(Desde mi punto de vista)
Nuestra querida chica está un poco aturdida con todo a su alrededor, está empezando a atar cabos sueltos y uniendo piezas de un rompe cabeza poco agradable, poco a poco su mundo se está volviendo más complejo dándole la oportunidad de enfrentarse a nuevas situaciones que depende de ella solventarlas o hundirse más dentro del oscuro laberinto que ha empezado a llamar vida.
Sin saberlo sus verdaderos problemas empezaron al volver a la vida de Sebastián de quien ahora teme por pensar en que se ha convertido en alguien desconocido para ella. Teme que esté envuelto en los sucios negocios de Daniel, sin saber que está a punto de descubrir que no solo sus amigos están dentro de este mundo, sino que ella también.
Ya lo dice el viejo refrán, no todo lo que brilla es oro; a veces creemos que conocemos a las personas con solo mirar su fachada, es decir, juzgamos por lo que vemos y oímos, pero no nos preocupamos por ir en búsqueda de la verdad. Y si al caso vamos todos tenemos una verdad que ocultar y esas mis queridos lectores son peores que las mentiras más elaboradas.
Volviendo a la historia, Emily y Sebastián se encontraban en territorio enemigo, probando su suerte. El destino se había encargado de juntarlos allí y fueron ellos mismos quienes se encargaron de cumplir la misión, al volver a unir dos almas que se habían separado en contra de su voluntad. Sebastián estaba realmente nervioso al verse rodeado por los hombres que más lo odiaban en la tierra mientras que Emily recibió una sorpresa que jamás espero.
--Erick, ¿Eres tú? —Susurro con esperanza, al ver aquel rostro tan familiar que una vez quiso tanto. Sus manos comenzaron a temblar a la vez que el rostro del muchacho se hacía visible.
—¿Te conozco preciosa? —Dijo Erick acercándose a ella. Sebastián la detuvo haciéndola retroceder.
—¿Qué estás haciendo? Vas a lograr que nos maten —Le dijo entre dientes.
—Cállate Sebastián. Yo lo conozco —Aseguro con voz quebrada—. Él es… Tú eres.
No sabía cómo decirlo, había pasado mucho tiempo y el hecho de reconocerlo le causaba sorpresa y nostalgia.
—Emily por favor… No hagas nada de lo que nos arrepintamos después. Es imposible que lo conozcas.
—Déjala hablar escoria. ¿De dónde me conoces dulzura?
—No puedo creer que te hayas olvidado de mí. Yo te recuerdo a pesar de que has cumplido tu palabra y has hecho de tu piel un mapa de tinta.
Sus palabras le hicieron recordar aquellos tiempos donde jugaban justos en su país natal y las lágrimas amenazaron con aparecer.
…
—Si mi madre se entera me castigara un mes.
—Deja de quejarte. No se va a enterar. Mi padre ha dejado la máquina en su habitación la he traído en mi bolso.
—Esto no me da buena espina ¿Por qué quieres tatuarme? ¿Va a doler?
—No. Ya me he tatuado. Mira.
—¡Qué feo!
—Por ahora, pero te prometo que cuando crezca estaré tan lleno de tatuajes que mi cuerpo parecerá un mapa bonito y colorido.
—Sigue pareciéndome feo.
—Deja de quejarte y dime donde te lo quieres hacer…
…
—¿Emily? —Dijo Erick minutos después
Ella asintió temblando y sus ojos se humedecieron.
—Emily ¿Eres tú de verdad? —Erick dio varios pasos hasta estar frente a ella.
—Si Erick — Él acaricio su mejilla como cuando eran niños y no pudo evitar sollozar.
—¡Dios, esto es un milagro! —Expreso. Rodeo a Emily con sus brazos y la levanto en el aire enterrando su rostro en el cuello de Emily quien estaba sollozando sin parar.
—Primo, ¿Dónde has estado todo este tiempo? —Dijo sollozando.
Sebastián dio un paso hacia atrás de la impresión. Y sus hombres incluidos Coral murmuraron entre sí. Nadie podía creer lo que estaba pasando, ni siquiera ellos quienes estaban abrazados.
—Mi hermosa niña —le decía Erick levantándola en el aire y dándole pequeños giros a su alrededor—. ¿Cómo es que estas en esta ciudad? Si tú estabas… No entiendo nada prima—. Sebastián se acercó a ellos para averiguar qué era lo que estaba pasando. Erick dejó a Emily en el suelo y lo miro con caras de muy pocos amigos—. ¿Qué haces con él?
—Él es un amigo —Dijo Emily sin dejar de mirar a su primo.
—Cómo es que eres amiga de uno de los mensajeros de la Parca. ¿Acaso tú…
—¿Mensajero de quién? —Asesino con la mirada a Sebastián —Hablas de Daniel.
—Emi no quiero que respondas ni una sola pregunta más de este tipo. Tú no lo conoces— Erick se molestó ante las palabras de Sebastián y les hizo seña a sus hombres para que lo detuvieran.
—No le hagas daño —Le suplico a su primo al ver como sus hombres lo sujetaban de mala manera.
—No entiendo por qué sales en su defensa. En general no entiendo ni que haces aquí frente a mi Emily —El rostro de Erick se llenó de confusión.
—No sabes nada de lo que paso conmigo ¿cierto? —Le pregunto con una expresión de tristeza. La expresión de confusión en el rostro de Erick se intensificó —Mi madre murió cuando vivíamos en Venezuela hace años, mi padre me trajo a este país y me abandono en un orfanato de Charlestón. A Sebastián lo conocí en el orfanato, él es mi amigo desde entonces. Pensé que tú estabas al tanto de todo. Como desapareciste y no supe más nada de ti, pensé que me habías olvidado.
Las palabras de Emily hicieron que el rostro de Erick dejara la confusión para luego transformarse en ira. Sin previo aviso se llevó las manos a la cabeza y le dio una patada a un contenedor de basura dentro del callejón.