Amores Imposibles

Capítulo 31

Antonella miraba a su hija mientras comían en el comedor, habían llegado a la hacienda dónde ella vivía encontrándola hecha un mar de lágrimas por eso no dudo en sacarla de una vez de ahí. Antonella se encontró con la mirada de su esposo que pensaba lo mismo al ver a su pequeña tan apagada. Estaba volviendo a su depresión, esa época era para ellos la peor de todas la habían visto consumirse en una profunda tristeza que temían que ella hiciera alguna locura

—Ale, cariño —la llamo dulcemente su madre —. Alejandra

Ella alzo la vista componiendo su mejor sonrisa

—Lo siento madre, ¿Qué decías?

—Cariño ¿Estas bien? Necesitas que hablemos —ella negó

—Tranquila madre, estoy bien —alejo el plato con la comida intacta —. Si me lo permiten iré a mi habitación a descansen

—Pero hija, no has comido nada —señalo el plato su padre

Ella dirigió su mirada hacia el plato por un segundo negando antes de voltear y contestar

—No tengo apetito 

—Está bien, piccola ti amiamo

—Voglio bene alla tua mamma —beso su mejilla antes de voltear hacia su padre y darle un beso en la mejilla —. Ti amo papà

Se subió las escaleras desapareciendo del campo de visión

—Me preocupa la niña Dante

—Lo se amore, a mí también —soltó un suspiro —, y me temo que vuelva a recaer

—No, amore. Fue un golpe muy fuerte para todos, jamás en mi vida había sentido tanto miedo

—Pero ella no quiere decirme porque esta así

—Llama a Olivia, ella debe de saber lo que pasa con su hermana —le aconsejo su marido y ella asintió

Antonella tomo su teléfono para  marcarle a su otra hija. Un timbre, dos, tres y cuando ella pensó que su hija no iba a contestar la profunda voz de un hombre se escuchó al otro lado de la línea

—Bueno —hablo Antonella

—¿Quién habla?

—Creo que esa pregunta debería hacerla yo ¿Quién es usted? ¿Y por qué contesta el celular de mi hija?

—Lo siento señora, lo que pasa es que ella en estos momentos no puede contestar

—¿Por qué no puede? Y no me ha contestado ¿Quién es usted?

—Mil disculpas, soy León, León Alcázar y Valle —miro a Olivia —, y ahorita su hija está en el hospital

—¡En el hospital! —exclamo Antonella —, ¿Por qué? ¿Qué le ha pasado a mi niña?

—Tranquilices señora, ella está bien no es nada grabe —le seguro —. Para que este más tranquila aquí se la pasó

Y en un segundo escucho la voz de su hija

—mia figlia, ¿Estas bien? ¿Por qué estás en el hospital?

—Tranquila mamma, estoy bien —suspiro —, no es nada grave. Solo un simple rasguño

—¿Seguro hija? Porque si no voy hasta donde estés y…

—Tranquila mamma, estoy bien mejor quédate con Alejandra que estoy segura que ella te necesita mucho más que yo

—Bene, pero cualquier cosa me avisas para ir hasta donde estés ¿Bene?

—Bene, ho capito —le mando un beso — Voglio bene alla tua mamma. Ciao

Antonella colgó suspirando

—¿Bene? ¡Que te ha dicho la bambina?

—Que no es nada de cuidado, solo un rasguño —Dante suspiro de alivio

—Menos mal, ¿Y que te dijo de Alejandra?

—No le he podido preguntar? Mejor voy a ver a Ale y que ella misma me lo cuente

—Bene, buona fortuna

Le deseo antes de verla subir las escaleras. Sus pequeñas niñas, aunque no lo dijeran él sabía que ellas habían sufrido demasiado. Aun podía recordar cuando las encontró junto con su esposa, Alejandra estaba en una depresión que la consumía totalmente su esposa la acogió como su hija y la ayudo a salir adelante con eso. Mientas que con Olivia todo fue más difícil, los repelaba como si temiera que le fueran a ser daño no podía dormir con las luces apagadas sin despertar aterrada y bañada en lágrimas, hasta la fecha de hoy es así por eso siempre duerme con una lámpara encendida. Sus pobres niñas. Llevo su mano hasta su mejilla donde corría una lágrima que limpio con el dorso de su mano. Olivia se encontraba sentada en la camilla de ese hospital mientras León la observaba

—Basta de verme así León 

—¿Por qué dijiste que me iría contigo a Milán?

—¿Estas molesto por eso? —pregunto con voz dulce —, solo lo die porque creo que deberías de alejarte de esa chiquilla, estar cerca de ella te esta haciendo daño León ¿A caso no lo ves?

—Eres mi amiga Olivia, pero eso no te da derecho a decidir por mí y mucho menos imponerme las cosas

—¿Imponerte las cosas? —preguntó con una risa carente de humor —, ¿A caso tienes 2 años? Para que yo tenga que imponerte en contra de tu voluntad y por si  al no lo recuerdo tu aceptaste iniciar todo esto

—¿Yo acepte?

—¡Si! Cuando seguiste con el juego haciendo ver que somos algo más que amigo

Él solo negó antes de darse la media vuelta he irse, ella tenía razón fue él que empezó con todo eso y era él mismo quien acabaría con eso por eso camino con dirección hasta la habitación de Yeimy donde sabía que estaría ella y cuando llego escucho aquellas palabras de la voz de su hermano

—Ya figue la fecha de la boda, nos casaremos dentro de dos semanas

León observo por la rendija de la puerta entreabierta como Alexis tomaba las manos de Yeimy y las besaba

—Nos casaremos y nos iremos a vivir a donde tú quieras. París, Argentina, Inglaterra. Donde tú quieras iremos y viviremos muy felices como siempre quisiste

León limpio las lágrimas que salió de sus ojos, con cada palabra una grieta se formaba en su corazón. Sintió una mano en su hombro haciendo que volteó a ver de quien se trataba

—No lo hago por controlarte León —alzo su mano limpiando su lagrimas —, te digo esto porque me duele verte sufrir

—Es algo que no podemos evitar —susurro —, cuando se ama duele

—Pero es algo que no debería doler

Olivia limpio las lágrimas antes de mirarse y que él descendiera para posar sus labios sobre los de ella, beso sus labios lentamente apreciando cada mínimo rose de aquellos labios dejándose llevar por la dulzura que esos labios le trasmitían. Apoyo su frente sobre la de ella justo cuando la puerta era abierta



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En el texto hay: vengaza, pasion, amor

Editado: 03.07.2024

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