Sebastián
—No —Dije—, no tenía la más mínima idea.
Todo esto era una completa basura, sabía que Daniel estaba en malos pasos desde que se mudó con su padrastro, pero esto era el colmo. Nunca me incluí más allá de ser anfitrión de las carreras y las fiestas clandestinas, porque Daniel nunca me lo permitió y no sé hasta qué punto estoy agradecido por eso.
Saber todo esto y ver a Emily temblar me partía el corazón. Nunca imagine que la causa de todo su mal estaba en nuestras narices. Aun mi cerebro no podía asimilar la idea de que Thomas fuera su padre, aunque si lo pensaba bien, Emily se le parecía mucho físicamente.
Trate de abrazarla, pero se alejó, sabía como se sentía y conocerla tanto me asustaba porque sabía lo que estaba pasando por su cabeza en estos momentos. Toda su vida era una mentira, sé que internamente está luchando por mantenerse de pie y no echarse a correr y llorar.
—Prima, no sabes cuánto lamento que tengas que saber todo esto.
—Creo que es mucha información por hoy —Añadí viendo a Emi con preocupación.
—De acuerdo. Es momento de llevarlos a casa.
—No quiero irme a casa, quiero saber toda la historia, necesito saber quién soy. — Exigió y por su esfuerzo Erick tuvo que sujetarla de la cintura para no dejarla caer. —Estás agotada Emily, por favor, deja que te llevemos a casa, necesitas descansar. Tú conoces los límites ya estás a punto de colapsar otra vez. Sé que esto es duro, pero tienes que permanecer fuerte para enfrentar lo que viene. No necesitas saber quién eres, porque sé quién eres.
—Tu amigo tiene razón prima. No necesitas saber nada más por ahora, prometo contarte todo con la única condición que vayas a casa y descanses.
—Lamento ser tan débil —Dijo y rompió a llorar.
Erick la sostuvo entre sus brazos y yo le hice seña para que la subiera a la camioneta, él asintió en respuesta y beso su frente.
—Vamos a casa —le susurro. Yo abrí la puerta trasera de la camioneta y ella se subió sin protestar. Agradecido por su tranquilidad, me senté a su lado atrayéndola hacia mí para que llorara libremente. Se veía tan indefensa, así que mi corazón pedía a gritos que la besara y le dijera que nunca más dejaría que alguien le hiciese daño.
En marcha, Erick nos echó un vistazo.
—¿A dónde los llevo? —nos preguntó.
Emily se quedó en silencio sollozando muy bajito sobre mi pecho.
—A Comunity Worlds, al este de Newark—, le respondí, abrió los ojos como platos y me dio una mirada de sorpresa.
—¿Por quién fue adoptada Emily?
—Por la familia Smith, los dueños de la Corporación Exportadora de Textiles.
—¡¡¡Que!!! —Se sobresaltó—. ¿Cómo es que llegaron a conocerla?
—Es una historia muy larga —Asegure y la verdad que lo era, además, no le tenía la confianza para comenzar a contarle mi vida personal.
—¿Está dormida verdad?
Me fije en su rostro y sí, se encontraba dormida, quite los cabellos de su frente y la asegure con mis brazos para que no estuviera incómoda.
—Sí, lo está.
—Perfecto.
Un momento.
Emily no se quedaría dormida por su propia cuenta así nada más.
—Si te atreviste a usar alguna sustancia en ella… —Amenace viendo como no se despertaba ni con golpecitos en la frente.
—Calma hombre, lo hice por su bien. Lo que use es inofensivo, sin efectos secundarios. Tenía que hacerlo para poder hablar contigo.
—Eres un maldito…
—Sí, sí, bla, bla. No creas que me agrada tener que conversar contigo acerca de temas tan importantes como lo es mi familia. Solo que he visto que ella confía en ti y por alguna razón yo también lo hago. Toda esta historia apenas comienza, así que debemos asegurarnos de protegerla cuando todo salga a la luz.
—¿Protegerla de quién?
—De Thomas, su padre.
Tenía razón, si la había abandonado para luego hacerla pasar por muerta, no iba a contentarse mucho cuando sé enterar de que su hija estaba devuelta y que había conocido a su hijastro.