Amores equivocados

Capitulo XXII: No juzgar un libro por su portada.

(Desde mi punto de vista) 
 

Las cosas están un poco rápidas por aquí ¿no creen?, por un lado, tenemos a un Sebastián decidido por Ly aun estando confundido por los recientes sucesos pertenecientes a su pasado. Por el otro, tenemos a la figura protagónica de esta historia metida en aguas profundas. Yo siempre digo que cada quien sabe hasta qué punto apretarse la corbata, el problema es si alguien más lo ve de esa manera. 

 

 ¡Vaya! 

 

A este relato hay que ponerle PAUSE, un momento. 

 

Todos en la vida decidimos cambiar más de una vez, pero en ocasiones sucede que esos cambios no deben ser tan rápidos como queremos, porque al momento de tomar otro camino u otra alternativa es necesario llevar una brújula que guie nuestros pasos. Y eso es exactamente lo que no están haciendo estos chicos. Así que ahora están envueltos y revueltos a tal modo que más de uno saldrá disparado y lastimado. 

 

Bueno sé que una brújula es muy antigua, pero entonces que alguien les enseñe un GPS, estoy segura de que más de uno se devolverá de ese camino elegido. 

 

A este punto de la historia tenemos cuatro vidas distintas, pero igualmente lastimadas: Sebastián, Linda, Emily y Daniel. Quienes están a punto de coincidir en una jugada muy propia de la vida, donde cada camino les llevara a un sitio donde todas sus vidas serán por un momento una sola. 

 

¿Qué pasara en ese momento?


¿Cada uno seguirá su camino o lo pensará dos veces antes de decidir? 

 

Bueno, eso es lo que me inquieta. Lo demás lo dejo a su criterio. 

 

Sin más nada que acotar continuemos con la historia. 

 

Emily había tomado la decisión de seguirle la corriente a Daniel para salvar a su amiga de lo que creía un castigo inevitable, mientras que Linda estaba en el hospital reclamándole a Sebastián por sus tratos con Daniel, de quien estaba segura de que no era de fiar. En este mismo círculo, Janet se encontraba al borde de los nervios por no saber el paradero de su hija y así apenas comenzaba el alboroto alrededor de sus vidas. 


 

—No me puedo creer que fueras capaz de hacer tratos con Daniel—. Reclamo Linda molesta, mientras revisaba su celular una y otra vez. 

 

—Quería enmendar mi error —Respondió Sebastián disgustado. 

 

—No estoy de acuerdo contigo. Esa definitivamente no era la forma. 

 

—¿Y qué querías que hiciera? Cometí un error gravísimo y yo solo quería aminorar los daños. 

 

—¿Minorar los daños? — Linda soltó una risotada histérica—. Le llamas solucionar problemas al mayor causante de ellos. Ahora le deberás algo y sabes que eso no puede resultar bien. Le conozco. 

Sebastián se quedó pensativo y sus ojos se llenaron de preocupación. 

 

—No lo creo. Tuve que transferirle una gran cantidad de dinero, así que el favor está pagado. 

 

—¡¿Cómo?! 

 

—Si Linda, quieres parar de una vez. En este momento lo más importante es encontrar a Emily. 

 

—Tienes razón. Ella y Daniel son un peligro juntos. Más si la ha besado, eso es un problema enorme—. Hablaba distraída, mientras Sebastián se atragantaba con un poco de agua. 

 

 —¿Qué Daniel ha besado a quién? —Grito cuando logro recuperarse. 

 

 —Ups se me ha salido. 

 

—Me quieres explicar. 

 

—No me hables de esa manera. Todo esto es tu culpa por mandar a lavar tus trapos sucios con los demás. 

 

Sebastián la fulmino con la mirada mientras intentaba zafarse de la solución líquida para levantarse. 

 

—¿Qué haces? 

 

Sebastián la fulmino con la mirada y siguió levantándose mientras mostraba varias muecas de dolor. 

 

—Oye. No. Estas en observación no puedes levantarte todavía. 

 

—Ella está en peligro, no puedo dejarla sola con Daniel.  

 

—Sí, pero ese no es motivo para que te quieras morir Estás vivo de milagro Sebastián. Además, es de Daniel de quien estamos hablando, en el fondo no es tan malo como lo aparenta. 

 

Sebastián entrecerró los ojos 

 

—Bien ¡joder! 

 

—Podemos pensar en algo. 

 

 —Tenemos que buscarla. 

 

—Tengo una idea. Le enviaré un mensaje a Janet para tranquilizarla, le mentiré y le explicaré que Emily tuvo que comprar algo para comer, por eso tu madre no la vio. Así la dejaré fuera de todo esto, para evitar que Daniel se moleste más de lo debido.  

 

—Mientras tanto voy a llamarla a su celular. 

 

—Bien. 

 

Después de hacer cada uno su parte ambos se miraron más preocupados que antes. 

 

—¿No contesta? 

 

Sebastián negó con la cabeza maldiciendo por lo bajo. 

 

—Iré a buscarla—Dijo Linda tomando su bolso escolar—. Tú te quedas aquí quietecito. 

 

—No puedes ir sola. Tienes prohibido estar cerca de él. 

 

 —Él no me hará nada—aseguro. 

 

Sebastián se golpeó la cabeza. 

 

 —Linda… 

 

—Sebastián… iré, es mi amiga y no voy a dejarla sola otra vez. 

 

Dicho esto, Sebastián suspiro hundiéndose más en la camilla. Linda aferró el bolso a su espalda tomo las llaves del auto que le habían dejado en el estacionamiento del hospital, beso a su novio en la frente y salió de la habitación. 

Por otro lado...

Emily se encontraba en un departamento un poco alejado de la ciudad donde Daniel la había llevado a la fuerza. Encerrada en una cómoda habitación, había pasado las últimas tres horas como castigo ante la impertinencia de su amiga. Rodeada de Libros, almohadas y cuadros elegantes, la muchacha se había entretenido de una y mil maneras, haciendo del castigo una excursión agradable. Aunque en los últimos minutos el encierro la estaba empezando a fastidiar. Comenzó entonces a buscar su celular, el cual estaba sin señal pensó. 




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