Capitulo XLIII: En mi, no en ti.

(Desde mi punto de vista)

Es inevitable, hay días que no volverán y muchas noches que se irán, llevándose parte de nosotros, por lo que debemos aprender a no dejar que todo lo que nos pase nos afecte. Todos somos pilares de nuestras vidas y depende de nosotros ser fuertes o frágiles ante los vientos que nos quieran derrumbar.

Una vida no está compuesta por una sola historia. Es un error muy grande decir: "Esta es mi historia", cuando hay un camino largo que recorrer... Ni tampoco está compuesta por u solo punto de vista, pues una vida necesita de más de una persona para poder crearse, formarse y desarrollarse en un mundo que esta fuera de nuestro control.

Y en este punto de la historia, creo que lo han entendido perfectamente.

—¿Emily? 

La voz de su padre lleno sus oídos de una forma imprevista. Emily sentía que todo su cuerpo iba a derrumbarse en pedazos por culpa de aquella voz. Cuatro años habían pasado para volver a escuchar su nombre en boca de su padre. No sabía cómo reaccionar, no lo entendía.

—Emily ¿Eres tú? —Al ver que no respondía, su padre la agarró del brazo para girarla y ver su rostro. Hecho esto, su expresión paso de la sorpresa a la decepción.

—Papá —Dijo para sí. Verlo tan cerca removía sentimientos en ella que eran indescriptibles. A su parecer no había cambiado nada. Seguía siendo el hombre atractivo y fuerte que siempre fue pese a que en su cuidado cabello se podían observar algunas canas.

—¿Cómo has salido del orfanato? —Si pregunta le recordó el por qué estaba allí.

Ella no respondió, su respiración se hacía dificultosa y su mente parecía nublada.

—Emily, te estoy hablando. Respóndeme.

 —Suéltame, me estás haciendo daño —Consiguió decir. Thomas contrariado la soltó. Luego observo el rostro de su hija sin saber qué hacer. 

—¿Cómo me has encontrado?

—Eso no importa.

—Niña insolente. ¿Cómo te atreves a responderme así? Soy tu padre.

—No, te equivocas. Tu dejaste de ser mi padre el día en que me abandonaste en ese lugar.

—Fue por tu bien.

—¿Por mi bien? —Emily resoplo incrédula soltando una risita sarcástica.

—Lo preguntare otra vez y quiero que me respondas. ¿Cómo me has encontrado?

—La basura es fácil de encontrar porque desde lejos se percibe su olor —Emily sabía que era un gravísimo error soltar aquello sim embargo no se retractó. Sentía tantas ganas de gritarle y reclamarle que su sangre se empezaba a calentar.

La mirada de Thomas se volvió asesina y tenebrosa. 

—Te equivocas hijita —Respondió pausadamente—, la basura se quedó hace 4 años en un orfanato.

Eso fue un golpe muy bajo para Emily y su padre lo sabía. Con ganas de llorar apretó sus puños y pensó en cómo salir de aquel lugar recordando al final que no podía irse dejando a Daniel en sus manos. 

Sus pensamientos estaban divididos en dos. Por una parte, quería gritarle todo lo que se merecía y por el otro abrazarlo y pedirle la bendición como siempre hacia cuando era una niña. Esta segunda opción era inaudita. ¿Cómo seguir queriendo a un ser tan despreciable como Thomas? La respuesta es simple: a pesar de todo, seguía siendo su padre y ella muy en el fondo lo seguía queriendo.

—Sé que en estos momentos me estas odiando. No te lo reprochare. Solo te diré una cosa: Todo lo que hice, lo hice por tu bien.

—¿Por qué Thomas? —Fue lo único que pudo preguntar.

—¿Qué porque te abandone? —Su padre se encogió de hombros. Se sentó sobre la mesa del escritorio y se llevó la mano a la barbilla en un gesto pensativo—. No podía traerte conmigo. Me eras inútil para mis planes.

—No me refiero a eso —Los ojos claros de su padre se fijaron en los suyos—. Lo que quiero saber es porqué mataste a mi madre. 

—¿Qué has dicho? —El ceño de Thomas se profundizo haciendo ver sus arrugas con mejor claridad. Al escuchar esa pregunta parecía como si hubiese envejecido de repente.

—Lo escuchaste perfectamente. Quiero la verdad sobre ti. Necesito escuchar todo de tu boca. Porque no lo entiendo y me duele reconocerlo.