Amores equivocados

Capitulo XXXII: No es verdad

(Desde mi punto de vista)

 

Al terminar de bañarse el amanecer dio paso a un nuevo día, llenando su angustia de esperanza. El día de ayer fue un suceso que, para ella sin duda sería inolvidable, era como recuperar un pedazo de su ser desprendiéndose de otro, dejándola incompleta. No sabía cómo iba a continuar con su vida, pero sí intuía que debía continuar su camino, ya que a pesar de las circunstancias estaba viva, gozaba de salud y tenía un apoyo incondicional por parte de sus amigos.

 

Decidida a caminar por el fuego camino hacia la habitación en busca de ropa para poder ir a su casa. No le quedaba de otra, tenía que seguir, solo así podría descubrir cómo salir de todos los problemas que se avecinaban.

 

Llegando a la cama, se sorprendió al ver una maleta encima de esta con una nota que leyó al instante.

 

 

Buen día, espero que la noche de chicas haya sido maravillosa.

Te dejé con Paulina, tus cosas personales pensé que querrían irse juntas al colegio.

También le di tu ropa con tus tareas, las hice por ti si no te molesta. No pienso entrenarte más, que tengas un lindo día.

 

Con amor, Janet

 

Sonrió y comenzó a revisar sus cosas, minutos después estaba vestida y arreglada correctamente hasta que un vistazo en el espejo deshizo sus ánimos. Tenía unas ojeras horribles alrededor de sus ojos y su piel se veía más pálida de lo normal. 

 

—Eso tiene arreglo —Dijo su amiga haciéndola saltar del susto.

 

—No vuelvas a aparecer de esa manera ¡Me has pegado un susto tremendo!

 

—Estás segura de que fui yo, no será más bien que fue tu reflejo —Se burló.

 

—Eres imposible Pony salvaje.

 

—Me sigues llamando así y dejaré que te vayas con esas ojeras a la universidad.

 

—Sé que no serias dejar pasar la oportunidad de tenerme como tu maniquí — Persuadió a su amiga mostrándole un labial y una base.

 

—Ven, seré tu hada madrina cenicienta.

 

Se colocó detrás de ella y comenzó a peinarla para luego maquillarla.

 

—Prometo que sí me dejas como un payaso te lo haré pagar.

 

Linda soltó una carcajada y siguió en lo suyo.

 

—Listo —Dijo Linda sonriendo ampliamente con brillos en sus ojos.

 

Emily volteó rápidamente y se miró en el espejo.

 

—Guau. —Se quedó sin palabras al ver el trabajo de su amiga.

 

—Lo sé, soy toda una profesional de la belleza— dijo mirando sus uñas y limpiándolas en su pecho con petulancia. Emily se observó unos segundos más hasta que las lágrimas inundaron sus ojos. —Oh, no, no te ves tan mal, no llores— le dijo en un tono maternal.

 

—No, Linda es solo que nunca imagine llegar a verme así ¡Eres maravillosa!

 

Linda comenzó a sollozar al escuchar sus palabras.

 

—Eres una tonta, esto no es nada.

 

—Para mí, lo es todo hermana —Y eso fue suficiente para que Linda la estrechara en sus brazos.

 

 

Después de desayunar, ambas estaban esperando al chofer para que las llevara a Astrom. Todo el servicio tuvo que ver ante el cambio de look de Emily, quien llevaba el cabello suelto y ondeado esta mañana, además de un perfecto y cuidadoso maquillaje. Paulina, la madre de Linda, le regalo un pequeño botón en forma de mariposa parecido al de Linda para que lo usara en su ropa, detalle que Emily aprecio con todo su corazón.

 

Afuera de la casa, Linda se apretaba las mejillas para adquirir rubor, cosa que a Emily le pareció gracioso. Ella aseguró que así se hacía en la época de Orgullo y prejuicio, un libro que su amiga adoraba. Linda se veía impecable, pensó Emily, su amiga resulto ser el tipo de chicas que así corrieran un maratón o se las llevara un huracán seguían tan perfectas como siempre. Muy estilo coquette.

 

—Quieres que te las pellizque un poco, tal vez así te consigas un Mr. Darcy.

 

—No es necesario, el kilo de maquillaje que has usado en mí hace el efecto por sí solo —Dijo. Miro la casa de sus padres y se le ocurrió una idea—. Sé que sonara tonto, pero ¿Me esperarías un minuto para ir a casa y darles los buenos días a mis tutores?

 

Ly volteo la cabeza como la niña del exorcista.

 

—¿Qué? —Pregunto avergonzada ante la reacción de su amiga.

 

—¿Quién realmente eres y de qué planeta vienés?

 

-Ya. Es una mala idea, lo capto.

 

—No es eso. Es que me sorprende tus actitudes, ayer odiabas a todo el mundo por lo que te contaron acerca de tú sabes quién y hoy no solo me dejas maquilarte, sino que ahora quieres ir a saludar a tus padres adoptivos. Eso amiga se llama identidad. No sé cómo le haces, yo que tu estría planeando vengarme.

 

—¿Vengarme? No amiga, recuerda lo que dice el chavo "La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena", además para que preocuparme por vengarme, si todo lo que se hace se paga y la verdad siempre sale a la luz, es como tú lo dices siempre ahora tengo apoyo del que ni siquiera recuerdo merecer. Tengo que aprender a dejar las cosas pasar hasta que tenga la mente fría para pensar que hacer.

 

—Solo ve —La empujo sonriéndole de forma amable.

 

Linda se quedó de pie viendo como su amiga entraba a su casa de manera tranquila. Ahora comprendía por qué Sebastián la amaba tanto. Emily no solo era una chica increíble, sino que también era un ser humano maravilloso, digno de admirar.

 

—Buenos Días —Le dijo su novio pillándola desprevenida.

 




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