Alexis salió de su oficina para ir a la oficina de Alejandra nesecitaba poner punto final a lo que sea que estaba pasando
—No creo que venga —hablo Rubén
—Ya está por llegar —sonrio mientras se sentaba en su regazo
—No me gusta esto Alejandra —la tomo por la cintura para levantarla —, sabes perfectamente...
No pudo continuar cuando la puerta es abierta
—Lo siento —dijo Alexis entre dientes —, Alejandra ¿Podemos hablar?
—Claro —sonrio —, Rubén puedes dejarnos un momento
—Si claro, te veré luego —dijo sin apartar la mirada de Alexis
El no le quitó la mirada hasta que salió de aquella oficina
—Tu dirás —sonrio —, que puedo hacer por ti
El la observó como ella se acercaba peligrosamente a él y cuando ella iba a besarlo. El la aparto tomándola por los hombros
—No juegues conmigo —dijo entre dientes —. Yo no soy un juguete para tu diversión
—Yo no juego Alexis —sonrio acercándose aún más —. Yo lo que quiero lo consigo, seré directa tú me atraes y mucho
—Estoy comprometido —le hizo saber
—Yo no te estoy pidiendo que la dejes —rozo su labios —, simplemente te estoy ofreciendo sexo sin compromiso ni ataduras
—Debes de saber —la aparto —, yo soy hombre de una sola mujer y no quiero faltarle a Yeimi
—Eso no me importa ya debes saber Alexis —se acercó rozando sus labios —, todo lo que quiero lo consigo
Tomo sus labios con pasión mientras enrollaban sus brazos en sus cuello, sintió las fuertes manos de Alexis en sus caderas atrayendo la hacia el. Era una nesecidad, tenía que volver a estar en sus brazos era por amor más que por venganza pero se negaba a aceptarlo por qué eso sería volver a tener esa vulnerabilidad, era... volver a sufrir y eso era algo que ella no podria. Tenía que ser fuerte y no dejar que nublaran la razón, más ahora que por fin los tenía en sus manos
—Si eso es todo lo que tenías que decirme —se aparto sentándose en su silla —. Te puedes retirar, tengo mucho trabajo
El solo apretó la mandíbula y sus puños mientras salía de ahí azotando la puerta
[…]
No sabía que era lo que sentía pero era un dolor que se instalaba en su pecho. Hace unas horas estaba en aquella oficina besando a Alejandra y ahora iba por las calles a reunirse con el detective, aquel que había contratado para buscar a su amada. Tal vez era un estupido como decía Yeimi, pero no podía evitar pensar en ella; fue a la única mujer que en verdad amo y el saber que ella lo dejó por alguien con más dinero le causaba mucho dolor. Aparcó el auto en aquel restaurante donde lo esperaba, nervioso bajo esperando encontrar las respiraciones a todas sus preguntas. Al entra encontró al señor Asdrimal
—Señor Adrimal —estrechó su mano
—Señor Alcázar le —le señalo la silla —, por favor tome asiento
—Gracias, ¿Que ha podido averiguar? ¿La encontró?
—Lamento no traer lo que usted desea, ppero —sacó de su portafolio una carpeta —, se le vio por última vez en Puerto Rico en compañía del señor... Ethan del Castillo Acevedo
—¿Era... su esposo? —preguntó con un nudo en la garganta
—No, tengo entendido que era un amigo pero —lo miro a los ojos —, también se le vio en compañía de otra persona
—¿Quién?
El buscó en los papeles, le señalo el nombre y el abrió abruptamente los ojos
—Rubén... Cáceres —susurró Alexis y el detective asintió