Amores equivocados

CAPITULO IX: Pequeños secretos, grandes verdades

Sebastián


Hoy comienzo mi último año de universidad, en el que estaré bajo la tutela de mis padres… Todo un año de retos, más ahora con la pequeña piedra que tengo en el camino, aunque estoy seguro de que eso no será nada agradable, la quitaría y la destruiría sin piedad.

Y como siempre tenía todo organizado:

• Ser el capitán del equipo de fútbol, eso significaría popularidad.
• Ser el presidente de la clase, para así obtener el respeto de los profesores.
• Ser el número uno en las fiestas y ganar el dinero suficiente para no tener que depender de mis padres nunca más.
• Conocer muchas chicas (Ly no se puede enterar).
• Hacer que mis padres me compren otro auto. Bueno, aunque para eso tendría que besar sus pies, sin duda lo haría.
• Ingresar a prácticas en otra empresa que no sea la de mis padres.
• Y por último hacerle la vida imposible a Emily.

Esta última sería mi motivación. Y ya estaba en marcha.

Pase mis manos por mi Cabello lacio, dándole volumen, revise mi uniforme que constaba de pantalón de vestir negro, con camisa blanca, acompañado de un suéter vino tinto con el logo de ASTROM. Eche un vistazo al espejo y guiñe un ojo para darme a entender lo encantador que estaba. Sería la pesadilla de muchas chicas este año, de eso no había duda.


Salí de mi habitación junte mis cosas y tome las llaves de mi auto —Olvidando el jodido hecho de que no tenía auto, porque estaba en el taller— Tome el bolso, lo coloque sobre uno de mis hombros y me dispuse a bajar para ir en búsqueda de nuestro Chofer familiar.


Aunque trate de evitar encontrarme con mis padres, fue imposible porque allí estaban en el salón de recibimiento, ambos sentados uno cerca del otro, compartiendo un café. Mi madre estaba impecablemente vestida, seguro se iría a la fundación de niños con Cáncer que ha manejado desde que nos mudamos aquí, y mi padre estaba mucho más relajado tomando una taza de café mientras leía el periódico. No estaba Vestido formalmente. Era extraño. ¿Se quedaría en casa?

Iba a hacer caso omiso de su presencia, pero eso garantizaría un sermón matutino y estaba muy de ánimos para una réplica educativa barata. —Buenos Días, estimados señores—. Les dije finalmente con sarcasmo.

Sin embargo, la mirada de ambos fue de pocos amigos, así que me tuve que tragar mi orgullo y comenzar a andar hacia ellos como un corderito limpio de pecado. — Eso si quería que me comprarán un auto— Y bajo ese punto haría lo que sea.

—Buenos Días, hijo— respondió mi madre al recibir mi beso en la mejilla

—Qué gusto que ya estés listo— dijo mi padre estrechándome en sus brazos.

—Siempre lo estoy— les dije mirando hacia la cocina —Edward me llevará el día de hoy ¿Verdad? ¿Dónde está?

Al mirar hacia mis padres, ambos sonreían lo que me llevo a la conclusión más terrible de mi vida.

—Así es hijo mío, hoy tendré el placer de llevarlos.

— ¿¡Qué!? ¡No! — Proteste. —Eso le daría un 0 a mi reputación.

—¿Cuál reputación? — Pregunto mi madre. —La del chico fuera de control que nos ha dejado en ridículo últimamente.

Y aquí vamos de nuevo. ¿Por qué no fui huérfano?

Puse mis ojos en blanco e inspiré profundamente para responder.

—Mamá, yo no quiero pelear con ustedes ¡Por favor!

—Entonces no nos des motivos, hoy te llevará tu padre, porque el chofer está visitando a su familia, además “la raya” como tú dices no la tendrás tú solo—Y sabía lo que me iba a decir sacándome de mis casillas rápidamente, — también llevara a tu novia y a Emily por supuesto.

Y ahí estaba la prueba inminente de que esa chica me haría la vida un infierno.

—Con ella en el mismo auto, ¡me niego! — Estaba consciente de que estaba actuando como un bebe a quien no le apetece compartir sus Juguetes, pero no me importaba. —No pienso llegar con una recién recogida mama.

Mi madre se levantó de su asiento visiblemente furioso dispuesta a disparar.

—Sebastián— Advirtió mi Padre dejando el periódico sobre la mesa del café.

—Entiendo tu actitud hacia los huérfanos porque sé que fue un error obligarte a convivir ellos—Me dijo mi madre repitiendo su mismo discurso. Si estaba consciente de su error entonces porque no me dejaba en paz de una maldita vez. —Pero lo que verdaderamente no entiendo es tu repentina actitud en contra de esa chica, ella no tuvo la culpa de nuestros errores. Te recuerdo que ella te importó alguna vez. Que la llegaste a querer mucho. Y ahora no solo quieres alejarla sino que la tratas mal— añadió mi madre, y yo alce las cejas sin ocultar mi sorpresa. Pero, ¿cómo se había enterado?

