Amores equivocados

Capitulo XXXIII: La verdad de Linda

Linda

 

Todo me daba vueltas, me apoye sobre el lavado para intentar estabilizarme. Odiaba con todo mi ser Educación Física, no podía tolerar el sudor, los ejercicios y todo el esfuerzo que se tenía que hacer. Mire mi reflejo en el espejo y trate de hacerme ver presentable. Luego de unos segundos mi cuerpo comenzaba a cobrar vida ignorando el hecho de que mañana no me podría levantar de nuevo.

 

Camine hacia la salida de los vestidores para buscar a Emily la cual no le afecto ni un poco toda esta actividad extrema. Llegué al campus y no la vi, la clase había acabado y algunos de mis compañeros seguían tendidos en el suelo intentando volver a la vida.

 

<<¿Dónde rayos se habrá metido?>> Pensé mirando a todos lados.

 

Si Sebastián se entera que la deje sola no me quiero imaginar que me dirá o si llega a tropezar con Daniel solo Dios sabe lo que pueda pasar.

                                                                                                                                                   

—Señorita White ¿Se encuentra mejor? —Pregunto el profesor acercándose a mí.

 

—Si señor —Respondí sin dejar de buscarla.

 

—¿Buscando a Smith?

 

Me giré para mirarlo y asentí.

 

—Se ha ido caminando por el antiguo campus. 

Sin perder tiempo le agradecí y comencé a correr —vaya ironía—, en esa dirección. Deteniendo sin aliento cerca de la antigua fuente, levanté la vista para buscarla y no la encontré. Cada minuto que pasaba mi temor comenzaba a ser más grande.

 

—Que solo sea un mal presentimiento y no se haya topado con mi hermano — Rogué al cielo, llevándome las manos al pecho para respirar, hasta que escuche una discusión cerca de los antiguos bebederos.

 

—Sebastián, cálmate... No es lo que piensas. —Esa era la voz de Emi, Dios... 

 

—Ya. Seguro eran imaginaciones mías y no estabas besándolo —Dijo molesto y me acerque para ver que sucedía, mi corazón dio un brinco al ver al trio que de seguro será el causante de mi muerte prematura.

 

—Linda —Dijo Emily mirándome y todos voltearon a verme.

 

—¿Qué pasa aquí? —Pregunte respirando con dificultad.

 

Sebastián volteo a mirarme.

 

<<Seré relleno para almohadas, lo sé.>>

 

—Te pedí una sola cosa Linda, una sola —Repitió enfurecido

 

—Solo fueron un par de minutos —Mee defendí ante su acusación. Yo no era el problema aquí. Así que mire a Emily con el ceño fruncido.

 

—Es que no puedes hacer una sola cosa bien —Me dijo aún más enojado y yo abrí la boca para quejarme, pero la cerré al ver su mirada de advertencia. Esto era injusto. 

 

Sebastián no le hables de esa manera o te voy a dar un puñetazo para que aprendas a hablarle a tu novia —Lo amenazo—, además yo puedo cuidarme solita, ¿No piensas que estas exagerando un poquito?

 

—No Emi no exagero —Respondió cruzándose de brazos.

 

—Paren ya —Intervino Daniel por primera vez—. No entiendo cuál es el problema de que Emily este conmigo, así que corten el rollo de una vez.

 

Sebastián se disparó —¿Cómo que cual es el problema? —Dio dos pasos hacia ellos y Emily se interpuso —, Tu eres el problema Daniel. Ya basta de tu juego y aléjate de nosotros de una vez.

 

—¿Y si no quiero que?

 

—Te voy a dar tu…

 

—¡Ya basta! —Les grito Emily golpeando sorpresivamente el pecho de Sebastián para hacerlo retroceder—. Déjalo en paz Sebastián.

 

Ya va, ya va… ¿Qué está pasando aquí?

 

Observé a los tres y me detuve en Emily quien se encontraba en frente de mi hermano como modo de protección. Un momento… ¿Por qué lo está defendiendo?

 

<<Algo aquí no me huele bien>>

 

Aunque mi amiga está defendiendo a Daniel se nota que le está suplicando con la mirada a Sebastián que lo deje así y desaparezca. Todo su cuerpo estaba tenso como si odiara su posición y su cara inexpresiva solo explicaba una sola cosa: Todo esto era parte de su plan. ¡Dios mío! Ella lo había planeado todo este tiempo, tenía que haberle hecho caso a mi instinto y comprobar que detrás de su tranquilidad había algo más. La sangre subió a mi cabeza y tuve que decidir a qué bando iba a apoyar; a la voz de la cordura que decía que todo esto era una mala idea y que debíamos alejarnos de mi hermano, o a la voz de la desesperación que suplicaba a gritos descubrir la verdad y que por ultimo podría salvar a Daniel de todo lo que se avecina. Mire a Emily.




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