sin darse cuenta termino abriéndose a mi vida y dejando salir a ese niño asustado que había en su interior"

“Cuando naciste el lloro de felicidad como nunca lo había hecho, él te ama y yo también, eres alguien muy especial y fuerte y te aseguro que todo lo que te propongas lo harás tu sola, no necesitas de nadie para llegar a ser quien tú quieres que seas, eres la mejor aliada que puedes tener, los demás somos solo el apoyo del escalón que necesitas para subir. No lo olvides, pero tampoco olvides rodearte de esos pilares y escalones que te ayudaran a subir, porque sin ellos tampoco llegaras..."

Esta página me hacía llorar de dolor, porque todo era mentira, si mi papá me hubiese querido, él jamás me hubiese dejado en el orfanato. Jamás me hubiese abandonado a mi suerte, gracias a él soy lo que soy ahora, una chica vacía, manipuladora y sin sentimientos. Tal vez él amaba a mi madre, o quizás mi madre era tan ingenua para creer que eso era amor. No lo sé, pero todo lo que puedo sentir acerca del “supuesto amor de mi padre” era un dolor lleno de amargura que se asemejaba a un veneno que me iba matando lenta y profundamente.

 

TOC

TOC

Dos toques se escucharon en la puerta de mi habitación, alertándome. —¿Pero quién era a esta hora? — macule para mí, no estaba en condiciones para hablar con nadie, solo necesitaba estar sola. Dos nuevos toques se escucharon, así que me levante resignada a abrir la puerta.

—¡Feliz, nuevo comienzo, hermosa! — Fue la exclamación que recibí al abrirla por parte de mis tutores. Ladeé la cabeza y levanté mis cejas tratando de descifrar su ridícula sonrisa, y por qué tenían en sus manos un ramo de flores y una bandeja llena de frutas.

—Pero... ¿Qué es todo esto? — logre preguntar ante su eminente ánimo “sorpresivo”. Pues hoy no era mi cumpleaños, ni una fecha especial para mí. Yo no tenía fechas especiales, así que era ridículo.

—¿Podemos entrar? — me pregunto Janet señalando la bandeja en sus manos.

—Es su casa — les respondí impulsivamente, apartándome a un lado para que entraran.

—Nuestra casa— corrigió Carlos dándome un toquecito con el ramo por la cabeza.

—Entonces, ¿qué es todo esto? — les volví a preguntar cruzándome de brazos, viendo como ellos se sentaban en la cama sonrientemente. No podía negarlo, su humor era agradable.

—Emily, solo queríamos darte una pequeña sorpresa para animarte en tu nuevo reto: ¡la universidad! Sé que no debe ser nada fácil y queremos apoyarte. Dijo ella, mirándome con ternura.

Toda la idea que me parecía exagerada, hubiese bastado con una tarjeta de motivación a esto. Pero en el fondo lo necesitaba, era lo que me hacía falta en este día y estaba agradecida, solo que no podía demostrarlo.

—Además—. Añadió Carlos —He cocinado yo, nunca lo hago, pero esta vez lo he hecho especialmente para ti. Cocinó muy bien, tienes que probar los panqueques con miel. Aseguro sonriente, llevándose los dedos empuñados a la boca y lanzando un beso al aire al estilo italiano, como si los panqueques con miel fueran gran cosa.

No entendía por qué ellos se comportaban de esta manera conmigo. Estaban dándome más de lo que merezco y eso era algo que yo no podía devolver, y que, por más que lo intentaba, no podía creer. Era demasiado bueno para ser verdad. Mis ojos se humedecieron, pero no derramé una lágrima. Nunca había recibido tal demostración de afecto excepto por mi madre, pero siempre mi lado femenino era el que me delataba de la forma más ridícula posible.




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