—No mires a tu madre de esa manera, ella no los negó. Pero sabemos de muy buenas fuentes que es verdad— dijo mi padre frunciendo su ceño. —No pareces un hombre…

Claro la “Buena fuente” era la lengua de la idiota de mi novia, ¡joder! Tendré que enseñar a Linda a mantener su gran boca cerrada.
Reí histérico…

Y explote.

—No entiendo, ¿cuál es su maldita manía en volverla a meter en mi vida? — les pregunte dejando mi bolso en el suelo. —Lograron que la olvidara. La dejaron en ese orfanato sabiendo las esperanzas que ella tenía de que fuéramos su familia. Sin embargo, no les importo. Y ahora quieren que me importe a mí…

—Sebastián eso no fue así— interrumpió mi madre.

—No. Ahora es mi turno— le dije suavemente y ella guardó silencio —No los estoy culpando por eso. Solo quiero demostrarles el porqué de mi actitud hacia ella— Justifiqué pausadamente — Antes no entendía nada de este asunto, porque fui tan estúpido de creer que estaba enamorado de ella, pero no fue así. Ahora sé y estoy feliz de poder darles la razón cuando me dijeron que ella no era buena para mi vida y que por tal motivo era mejor que se quedara en el orfanato.

—Eso no explica ni justifica que la trates mal. Esas eran otras circunstancias, te enamoraste de ella, fue tu primer amor, no podríamos permitir que fuera tu hermana adoptiva, eso garantizaría un caos para ambos. Además, esa chica era problemática tenía expedientes que dañaría nuestra reputación. Y tampoco estábamos seguros si ella podría adoptarse a una familia…— Argumento mi madre bajando el rostro como si le doliera recordar lo sucedido.

—Sebastián—dijo mi padre levantándose de su sofá para abrazar a mi madre — Ahora las cosas son diferentes, tienes una novia oficial con la que te casaras, y ella no representa una amenaza para ti, porque ahora forma parte de una familia estable, y ha demostrado ser que puede cambiar… No queda ni rastro de aquella niña problema.

—Si claro, por supuesto—parlotee irónico —ahora sí es digna porque fue acoplada por una familia de millonarios.

—¡Sebastián sabes perfectamente que a eso no es a lo que me refiero! —me regaño mi padre ofendido.

—Cariño—. Interrumpió mi madre —Deberíamos decirle…

Le susurro mi madre mientras mi padre negaba con la cabeza.

—No es el momento querido.

—¿Decirme qué? — les dije alzando mi voz sin tener la intención.

—Tenemos que hacerlo— reprendió mi madre mirándolo mal y alejándose de sus brazos —Hay algo, que no te hemos dicho, que quizás pueda resolver esa actitud errónea que tienes.

—No entienden. Esto no tiene nada que ver con ustedes. Si no con ella, porque no es lo que nos vendió hace años.

—Si todo esto es porque ella te ha dicho algo. No tienes que culparla, no es su culpa, sino nuestra.

—Paulina…

—No Diego. Es que no ves el daño que estamos haciendo con ellos. Ya se lo hicimos antes ¡No se volverá a repetir! Estamos manipulando todo de nuevo y se nos está saliendo de las manos ¿Es que no lo ves? — le grito mi madre con voz quebrada

Preocupado fruncí el ceño, tratando de averiguar qué era eso tan grave que mis padres habían hecho. ¿Manipularnos? ¿¡Pero qué Diablos es todo esto!?

—¡Joder! — grito mi padre sorprendiéndoos a ambos—Si es lo que quieres, ¡Hazlo! Díselo. Pero no cambiará nada. El problema no es Emily, eso lo sabes— aseguro mirándome con desprecio.

—Sebas, será mejor que te sientes…

Y me senté confundido ante tanta conmoción ¿Qué era tan grave como para que mi padre le levantara la voz a mi madre?

Ambos se sentaron nuevamente quedando frente a mí, no sabía de qué se trataba, pero la cara de mi madre me advertía que después de saberlo. Todo sería un infierno.

—La noche que chocaste tu auto, recibimos una llamada de Emily, diciéndonos lo que había sucedido. Nos habló un poco de tu estado. Y luego se ofreció a cuidar de ti, como si fuera su responsabilidad— Si claro “Cuidar de mí” haciendo de mi vida su Vudú favorito.

—Entonces— prosiguió mi padre al notar que mi madre comenzaba a sollozar — Decidimos hablar con ella, no queríamos que ahora que estaba de vuelta tuviera otro interés en ti. Y teníamos que comprobarlo así que cuando te mandamos a Casa de tus abuelos, la citamos aquí y llegamos a un acuerdo.

Sí, el de mantenerme vigilado para poder asegurarse que mis padres echaran a perder mis planes. Menuda lengua larga.

—Tu padre y yo siempre quisimos lo mejor para ti— aseguro mi madre quebrantada— Te pedimos que no te molestes con ella por esto ella solo estaba cumpliendo algo que nosotros impusimos. Este es uno de los secretos que contienen grandes verdades, no pensamos en decírtelo, pero ahora es diferente, ella está en nuestro presente, ha sufrido mucho y queremos rectificar nuestro error con ambos— Mi madre tomo aliento y comenzó a contarme una historia en la que una niña, una niña inocente tuvo que decidir que no era buena para alguien por ser abandonada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.